Pensar en fe, hablar en fe y actuar en fe

Necesitamos hombres y mujeres de fe, que se enfrenten valientemente a este dragón de las tres cabezas, como son el mundo, la carne y Satanás.

17 DE JUNIO DE 2023 · 21:00

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Imagen de Daniel Gutko en Unsplash.

Siempre fue así desde los orígenes del cristianismo, los primeros creyentes aprendieron a vivir y a caminar por fe más que por vista, instintivamente estos fueron dirigidos bajo la influencia del Espíritu y la Palabra y aprendieron a confiar en Dios contra todo pronóstico negativo más que por sus sentidos humanos como son la vista, el oído, el tacto y los sentimientos emocionales más primarios que en última instancia no nos garantizan la verdad de las cosas ni tampoco nuestro verdadero rumbo en la vida espiritual.

Vivir por fe es una actitud contraria a todo lo que vemos y oímos hoy en día, que nos invita a cuantificarlo todo y a controlar nuestro propio destino pensando en asegurarnos en extremo sobre todo lo comprobable y a calcular siempre los beneficios inmediatos que nos pueda reportar cualquier acción que realicemos en la vida. Vivir por la fe como nos propone la carta a los Hebreos (Hebreos 11) y como refleja la lista de los llamados héroes de la fe en el pasado, nos inspira a imitar la conducta y la fe de otros que debe verse ejemplificada especialmente en el liderazgo cristiano (Hebreos 13:7).

Si los líderes actuales no ejercitamos una fe atrevida y audaz ante nuestros seguidores y frente a los tremendos desafíos del mundo actual que exhibe constantemente su enorme poderío tecnológico y económico, sufriremos el clásico síndrome de vernos como langostas (Números 13: 33) ante los gigantones de la dificultad que se cruzan continuamente en nuestro camino. La fe definitivamente es la confianza activa en Dios por parte nuestra o de cualquiera que se precie de ser un verdadero hijo de Dios.

La fe viene a ser para el creyente fiel algo así como la sangre de vida cristiana; lo primero que hemos de aprender es a pensar en fe al igual que la mujer que padecía aquella hemorragia de sangre crónica y por momentos pensó “si tan solo pudiera tocar el borde del manto de Jesús seré sana…”(Marcos 5:25-34). O como aquellos ilustres varones Josué y Caleb que pensaron en clave positiva viendo las posibilidades de éxito ante la terrible oposición de los diez príncipes restantes que solo veían dificultades insuperables. (Números 14: 6-9).

La segunda facultad que debemos de ejercitar es la de hablar en fe ante las circunstancias adversas en base a la Palabra de Dios que nos imparte gran confianza y determinación, cual Josué ante el acoso del amorreo, que mando pararse al mismo astro solar “Sol detente en Gabaón… y el sol se detuvo… y no hubo día como aquél, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel”(Josué 10: 12-14). Este parón astronómico podría haber causado una verdadera catástrofe planetaria en el movimiento de rotación y traslación de la Tierra pero Dios soberanamente no solo la mantuvo intacta sino que propicio una victoria colosal ante el ferviente clamor de este nuevo caudillo de Israel. Y la tercera facultad que hemos de pedirle al Señor, es la de actuar en fe, al igual que actuaron en la conquista de Jericó “Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días” (Hebreos 11:30). Esta es la fe victoriosa que vence al mundo y al mismo enemigo de nuestras almas (1ª Juan 5:4); esta es la fe resistente a la vez que ofensiva, esta clase de fe bíblica es una fe operativa y conquistadora, entiéndase una fe en acción.

Hoy y ahora más que nunca necesitamos hombres y mujeres de fe, que se enfrenten valientemente a este dragón de las tres cabezas, como son el mundo, la carne y Satanás, blandiendo la espada del Espíritu que es la eficaz y poderosa Palabra de Dios (Efesios 6:17 Hebreos 4:12).

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