Dios en la poesía religiosa española: a modo de explicación

La poesía religiosa es un género literario más y una forma de acercamiento al ser humano de nuestros días en la lucha que mantiene a corazón abierto entre la razón y la fe.

10 DE DICIEMBRE DE 2021 · 09:00

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Imagen de Nicolas Thomas en Unsplash.

Terminada la serie sobre la última farra de mi vida, hoy escribo otra serie para Protestante Digital: Dios en la poesía religiosa española. Será una serie larga, pero creo que merecerá la pena. El tema me parece cautivador, fascinante. Llevo unos 11 meses pensando en él y reuniendo documentación.

Nuestro siglo es testigo de que la creencia en Dios está disminuyendo. De esto escribí abundantemente en uno de mis últimos libros: Enfoque al ateísmo. La poesía religiosa es un género literario más y una forma de acercamiento al ser humano de nuestros días en la lucha que mantiene a corazón abierto entre la razón y la fe. En la poesía religiosa la realidad de Dios se vislumbra entre versos con un mensaje de salvación y entrega. Es la voz de Job que atraviesa la historia para decirnos que lo que Dios parece quitar nos lo devuelve aumentado. La voz de Milton en su Paraíso perdido, que a fuerza de querer justificar al hombre acaba justificando a Dios. En opinión del laureado poeta Alfredo Pérez Alencart, la poesía religiosa “es la plegaria más profunda del ser humano”. Por tanto, poesía religiosa es la que hace patente la corriente interior de hombres y mujeres, su espiritualidad, sus vivencias religiosas, su testimonio de unidad entre lo divino y lo humano hasta llegar a las alturas donde habita el Eterno.

El poeta León Felipe, nacido en España y desnacido en México, donde se exilió definitivamente en 1938, dice en Notas para una antología que “en el fondo del corazón humano late un ansia de comprender y de amar, siente que se debe a alguien o a algo. …De pareja inquietud es también la poesía; se impregna de un sentimiento afín. Ello permitió que se dijese por un gran poeta (se refiere a Dámaso Alonso), que toda la poesía es religiosa, lo que creo yo que el sentimiento religioso y la actitud poética reconocen una raíz común en el corazón de los hombres”.

En este artículo inicio el tema Dios en la poesía religiosa española lo más lejos en el tiempo que me ha sido posible, en el siglo VI con Isidoro de Sevilla. Más fácil me ha sido el estudio de los poetas contemporáneos, donde existe abundante documentación y hombres y mujeres que destacaron en los asuntos que aquí trato.

Entiendo que el lector espabilado en el tema eche de menos autores que deberían figurar aquí. Me disculpo alegando que me habría gustado incluirlos, algunos de ellos consagrados, pero entonces habría sido necesario prolongar esta serie.

Como suele decirse en estos casos, no están todos los que son, pero son todos los que están.

Por último, decir que confío en que el lector entienda y aprecie las dos líneas de poesía religiosa que he procurado seguir: La que responde a un sentimiento interior y la que sólo maneja asuntos relacionados con la religión.

 

SAN ISIDORO DE SEVILLA (SIGLO VII)

San Isidoro, así lo llamaron, nació en Sevilla el año 560 de nuestra era. Otras fuentes sitúan su nacimiento en Cartagena. Se educó en la escuela de la catedral de Sevilla bajo la tutela de su hermano mayor, Leandro, quien fue arzobispo de Sevilla. Llegó a dominar las lenguas latina, hebrea y griega. Fue amigo del papa Gregorio el Grande. Ordenado sacerdote, a la muerte de su hermano Leandro, Isidoro lo sucedió en el episcopado, cargo que ocupó hasta su muerte. Trabajó para que los godos se convirtieran al catolicismo, se dio a la empresa de acabar de desarraigar el arrianismo, robusteció la disciplina eclesiástica y presidió dos Concilios, el segundo Concilio de Sevilla el año 619 y el cuarto Concilio de Toledo el año 636. Además de esta importante obra escribió mucho sobre temas históricos, filosóficos, teológicos y enciclopédicos, destacando las Etimologías, admirable resumen de la cultura clásica, que se convirtió en indispensable en toda biblioteca de la Edad Media. Según José Montimer Cachero, “San Isidoro es la figura más destacada de la España visigoda y una de las fundamentales en la historia general de la cultura hispánica”.

Murió en Sevilla el 4 de abril de 636.

Algunas de las frases más conocidas de Isidoro de Sevilla.

"Aquí estamos, Señor Espíritu Santo

aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,

pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros,

dígnate penetrar en nuestro interior,

enséñanos lo que hemos de hacer,

por dónde debemos caminar...

 

“La oración es propiedad del corazón, no de

los labios, que Dios no atiende las palabras

de quien ruega sino de quien mira su corazón."

 

“El poder es bueno cuando es dado por Dios

para contener con él el temor al mal, no para

cometer el mal temerariamente. Pues nada

es peor que tomarse por el poder la libertad

para pecar, nada es más infeliz que el tener la

facultad para obrar mal."

 

“El Salvador Jesús nos ofreció el ejemplo de

la vida activa, cuando durante el día se

dedicaba a ofrecer signos y milagros en la

ciudad, pero mostró la vida contemplativa

cuando se retiraba a la montaña y pasaba la

noche dedicado a la oración."

 

“Mi fe de niño, ¿do está?

Me hace falta, la deseo;

batió las alas, y creo

que ya nunca volverá,

porque la fe que se va

del fondo del corazón,

tiene origen y mansión

en lo profundo del cielo”.

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