Dante y la Divina Comedia (I)

De espíritu inquieto, Dante Aligheri participa activamente en las luchas que por entonces mantenían diferentes partidos políticos en Florencia. 

02 DE OCTUBRE DE 2014 · 21:50

Dante Aligheri. ,Dante Aligheri
Dante Aligheri.

A mediados del siglo XIV aparece en Italia una obra en tres partes que está considerada como maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal: LA DIVINA COMEDIA. Su autor, el poeta Dante Alighieri.

De los miles de juicios que se han vertido sobre LA DIVINA COMEDIA a lo largo de seis siglos, ofrezco aquí este del filósofo alemán George W. Hegel (1770-1831) emitido en un Curso sobre Estética dictado en Berlín en 1838:

“LA DIVINA COMEDIA de Dante es la obra más meritoria y fecunda, la verdadera epopeya artística de la cristiandad medieval que trata un tema fundamental y desemboca en el poema más sublime… En esta obra, la conducta, sufrimientos, deseos y acciones de los individuos quedan petrificados como efigies para siempre. Además, el poema abarca la totalidad de la vida objetiva, es decir, la eternidad estática del Infierno, Purgatorio y Paraíso, y sobre este fondo imperecedero  se mueven las figuras del mundo real según su carácter particular; o mejor dicho se movieron, porque sus actos y su existencia han quedado definitivamente fijados, petrificados, eternizados… Esta inmortalización a través de la memoria del poeta, mirada objetivamente, es una especie del juicio del ser humano divinizado”.

A la opinión que merece el libro creo justo añadir otra impresión sobre la reputación que ha sido reconocida a su autor. En este caso me remonto a un contemporáneo de Dante, el escritor italiano Francisco Petrarca (1304-1374), coronado poeta por la Universidad de París y el Senado de Roma en 1341. En una carta dirigida en 1359 al también poeta Giovanni Boccaccio, Petrarca dice sobre Dante:

“Nunca admiraremos y alabaremos lo bastante a éste hombre, a quien ni la injusticia de sus conciudadanos, ni la pobreza, ni las enemistades personales, ni el amor a su esposa, ni el cariño hacia sus hijos fueron capaces de apartarle del camino que él se había trazado, mientras tantos otros de espíritu elevado suelen tener un carácter tan voluble que un simple murmullo es capaz de disuadirlos de su propósito más firme e íntimo. Y esto, precisamente, les suele ocurrir a los que utilizan la pluma, a esos que, además de los pensamientos y de las palabras, también cuidan la estructura de las frases, y por tanto necesitan más que los otros alma y tranquilidad… Créeme: el estilo y el ingenium de este hombre me fascina, y todo cuanto diga de él es poco. A todos cuantos me han preguntado, pidiéndome una respuesta concreta, les he dicho simplemente: no hay nada como él. Dante destaca sobre todo por su poesía en lenguaje popular, y raya mucho más alto que en sus composiciones en latín, ya sean en verso o en prosa”.

PERFILES BIOGRÁFICOS

Siguiente paso es explicar quién fue Dante Alighieri.

Para entrometerme en su vida manejo, entre otras, dos biografías que me parecen más actuales y completas. La de Kurt Leonhard, publicada por la Editorial Salvat en 1984, y la de Carlos Fernández, de Editorial Planeta Agostini, de 1996.

Dante Alighieri nació bajo el signo de Géminis en Florencia, Italia, el 29 de mayo de 1265.

Pertenecía a una familia de la burguesía italiana.

De su niñez y adolescencia se sabe muy poco.

A los 20 años inicia sus estudios de filosofía y retórica en la Universidad de Bolonia.

De espíritu inquieto, participa activamente en las luchas que por entonces mantenían diferentes partidos políticos en Florencia. Como miembro del Consejo de Ciento vota contra la continuación de la ayuda militar que Florencia daba a las guerras particulares del Papa. Al igual que muchos florentinos de aquellos días pelea en varias batallas a favor de la independencia de la ciudad.

Más adelante se involucra en tareas políticas. Se hace doctor y farmacéutico para poder ocupar cargos públicos. Como político escala algunos puestos elevados, llegando a ser nombrado uno de los seis magistrados más altos en la ciudad de Florencia.

El Papa Bonifacio VIII planea la invasión de la ciudad. Para resolver el problema Dante es enviado en 1301 como embajador y jefe de una delegación que trata de firmar un tratado de paz con el Vaticano. En lugar de la paz a la que aspiraba Dante es mortificado. Por orden del Papa, que lo retuvo en Roma, fue condenado a multa, expropiación y exilio en enero de 1302. Dos meses más tarde, el 10 de marzo, una segunda sentencia lo condena a ser quemado vivo en caso de ser visto en Florencia.

Aunque no deja de escribir, inicia entonces una vida errante por varias ciudades de Italia. Sobre este peregrinar escribe en su obra EL CONVIVIO o EL CONVITE, tratado filosófico publicado en 1307. Dice:

“Ya que fue el gusto de los ciudadanos de la bellísima y famosísima Florencia, hija de Roma, echarme fuera de su dulcísimo seno, y por casi todas las partes donde se extiende esta lengua anduve peregrino, casi mendigando, y mostré, contra mi voluntad, la llaga de la fortuna, que muchas veces suele ser injustamente imputada al propio llagado. Verdaderamente fui barco sin vela y sin timón, llevado a diversos puertos y golfos y playas por el viento seco de la dolorosa pobreza; y aparecí vil a los ojos de muchos, que acaso por cierta fama me habían imaginado en otra forma, para los cuales no solamente se envilecía mi persona, sino que se despreciaba tanto la obra hecha como la que estaba por hacer”.

En todas partes encuentra amigos, algunos muy poderosos, que le ayudan en sus necesidades y le dan ánimos. Enfermo y decepcionado se refugia en Rávena, ciudad italiana cercana al mar Adriático. Allí muere en la noche del 13 al 14 de septiembre de 1321. Sólo tenía 56 años.

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