Miserable vejez, de Luis Antonio de Villena
Editorial Visor Libros, Madrid 2024, 62 páginas.
09 DE MAYO DE 2025 · 15:50

Primero, el autor: Luis Antonio de Villena es uno de los escritores y poetas más reconocidos en las letras españolas. Sus trabajos le han proporcionado premios importantes: Premio Azorín. Premio La sonrisa vertical. Premio Ciudad de Melilla. Premio Generación del 27. Premio de la Crítica.
Después, el tema. A medida que se acumulan los años las personas van experimentando un sentimiento de tristeza que les invade el alma.
Ha llegado la vejez, que es, por si misma, una enfermedad que no tiene cura: Sin dientes, sin vista, sin gusto, sin nada. La vejez acaba con toda nuestra esperanza, y ser viejo es un aprendizaje.
En la contraportada del libro que estoy comentando dice Villena: “He querido pintar la vejez y mi vejez avanzando, desde muchos ángulos, culturales, vitales, cotidianos, incluso observando las calles y gente de mi barrio madrileño… Amo la juventud y detesto la vejez, ni bella, ni noble, ni sagrada”.
En este artículo quiero guardar silencio y dejar que hable el poeta. Para ello voy a reproducir algunos párrafos de sus poemas que tratan el tema de la vejez.
LOS VIEJOS
Pertenecen a un mundo abolido. Más de 90 años y aún pasean del brazo, despacio, con ropa correcta y anticuada. Pasean, mostrando su clase y distinción en ruina, y pueden ver el esplendor que fue.
COLEGIALES
Vivo cerca de un colegio con alumnos al borde del bachillerato. Me pregunto qué piensan de la vejez en la que estoy instalado. Juzgarán que la vejez, como la gente, son siempre los otros, la vejez es de otros. Ellos eternamente jóvenes. Matan la vejez de golpe.
LA ARAÑA
Una araña con mil patitas hispidas, algo oscuro, amenazador, con el aire negro de lo que es temible y despreciable, pero está ahí, a tu lado, en el filo de la cama. Esa araña, que siempre revive, es la vejez, la sutil tortura de la edad que avanza.
GERONTOLOGÍA
Los viejos están solos y no sé si es la mayor tragedia de los viejos, achacosos, gimientes en silencio, pidiendo y necesitando ayuda. Varias viejas se reúnen y ríen y hablan muy alto, pero al final brota inevitable el gran tema: la salud quebrantada. Los viejos pensamos y recordamos: hacemos pocos proyectos de futuro. La vejez se constituye en un mar de pena y lágrimas silentes y en un pobre horizonte de prohibición y cuidadoras.
JAIME
La juventud se fue y no tornará jamás. Solo queda admirarla y bendecirla en otros, que aún no se han percatado de la trampa. ¡Juventud maravillosa, torpe, ociosa, esclava, dulce! Tú contentas y humillas a los ancianos, te ríes de nosotros y nos besas, delicia descarada.
POSTFACIO
Terminadas las páginas anteriores Villena vuelve al tema del libro y a la vejez. Dice que no le gusta la vejez. ¿A quién le gusta? Añade que la vejez es fea. Aunque tenga sus brillos ocasionales, lo diario se colma de restricciones e imposibles. Cita al escritor italiano Alberto Moravia: “La vejez es una enfermedad como cualquier otra en la cual uno al fin muere irremisiblemente”. Comenta Villena: “¿Una enfermedad o mejor varias en una? Las goteras que se multiplican y crecen”. Cita a Oscar Wilde: “La tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que no es joven”. Se acerca a García Márquez: “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto con la soledad”.
He leído y comentado el libro de Luis Antonio de Villena con mucho interés y gran placer. En solo 62 páginas de texto nos dice que no hay viejos dichosos, solo resignados. No obstante, se desea la vejez antes que la muerte, porque donde hay muerte no hay juventud ni vejez.
Cierro este artículo con un pensamiento del escritor y poeta: “Nada nos hace envejecer con mayor rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos”.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Miserable vejez, de Luis Antonio de Villena