En busca de la felicidad

La misma Biblia nos revela auténticas paradojas sobre el camino de la verdadera felicidad como por ejemplo, morir a nuestro egocentrismo para vivir una vida de plenitud espiritual.

28 DE ABRIL DE 2024 · 09:20

 Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@100gray">Gray</a>, Unsplash CC0.,
Imagen de Gray, Unsplash CC0.

Quizás este artículo resulte una reflexión muy simplificada acerca de la felicidad.

Por cierto este título no tiene nada que ver con la película estrenada hace unos años, En busca de la felicidad basada en la historia real de Chris Gardner (aunque la historia es muy sugerente), dirigida por Gabriele Muccino y protagonizada por Will Smith y su hijo Jaden Smith, realizando ambos una magnífica interpretación.

Pero  tampoco se trata exactamente de la tesis del profesor de la Universidad de Harvard Tal Ben-Shahar (conocido como el gurú de la felicidad), hoy convertida en la cátedra que dicta el curso “Mayor felicidad” que, a pesar de ser electivo, atrae a unos 1.400 alumnos por semestre.

Esta cátedra está fundamentada en encuestas y estudios de campo sobre las características y componentes que permiten vivir felizmente. 

Desde el propio Séneca inquiriendo Sobre la felicidad y siguiendo por el Dalai Lama con su obra El arte de la felicidad y algunas como son El viaje a la felicidad de Eduard Punset y Las gafas de la felicidad y sucedáneos de Rafael de Santandreu y muchos de temas relacionados sobre la felicidad de la prestigiosa psiquiatra Marian Rojas, por supuesto la lista de prestigiosos autores y de infinidad de publicaciones al respecto es realmente interminable

Hace algún tiempo pude asistir como invitado junto a otros líderes cristianos a una charla coloquio en la Universidad de Sociología de Barcelona a lo que se ha dado en llamar, la Cátedra de la Felicidad; y este equipo de investigación y estudio curiosamente trabaja analizando las diferentes causas y razones tanto de la felicidad como de la infelicidad, relacionadas estas con el medio en el que vivimos, así como la conciliación de la vida laboral con la vida social y familiar y otros aspectos espaciales y arquitectónicos de nuestras ciudades y viviendas.

Por supuesto que también es materia de estudio el fenómeno religioso con respecto a la felicidad de los individuos y otros muchos aspectos recogidos en una encuesta global sobre valores y aspiraciones de la gente en diferentes partes del mundo.

Pero lo que más me llamo la atención es lo que en otro tiempo nos hubiera parecido una auténtica majadería para muchos, como es nada más y nada menos que toda una cátedra académica y universitaria sobre la felicidad.

Esta curiosa iniciativa es una clara demostración de cómo cambian los tiempos. El noble deseo de ser felices y la incesante búsqueda de la felicidad esta insertada en nuestra alma mater porque todos de una u otra manera soñamos con una vida y un mundo mejor y más estable, que difícilmente logramos encontrar en nuestros días.

Yo diría que prácticamente casi todos los mortales nos pasamos la vida en busca de la felicidad personal como si de una incesante peregrinación se tratase a la búsqueda de la tan codiciada piedra filosofal de la felicidad terrenal. 

La misma Biblia nos revela auténticas paradojas sobre el camino de la verdadera felicidad como por ejemplo, morir a nuestro egocentrismo para vivir una vida de plenitud espiritual, otra paradoja bíblica de la felicidad es la de perder para ganar, se trata de perder nuestro orgullo y nuestras ambiciones personales para ganar y disfrutar de una vida más Cristocéntrica y de más satisfacción espiritual.

Otra de las grandes paradojas es vencer con el bien el mal, amando a la gente con esa fuerza del amor de Dios que ha sido implantada en nuestros corazones por el Espíritu Santo, incluso amando a nuestros propios enemigos in exremis.  Alguien ha dicho que el amor en acción es la expresión más sublime de la felicidad.

Las bienaventuranzas que leemos en el evangelio (Mateo 5: 3-12) tienen que ver con principios divinos a la vez que dinámicos para la felicidad personal. Por ejemplo “Dichosos, felices y bendecidos los misericordiosos porque ellos alcanzaran misericordia” (Mateo 5:7).

Aquí se cumple la ley de la reciprocidad, si somos misericordiosos con los demás, nosotros también disfrutaremos de la misericordia de Dios y de tantos otros hacia nosotros. Porque la misericordia es más generosa o siempre va más allá de lo que pudiéramos merecer.

Otro elemento de nuestra infelicidad es la tensión psicológica y emocional que frecuentemente mantenemos entre lo que tenemos y lo que quisiéramos tener u obtener, pero cuando aceptamos confiadamente el contentamiento con lo que tenemos y aprendemos a darle gracias a Dios por todo, se produce una nueva sinergia en la reproducción de nuestras endorfinas liberando una gran satisfacción en nosotros y un gran bienestar emocional a la vez que espiritual y esto también es lo que podríamos denominar felicidad en estado puro. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - En busca de la felicidad