Haití, ¿castigo de Dios?
Estoy bosquejando un amplio artículo sobre Haití que publicaré más adelante. Conozco bien ese país, donde he estado en siete ocasiones. Ahora mismo pergeño estas líneas porque no puedo contener la indignación que me producen algunos juicios impíos (faltos de piedad) sobre la tragedia que ha vivido y está viviendo el pueblo haitiano.
04 DE FEBRERO DE 2010 · 23:00
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Un pastor evangélico muy conocido en Estados Unidos, Pat Robertson, ha dicho que lo ocurrido en Haití es un castigo de Dios. Lo ha predicado desde el púlpito, lo ha repetido en la radio y en la televisión. Sé cómo piensa el tal Robertson y no me sorprenden sus palabras. Mis problemas de columna me impiden salir a la calle estos días por orden de dos señores médicos, pero esto no me mantiene desinformado. Yo no salgo, pero periódicos, revistas, correos electrónicos, entran. Llegan a mi despacho escritos en castellano, francés e inglés. Estoy al día de lo que ocurre y de lo que se dice. El predicador norteamericano no ha sido el único malhablado. He leído semejante injuria repetida por otros líderes evangélicos y por algún obispo católico.
Blasfeman. Blasfeman contra Dios, contra la Palabra de Dios, contra la dignidad humana, contra la fe, contra la razón, contra la lógica, contra el sentimiento, contra el amor, cubren de blasfemias todas las nubes del cielo, el sol, la luna, las estrellas, el corazón de Dios, el trono del Cordero.
Olvidémonos de Sodoma y demás ciudades construidas en la cuenca sur del Mar Muerto, único argumento que esgrime Robertson para justificar una devastación colectiva por imperativo divino. ¿Qué tiene que ver Haití con Sodoma? Los haitianos muertos no eran sodomitas. Pecadores, más o menos como los hay en los demás pueblos. Pero, desde luego, menos pecadores que los norteamericanos y que los europeos, donde la sodomía sobrepasa a la de Sodoma y Gomorra.
¿No leen esos señores los escritos bíblicos donde se dice que cada cual llevará su propio pecado y cada ser humano dará a Dios razón de si? ¿Todos los muertos en Haití eran pecadores y merecían el castigo de Dios? ¿Los niños también fueron castigados por Dios? ¿Y los viejos, y las mujeres embarazadas? ¿Qué clase de dios (en minúscula) sería ése? En el silencio de la noche tengo que poner mordaza y cadenas de hierro al pensamiento para no escribir aquí todo lo que acude en estos momentos a mi cerebro.
Un país donde el 80 por 100 de sus habitantes vivían con menos de un euro al día, ¿necesitaba más castigo? ¿Castigo de Dios? ¡Por Dios!
¿Por qué no se lee, se aprende y se predica la lección de 1º de Reyes 19:11-13, donde la Palabra divina enseña que Dios no está en los terremotos, ni en los incendios, ni en los huracanes, fenómenos producidos por las leyes que rigen la naturaleza? El cosmos está hecho de orden y de desorden. Las montañas y mares que son teatro de encantadora armonía lo son también de avalanchas catastróficas. ¿Por qué decimos que la Naturaleza es una madre cuando nos proporciona el bien y responsabilizamos al Padre cuando se vuelve hostil y enemiga del hombre?
Decir que lo de Haití ha sido un castigo de Dios es desconocer completamente al Dios de la Biblia. Lávese la lengua con agua oxigenada el señor Robertson y los que como él piensan.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Enfoque - Haití, ¿castigo de Dios?