Una pasión construida a diario

Oliver Tarquis y Cristina Gálvez cuentan su experiencia al lanzarse al emprendimiento con una guardería infantil bilingüe.

10 DE SEPTIEMBRE DE 2024
11:30 CEST
Little Clovers, una guardería infantil en la zona de la Hortaleza (Madrid)./ Cedida,
Little Clovers, una guardería infantil en la zona de la Hortaleza (Madrid)./ Cedida

Oliver Tarquis y su esposa Cristina Gálvez son dos profesionales de la educación que dirigen con mucho esmero la escuela infantil Little Clovers. Desde sus inicios matrimoniales, querían tener su propio centro de aprendizaje hasta que un día tomaron la decisión de buscar escuelas en traspaso para hacer este sueño una realidad.

Lo que más inquietó a estos jóvenes emprendedores madrileños fue la falta de liquidez. “Estábamos recién casados, teníamos nada y menos. Todo lo veíamos casi inalcanzable, necesitábamos unos socios capitalistas del cielo”, comentó Oliver.

Cristina tenía buena relación con las familias de los niños en la escuela donde trabajaba y en medio de una conversación “providencial” con una madre, aparecieron esos socios; fue un matrimonio que quería invertir en un negocio.

“Le conté a esta mami nuestra idea, se interesó mucho en el proyecto y al cabo de unos días nos reunimos con su marido, todo resultó mejor de lo que hubiéramos imaginado y desde el 2016 somos socios”, narró Cristina muy emocionada.

Una pasión construida a diario

Oliver y Cristina, los fundadores de Little Clovers./ Cedida

“No somos una más del montón”

En Little Clovers se imparte un proyecto educativo bilingüe. “No es algo común en las escuelas infantiles, pero en la nuestra les ofrecemos una inmersión 100% en inglés a niños que están por desarrollar sus habilidades lingüísticas, a través de actividades lúdicas e interactivas, estamos hablando de peques de 0 a 3 añitos”, resaltó la docente.

Además, la escuela ha suscrito convenios con colegios británicos de prestigio para que los niños formados en la lengua inglesa puedan dar continuidad a sus estudios, y de esa manera, consolidar una de las habilidades más demandadas en la actualidad debido a la rápida globalización.

“También trabajamos con metodologías reconocidas como Montessori, Pikler, disciplina positiva e inteligencia múltiple, tenemos cocina propia, patios exteriores con eco huerto y más”, agregó Oliver.

Si bien es cierto que Little Clovers no es un proyecto religioso, la pareja añade valores “eternos” a los pequeños, sus familias y al equipo de trabajo a través de las relaciones sanas.

 

Retos superados y a la vista

Little Clovers fue una de las escuelas que “sobrevivió” a la pandemia del coronavirus. “Fue un tiempo de reflexión profunda, oíamos que estaban cerrando escuelas, y nos preguntábamos si era el momento de poner punto y final también. Si no hubiera sido por la buena administración que llevamos no habríamos soportado”, resaltaron.

Cuando pasó el confinamiento, el balance fue positivo a nivel de mercado porque aumentó la matricula. Actualmente entre 65 y 70 niños son atendidos todos los días en el centro de educación bilingüe.

Sin embargo, resaltaron que una de las realidades a la que están atentos, es la caída en la natalidad en España. En 2023, según datos publicados por el INE y recogidos por el registro civil, nacieron 322.075 bebés, la cifra más baja desde 1941.

“Ahora nos enfrentamos a otros retos, el descenso vertiginoso de la natalidad en nuestro país. También podríamos sumar la competencia con las escuelas públicas, sin embargo, ya nos hemos hecho un nombre por la exclusividad de nuestro modelo de enseñanza”, expresó la joven emprendedora.

Una pasión construida a diario

Algunos de los servicios que ofrecen en Little Clovers./Cedida

El cuidado es lo primero

La escuela tiene 10 trabajadores en su plantilla, entre profesores, personal de cocina y mantenimiento. “Somos cuidadosos en los procesos selectivos de los empleados, además de buenos profesionales, buscamos personas con vocación, que sepan cómo tratar a los niños y a sus familias, con cariño, paciencia, respeto y transparencia”, destacó Oliver.

“Gestionar un equipo de trabajo es complicado, genera un desgaste emocional porque tienes que buscar el equilibrio entre dirigir y empatizar, sabemos que un buen clima laboral hace que las cosas funcionen mejor. Cuando hay que hacer llamados de atención es más fácil hacerlo como matrimonio”, señaló Cristina.

 

Recomendaciones para emprendedores

Los directores de la escuela son bastante jóvenes, 31 y 34 años. Aun así, tienen una experiencia que compartir sobre la arriesgada aventura de emprender. “Lo primero que aconsejo es que tengan una visión clara de lo que quieres hacer, implicarte en el proyecto, asumir que la economía del autónomo es complicada y va día a día”, resaltó Oliver.

“Esforzarse, eso no se negocia. Invertir tiempo, compromiso con los objetivos que quieres alcanzar, pero sobre todo confiar en Dios”, añadió Cristina.

Si quieres conocer más del trabajo que realizan en Little Clovers, puedes visitar su página web o seguir sus cuentas en Instagram y Facebook.

 

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