Empresas con visión de Reino

Nuestras empresas pueden ser instrumentos para cumplir los propósitos del evangelio y causar un impacto para bien en la sociedad, o pueden ser instrumentos para expandir el mal en la tierra.

08 DE JULIO DE 2025
09:45 CEST
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Foto de Jandira Sonnendeck en Unsplash

Nuestras empresas no son neutras, todas ellas están consciente o inconscientemente alineadas para cumplir con unos valores que están más allá de ser rentables y producir dinero.

Por cierto, estos dos objetivos de rentabilidad y de monetización son buenos en sí mismos. Producir, multiplicar, aprovechar los dones de Dios, forman parte del propósito eterno de Dios para los seres humanos desde la primera hoja de la Biblia.

Los seres humanos estamos hechos para la multiplicación, para ser fructíferos, para dominar la tierra, en cambio no estamos hechos para la pobreza, para la destrucción de la creación, etc., estas no son nunca la voluntad de Dios.

Pero volvamos a los valores con los que hacemos empresa. El evangelio no es el abc de la vida cristiana, sino que es de la a a la zeta de la vida cristiana.

El evangelio no busca solamente apartar a los seres humanos del camino a la perdición, sino que pretende ser una guía para cada aspecto de la vida.

Jesús no es solo Señor de la vida que se produce en el edificio de la iglesia cuando esta está reunida, sino que es Señor de todo. No hay área de la vida que no sea suya.

El evangelio restaura todo lo que el pecado echó a perder, y está relacionado con el conjunto total de la vida humana, incluyendo sus relaciones, las sociedades que construyen y el medio ambiente en el que se mueven.

Nuestras empresas no son neutras. Tienen valores y pueden ser instrumentos del Reino para cumplir los propósitos del evangelio, para causar un impacto para bien en cada esfera de la sociedad, o pueden ser instrumentos para expandir el mal en la tierra.

Las empresas son entes éticos a los que se debe pedir responsabilidades con sus actuaciones. No son personas, pero siempre hay personas en la toma de decisiones, y estas personas viven para el Reino de Dios o para el reino de este mundo.

En los días en los que escribo, otra trama de corrupción se ha destapado en las más altas esferas del Estado, concretamente en el partido de gobierno que ahora es el PSOE. Por acostumbrados que estemos, y lo estamos mucho, no debería dejar de escandalizarnos que personas que han sido escogidos como representantes del pueblo para el bien del pueblo, estén usando esta confianza para el enriquecimiento propio o para la financiación de su partido.

Tenemos un sistema de partidos profundamente afectado por la corrupción, cosa que manifiesta que hace años que la sociedad española ha dejado a Dios de lado y solo se mueve por el interés inmediato de uno mismo, sin que haya otras consideraciones que modulen nuestra conducta.

Pero, esta realidad de la situación de nuestros partidos, no debería ser una realidad que nos oculte otra realidad.

Esta otra realidad que no debe quedar oculta es que para que haya servidores públicos corruptos en la adjudicación de obra pública, es necesario que existan empresas de obras públicas corruptoras.

De la misma manera que no existiría prostitución sin el comprador de cuerpos para la propia gratificación, tampoco existiría corrupción sin empresas corruptoras.

El imperio de la ley es fundamental para que el estado de derecho exista. La ley y los tribunales deben hacer su trabajo para que tengamos una sociedad saludable.

A veces nos mentimos a nosotros mismos. Entre las mentiras que nos decimos es que una empresa no puede ser viable cumpliendo con toda la ley.

Otra mentira que nos decimos es que si las demás empresas están utilizando medios ilegítimos o, por lo menos, cuestionables, nosotros no podremos subsistir en ese mercado cumpliendo las leyes.

La realidad es que esto son solo las mentiras que nos contamos cuando queremos recorrer atajos que acaban no llegando a ninguna parte.

La realidad es que si una empresa solo puede subsistir si defrauda a Hacienda, si destruye la creación, si destruye las vidas de sus trabajadores, si engaña a sus clientes, etc. esa empresa no tiene derecho a subsistir.

Esa clase de empresa es una estructura del mal, una forma de expandir el mal en la tierra, una estructura de la economía de Egipto, una herramienta del príncipe de este mundo. Hay empresas éticas en medio de entornos muy corrompidos, en lugares donde la corrupción es sistémica, que son una estructura del Reino de Dios.

Hay más. Como cristianos no basta con cumplir la ley sino que tenemos que decidir ser un instrumento del Rey del Reino de Dios.

Hay empresas que son restauradoras de las personas con las que se cruzan. Las personas son mejores y sus vidas más justas por haber trabajado o haber hecho negocios con esas empresas.

Son empresas que en lugar de hacer negocios explotando a sus trabajadores hacen negocios fabricando buenos productos o prestando excelentes servicios. Las personas que trabajan en ellas producen fruto, crecen como personas, sus vidas son mucho más fructíferas.

Son empresas que son cuidadosas con las relaciones que se producen en ellas. No permiten la posición de abuso de poder, ni en el trato con sus trabajadores, ni en la relación que mantienen con sus proveedores o clientes.

Son empresas cuyos directivos están conscientes de que para seguir produciendo a medio y a largo plazo necesitan del entorno social y medioambiental en el que la empresa está ubicada. La empresa produce con criterios de respeto por propia convicción, por un sentido de corresponsabilidad con la sociedad y con el medio ambiente.

Estas empresas son empresas que son agentes de restauración del mal que hay en el entorno. Esas empresas están sintonizando con los propósitos y los valores del Reino de Dios.

No es cierto que solo se pueda hacer negocios en este mundo si practicas el mal. Se puede vivir mejor y hacer mejores y más provechosos negocios teniendo en cuenta el bien.

Lo criterios de Dios funcionan siempre mejor, a medio y a largo plazo, que los criterios del reino de este mundo. El mundo de los negocios no es un lugar ideal, hay que pelear contra leyes defectuosas, competidores desleales, impagos y tantas otras cosas que solo los que están en un sector concreto conocen.

Sabiendo que los "espinos y los cardos" son reales, es importante no estancarse en aquello que no es lo que Dios desea de nuestros negocios.

Puede que en este momento localices en tu negocio prácticas inadecuadas, pero lo que lo cambia todo es hacerse un calendario progresivo para eliminar esas prácticas en un tiempo razonable.

Eso debe pasar a un plan concreto con compromisos concretos de no volver atrás. En el camino surgirán muchas tentaciones, muchos "no se puede", pero el seguimiento de Jesús al final acaba compensando.

Os dejo con este pasaje de la Escritura que os animará en el proceso de llegar a ser empresas del Reino. 1ª Samuel 2: 30: "Por tanto, el SEÑOR, Dios de Israel, declara: “Ciertamente yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí para siempre ”; pero ahora el SEÑOR declara: “Lejos esté esto de mí, porque yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco".

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Editorial - Empresas con visión de Reino