Matanzas, ‘la Atenas’ de Cuba

Una pregunta caprichosa: ¿Te gustan los puentes? A Matanzas la llaman la Atenas de Cuba y la ciudad de los puentes.

08 DE ENERO DE 2013 · 23:00

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Sigamos. Salgamos de La Habana. Conduce por la carretera nacional hasta el kilómetro 100 aproximadamente, dirección Este. Estás llegando a Matanzas. Despacio. Detente antes de entrar a la ciudad. Mira a tu izquierda. ¿Qué ves? ¡Agua! ¿Agua? ¡Es la bellísima Bahía de Matanzas, siete kilómetros de largo y once de ancho! Entre las bahías cubanas es la que presenta mayor profundidad, 600 metros. Aquí desaguan cuatro ríos. En mis viajes por el mundo he visto importantes bahías: la de San Francisco, la de Río de Janeiro, la de Cádiz, la de Hong Kong, la de Nueva York, con la estatua de la libertad presidiéndola, la bellísima bahía de Halong, en Vietnan, otras más que no recuerdo. Esta de Matanzas te deslumbrará, te seducirá, como me ocurrió a mí la primera vez que la contemplé, en 1987. Desde entonces habré ido a Matanzas unas cincuenta veces. Jamás entro en la ciudad sin extasiarme antes durante varios minutos en la contemplación de su bahía. Los libros de historia dicen que Matanzas fue fundada en torno a 1693 “por una treintena de familias canarias”.En mis viajes por la isla he conocido a muchos cubanos de origen canario. Pero en esa fecha, a finales del siglo XVII, ¿ya emigraban canarios a Cuba? ¿Llegaron ellos antes que los gallegos? Los mismos libros cuentan que aquellos españoles hicieron en la bahía un puerto donde efectuaban grandes matanzas de cerdos y reses con destino a España. De aquí puede venir el nombre de la ciudad, que en su origen la bautizaron con este largo nombre: “San Carlos y San Severino de Matanzas”. ¡Los santos católicos en el origen de todo, hasta de los pueblos! Hoy día Matanzas es una ciudad de 750.000 habitantes, dividida en 14 municipios. La llaman La Atenas de Cuba, por su arquitectura y su relevancia cultural. ¿Por donde quieres empezar el recorrido turístico? Yo te llevaría a un lugar que es único en el mundo, eso dicen allí: El museo farmacéutico. Se encuentra en la calle Milanés, esquina al Ayuntamiento. Se trata de una botica francesa fundada en enero de 1882 por los doctores Ernesto Triolet y Juan Fermín Figueroa. Autores cubanos insisten en que es la única en el mundo que se conserva intacta con los frascos recetarios y estanterías originales. Vale la pena concederle al menos una hora. Si no te duele la cabeza con el examen de tantos medicamentos acércate a la Plaza de la Libertad. En el centro se alza un fantástico monumento al héroe nacional José Martí, realizado en bronce por el italiano Salvatore Buemí. Estatuas con la imagen de Martí verás en casi todas las ciudades y pueblos de Cuba. Lo que me gusta de esta, lo que la hace singular, es la figura femenina que yace a los pies de Martí, una delicada mujer sensual con los pechos al aire rompiendo las cadenas de la esclavitud. Estatua de la libertad. La catedral católica terminó de construirse en 1736, y la Iglesia de San Pedro en 1800. Puedes admirar las fachadas, donde se mezclan influencias de diferentes estilos, y recorrer los interiores, si es que te interesan los monumentos católicos. Si has entrado y has salido de los templos, inyecta aire a tu mente y a tus pulmones subiendo al Castillo de San Severino, Museo Nacional de la Ruta del Esclavo. Se trata de una antigua fortaleza que los gobernantes españoles proyectaron en el siglo XVII para defender la bahía. Luego la convirtieron en prisión para castigar a quienes luchaban por la independencia de Cuba. Declarado Monumento Nacional en 1978, es sede del Museo de la Ruta de los Esclavos en América. Desde sus alturas puedes disfrutar una amplia panorámica de la ciudad. Ahora pasa desde las alturas a las profundidades y acércate a la cueva de Bellamar. Sin pretenderlo, sin siquiera imaginar su existencia, esta cueva fue descubierta en 1861 por un grupo de sudorosos esclavos que trabajaban en una cantera de cal. Dice Antonio Núñez que en Bellamar “se había descubierto una de las cuevas más extraordinarias por la belleza de sus cristalizaciones, casi única en el mundo”. Desde entonces la Cueva de Bellamar ha sido visitada por miles de turistas e investigadores. Si llegas a Matanzas, no dejes de verla. Sólo se encuentra a unos tres kilómetros del centro de la ciudad. Luego regresa al corazón de la villa. En uno de los edificios más importantes de la Plaza de la Vigía te encontrarás con el Museo Provincial Palacio de Junco, declarado Monumento Nacional. Tiene importantes colecciones de historia, arte y arqueología. Este Museo lo tienes en la calle Milanés, esquina con Magdalena y Ayllón. Una pregunta caprichosa: ¿Te gustan los puentes? A Matanzas la llaman la Atenas de Cuba y la ciudad de los puentes. Algunos son auténticos prodigios de la ingeniería industrial. Destacan el de Bacunayagua, el Lacret Morlott, el Puente General Calixto García y el Puente Giratorio, que permite el enlace ferroviario con el muelle Dubrocq. Gira con un motor eléctrico. Desde la más remota antigüedad hay referencias acerca de la utilización de puentes militares sobre apoyos flotantes. El emperador romano Julio César empleó puentes fijos apoyados en caballetes de madera. Los puentes de Matanzas son un medio de comunicación y de unión entre habitantes de los distintos barrios. Después de todo, esta es su misión. Cuando hablamos de tender un puente nos estamos refiriendo a hacer cuanto podamos para que cese la frialdad o la tirantez entre los seres humanos. Matanzas es también una ciudad eminentemente cultural. Pintores matanceños han inmortalizado su genio en la reproducción de casas y cosas, de monumentos y paisajes. De aquí salieron poetas ilustres como Agustín Acosta y Bonifacio Byrme. Carilda Oliver, poetisa de exquisita sensibilidad, ganó el Premio Nacional de Literatura en 1997. En Matanzas nacieron los músicos José Silvestre y Dámaso Pérez Prado, creador del mambo. El teatro Souto está considerado como uno de los mejores del país, plaza obligada de festivales y conciertos. Este último apunte es guerrero, pero puede ser también turístico. El 16 de abril de 1961 fuerzas invasoras apoyadas por Estados Unidos desembarcaron en Bahía Cochinos. El cuerpo militar, compuesto por exiliados cubanos entrenados por la CIA con la aprobación del presidente Kennedy, se proponía invadir Cuba. El Gobierno de la isla reaccionó con rapidez. Ambos bandos se enfrentaron en una batalla que duró 72 horas. Los invasores fueron totalmente derrotados por las fuerzas comandadas por Fidel Castro. Murieron más de un centenar de ellos. Otros 1.200 fueron hechos prisioneros, junto con importante material bélico. Al escribir sobre Matanzas no puedo silenciar este evento. Si tienes interés en conocer los lugares donde ocurrieron has de conducir hasta el municipio de Zapata. De Matanzas a Bahía Cochinos hay 120 kilómetros, y 32 más hasta playa Girón, donde tuvo lugar el grueso de la contienda. También hubo escaramuzas en Playa Larga. Nada más. Te dejo. Nos veremos en Varadero.

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