Recordando a los líderes que fueron (III)

En este artículo hablo de Atilano Coco, Samuel Palomeque, Pedro Rubio y Cipriano Tornos.

15 DE MARZO DE 2024 · 09:00

Atilano Coco.,
Atilano Coco.

Véase el primer capítulo de la serie. En este artículo hablo de Atilano Coco, Samuel Palomeque, Pedro Rubio y Cipriano Tornos.

Atilano Coco

Nació en Guarrate, Zamora en 1902. Desnació en Salamanca en 1936.

Procedía de una familia de acomodados labradores. Su padre era entonces miembro de la Iglesia Española Reformada Episcopal. En Londres estudió la carrera de teología. En España trabajó como pastor en Alicante. Casado con Enriqueta Carbonell, el matrimonio se trasladó en 1929 a Salamanca, ejerciendo Coco como evangelista, profesor de escuela y pastor en la Iglesia del Redentor, cuyo edificio había sido construido por iniciativa propia.

Está documentado que en Salamanca Atilano Coco refundó la logia masónica Helmántica, de la que llegó a ser venerable maestro. 

En 1935 fue nombrado oficialmente pastor por el arzobispo anglicano de Dublín. Llegó a ser una persona muy conocida en Salamanca por su condición de pastor protestante y su notable actividad política. El 31 de julio de 1936 fue detenido por militares y acusado de propagar noticias falsas.Miguel de Unamuno, amigo personal, intervino a su favor. Pero nada pudo. Coco fue fusilado por orden de Franco el 9 de diciembre de 1936.

Samuel Palomeque

Nació en Madrid en 1889. Desnació en Nueva York en 1941.

Los padres de Palomeque, convertidos a Cristo ocho años antes de que él naciera, sembraron la semilla del Evangelio en el corazón del niño y el joven Samuel. Pero vivió años lejos de la fe.

En 1922 contrajo matrimonio con Dorotea Alba. Tras la boda la pareja se instaló en Cuba. Fue aquí donde se produjo la conversión de Palomeque a Cristo. “En momentos de angustia florecieron en mi alma todas las enseñanzas recibidas en la niñez”, dice.

Una vez convertido se dedicó intensamente a la evangelización, predicando el Evangelio en locales y plazas públicas de La Habana. Deseando un mayor conocimiento de la Biblia ingresó en el Instituto Bíblico de San José, en Costa Rica.

Volvió a España en 1933. En Canarias y en ciudades de la península ejerció gran actividad evangelística. En 1936, al estallar la guerra civil, fue encarcelado en Granada. Liberado, estuvo un tiempo en Tánger y de allí partió a Cuba, donde fundó varias congregaciones. Llamado a predicar a españoles en Estados Unidos, murió en Nueva York.

Pedro Rubio

Nació en 1855 en Tarazona de la Mancha, Albacete. Desnació en Barcelona en octubre de 1941.

En cumplimiento del servicio militar fue destinado a Barcelona el joven Pedro Rubio. Allí vivía un fiel creyente cristiano llamado Cecilio García. Era ciego de nacimiento. Todos los días se instalaba en las ramblas de Barcelona anunciando a Cristo. El soldado Pedro Rubio lo escuchaba y discutía con él. El ciego le estaba llevando a la luz. Rubio se dedicó a leer un Evangelio de Juan que le regaló Cecilio, a continuación todo el Nuevo Testamento, que le llevaron a su conversión.

Después de convertido se unió a una Iglesia que pastoreaba el inglés Enrique Payne.

En Barcelona destacó como predicador elocuente. Era solicitado en distintas ciudades de España.

La guerra civil limitó en parte sus actividades. Locales de culto fueron cerrados. Rubio no se rindió. Organizó reuniones en casas particulares. Queriéndoles evitar las consecuencias sufridas durante la guerra sus amigos le pedían que saliera de Barcelona. Rubio se negó. Allí murió en octubre de 1941.

Cipriano Tornos

Nació en Atea, Zaragoza en 1833 y desnació en 1918.

Característica muy peculiar de la Segunda Reforma en España fue el relativo número de sacerdotes católicos convertidos al protestantismo, hecho que no se repitió a partir del establecimiento de la República en 1931.

Una de las conversiones más notables de entonces fue la de Cipriano Tornos. Sacerdote católico muy solicitado debido a su gran elocuencia, llegó hasta el palacio real como confesor privado de la reina Isabel II. Un grupo de mujeres católicas le presentaron folletos protestantes que habían recibido. Tornos los leyó durante largo tiempo. Otro día se presentó en una reunión de evangélicos que tenía lugar en la calle Leganitos y allí dio testimonio de su conversión al protestantismo, que supuso un triunfo para la Segunda Reforma. A él se debe la construcción del templo en la calle Noviciado, en Madrid.

 

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