Billy Graham y George Bush

El pasado otoño Billy Graham cumplió 88 años. Nació el 7 de noviembre de 1918 cerca de Charlotte, en Carolina del Norte. Educado en un hogar cristiano, tenía 16 años cuando decidió dedicar su vida a la predicación del Evangelio. Estudió durante un tiempo en la Universidad fundamentalista Bob Jones, en Tennessee. Más tarde ingresó en la Universidad de la Trinidad, en Florida, donde se graduó en Teología. De allí pasó a la Universidad Wheaton, en Illinois, Chicago. Aquí conoció a la joven Ruth Bel

15 DE MARZO DE 2007 · 23:00

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Integrado totalmente en la Convención de los Bautistas del Sur de Estados Unidos, se dio a conocer como evangelista de prestigio en una gigantesca campaña que tuvo lugar en el Madison Square Garden, en Nueva York, en 1957. Desde entonces, este instrumento humano de Jesucristo, respetado y querido en gran parte del mundo, ha anunciado el mensaje del Evangelio eterno a 210 millones de personas en 185 países, según datos que constan en su biografía oficial. La que fue su última cruzada espiritual tuvo lugar en Nueva York, precisamente la ciudad que le lanzó internacionalmente, en junio de 2005. A pesar de la edad, 86 años entonces, Billy Graham habló con claridad y determinación durante tres días a unas 80.000 personas. La organización de la campaña costó siete millones de dólares, que fueron donados por sus numerosos seguidores en Estados Unidos. Ahora vive prácticamente recluido en su casa de campo en Montreal, Carolina del Norte. Las enfermedades no han perdonado a éste hijo de Dios. Su cuerpo está afectado por el Parkinson; tiene exceso de fluido en el cerebro, fractura de cadera que dificulta sus pasos y cáncer de próstata. Su esposa Ruth vive aquejada por otro tipo de enfermedades. En medio siglo de ministerio cristiano que le ha llevado por todos los continentes, Billy Graham ha experimentado grandes satisfacciones y también ha sido afectado por algunos asuntos escabrosos. En 2002 se hicieron públicas en Estados Unidos y en Inglaterra unas cintas magnetofónicas grabadas en la Casa Blanca siendo presidente del país Richard Nixon. En una de esas cintas se oye la voz de Billy Graham coincidiendo con Nixon en el dominio de la comunicación en Estados Unidos por los judíos liberales. “Ellos son los que están emitiendo material pornográfico”, decía el evangelista, quien añadía: “Muchos judíos son grandes amigos míos, revolotean a mi alrededor y son amables conmigo porque saben que yo también lo soy de Israel. Pero no saben qué pienso realmente sobre lo que le están haciendo a este país. Yo no tengo poder, no tengo forma de ocuparme de ellos, pero me alzaría si se dieran las circunstancias”. Cuando las cintas se hicieron públicas hace cinco años, Biblly Graham emitió un comunicado pidiendo disculpas y se entrevistó con un grupo de líderes judíos norteamericanos. Aquél mismo año 2002 su hijo Franklin, ahora presidente de la Asociación Evangelística Billy Graham, dio lugar a otro escándalo con el mundo musulmán al definir al Islam como “una religión malévola y perversa”. Desde Truman a principios de los años 50, Billy Graham ha sido amigo y asesor de todos los presidentes que han gobernado en Estados Unidos. Quien más le debe es el actual, George W. Bush. Es conocida la dependencia del alcohol y el amor a la buena vida que gustaba al joven Bush. Tal como lo cuenta Harold Bloom en su libro “¿DÓNDE SE ENCUENTRA LA SABIDURÍA?”, preocupado el padre por el comportamiento díscolo del hijo pidió ayuda a Billy Graham. Por entonces, afirma Bloom, Bush era “un famoso playboy, bebedor y consumidor de drogas”. El evangelista acudió a la finca de los Bush en Maine, estuvo con él durante un corto período de tiempo, y el resultado fue la conversión de Bush, quien entonces tenía 40 años, a la fe cristiana. A partir de aquella experiencia espiritual, que él mismo ha definido como un nuevo nacimiento, el actual presidente norteamericano lee la Biblia, ora y busca la comunicación con Dios. Tanto, que se cree elegido de Dios para misiones de riesgo. En octubre de 2005 la cadena pública de televisión B.B.C. lanzó una noticia que sorprendió en medios políticos y diplomáticos de todo el mundo. La historia para España la contó Yolanda Monge, corresponsal del diario “EL PAÍS” en Washington (8-10-2005). En un encuentro entre el líder palestino Nabie Shaath y Bush en el balneario turístico de Sharm Sheij, en la península del Sinaí, Bush dijo a su interlocutor que estaba “movido por una misión divina”. Según relató Shaat ante las cámaras de televisión, el presidente norteamericano añadió: “Dios me ha dicho: George, ve y lucha contra esos terroristas de Afganistán. Y yo lo hice: Y Dios me dijo: George, pon fin a la tiranía en Irak. Y lo hice. Y ahora, siento aún la palabra de Dios que me dice: da un Estado a los palestinos y seguridad a los israelíes. Logra la paz para Oriente próximo. Y por Dios que lo haré”. Como era de esperar, tanto Bush como sus portavoces lo desmintieron todo. Jamás hubo tal conversación, dijeron. Quedó la palabra de uno contra la palabra del otro. Como siempre, desde el rifirrafe entre Adán y Eva.

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