Anglicanos: esperanza y por qué

Casi ha tenido suerte la Comunión anglicana con el anuncio del puente con alfombra roja que le ha tendido el Vaticano. Nunca se habló tanto de ella, nunca se supieron tantos detalles de su historia, de sus circunstancias, de la fidelidad al Evangelio de la mayoría de sus obispos a pesar de la crisis interna y prolongada que soporta.

26 DE OCTUBRE DE 2009 · 23:00

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La inmensa mayoría del anglicanismo ha dado un paso al frente al abrirse las puertas del Vaticano de par en par, pero no para avanzar; sino para que se les oiga mejor al decir en voz alta que no quieren entrar. Y que no hay regreso a Roma, porque realmente nunca salieron de allí, sino de la experiencia de conocer a Jesús a través de la Biblia. Sin intermediarios entre Dios y los hombres salvo el propio Jesús. Con una fe que no tiene a las obras y méritos humanos como locomotora de la relación con Dios, sino como vagones que le siguen. Sin transustanciación obra de sacerdotes en la eucaristía, sino con el pan y el vino como símbolo y anuncio de la muerte de Jesús como único camino al Padre sin más engranajes. Y es que realmente, los anglicanos que se pasan al catolicismo romano es que ya eran anglocatólicos, personas que vivían su fe religiosa a través del rito, de la moral y las costumbres, de la tradición que aúna preceptos y tradiciones ancestrales que -sean o no bíblicos- no se pueden cambiar “porque siempre ha sido así”. Respetable, pero nada que ver con la fe evangélica o protestante. Tras ver esta reacción, uno piensa que si alguna oportunidad tiene la Comunión anglicana de salir delante de su crisis es conservar este empuje de lo que realmente les une, entre ellos y con sus hermanos evangélicos o protestantes, para darse cuenta que sólo lo esencial es importante. Y que de la misma forma que como bloque han sabido ser una voz hacia fuera, lo sean también con ese otro grupo interno ultraliberal, asentado en el relativismo más absoluto. Porque estos ultraliberales también les han abierto las puertas para mezclarse, para edificar juntos Babel, para aceptar lo inaceptable. Son sin duda también respetables, pero nada tienen que ver con la fe evangélica o protestante. Y de la misma forma deberían levantarse y decir no. Porque si no lo hacen, algún día ellos lograrán como un caballo de Troya lo que el Vaticano no ha logrado en mil batallas. La reacción ante las puertas del catolicismo romano hace concebir esperanzas para la identidad evangélica, bíblica, de la Comunión de iglesias anglicanas. Pero de la misma forma hace surgir un ¿por qué? al verlos cómo siguen atados a quienes están aún más lejos de ellos que los propios católico-romanos, aunque se llamen y tengan la piel de anglicanos. Esperanza y por qués. Le deseamos lo mejor a nuestros hermanos anglicanos.

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