Honor y credibilidad en la sociedad y los medios
El honor se gana con mucho esfuerzo, y se pierde en segundos. La credibilidad igual.
29 DE JULIO DE 2012 · 22:00
Es éste uno de los grandes problemas de la sociedad actual. No es que ya algunos políticos hayan perdido a todas luces su honor, sino que la clase política en general ha perdido su credibilidad.
Lo mismo ocurre con las sentencias judiciales (¿por qué las llamarán fallos?) que caen bajo sospecha de influencias políticas, económicas, favoritismos o ideología religiosa o antirreligiosa. Las instituciones confesionales sufren esta misma tendencia de no confiar en ellas. Hasta la generosidad, la bondad, el altruísmo crean desconfianza: ¿qué habrá detrás?
Por ello, quien logra ser confiable, tiene un tesoro. Y quien una vez alcanzado lo pierde, difícilmente lo recuperará.
En estas mismas "reglas del juego" entran los medios de comunicación. Una parte legítima es defender las propias convicciones que siempre están detrás de cada medio. Otra es hacerlo a costa no ya de matices o hechos opinables sino de la verdad pura y dura.
Esto tiene especial relevancia en las redes sociales e internet; donde una vez iniciada la “replicación viral” de un rumor, se extiende y retroalimenta en oleadas; que además parece que añaden una carga de verdad según se repite una vez y otra.
Ponemos como ejemplo la falsa noticia del microchip que –aseguraban- iba a implantar Obama. Algo infundado conforme a la realidad de los hechos. Como mucho un atisbo de sospecha, sin fundamento real para convertirlo en acusación formal. Y sin embargo muchos medios, especialmente cristianos, han dado crédito a una información tentadora porque apoya la idea del sistema 666 del Anticristo implantado en la mano o en la frente.
(Desde luego podríamos hablar de otra forma de falsear la verdad, que es ocultarla, pero entraríamos en un terreno –apasionante- que nos alejaría del tema central de este Editorial.)
Dios no necesita que le ayudemos ni que nos jaleemos en nuestras creencias con hechos irreales cuando no falsos. La verdad es el mejor y el único camino. En este sentido es cierto que se estudia la implantación de microchips de manera generalizada, aunque a día de hoy con pegas de todo tipo. Pero no se puede ir más allá sin estar apoyados en hechos reales.
En este sentido, es muy importante saber qué fuentes utilizamos o a las que damos credibilidad (¡absoluta a ningún medio, tampoco a nosotros! ¡examinadlo todo, retened lo bueno, lo verdadero!).
En nuestro caso, como medio hemos eliminado por completo publicaciones cristianas y no cristianas como referencia, porque hemos comprobado su falta repetida de rigor (que no un error ocasional, del que nadie está libre). Otras las ponemos a veces en cuarentena y las comprobamos porque su tendencia sesgada (ideológica, política, religiosa o sensacionalista) hacen que según qué temas deban confirmarse antes de darles crédito. Y finalmente a un tercer grupo lo citamos con la confianza de que raramente se equivocarán en cuestiones importantes.
Todo un trabajo que está detrás de cada información que publicamos, y en el que sabiendo que nadie es perfecto, ni acierta siempre en todo, sí podemos asegurar que intentamos aplicarlo en cada noticia. Por eso nunca salió en Protestante Digital contenido alguno sobre el supuesto microchip de Obama, hasta ahora.
Queremos ser un medio confiable. Porque a usted como lector es lo que le corresponde y merece; y porque nuestra conciencia está sujeta a la verdad, hasta donde la verdad puede ser entendida y conocida por la mente humana, dentro de sus circunstancias y limitaciones.
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