Jesús: “di que estas piedras se conviertan en pan”

No sólo de pan vive el hombre.

04 DE MARZO DE 2012 · 23:00

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Desde estas líneas pido a Jesús que las piedras se conviertan en pan… pero sin tentarle. Jesús no hizo el milagro que le pedía Satanás. Era una tentación. No era lícito. No siempre las piedras deben convertirse en pan. No siempre nos está permitido utilizar a Dios para conseguir una abundancia desmedida de cosas. El hombre no es solamente un estómago para alimentar hasta engordar. Jesús nunca convierte las piedras en pan por mero capricho egoísta de nadie. No utiliza su poder y sabiduría bajo tentaciones guiadas por el egoísmo, el querer tener una superabundancia para almacenar para consumo propio, sin ningún fin que no sea el de sentirse movido a misericordia por la escasez del prójimo, por justicia, por deseos de liberación y ayuda al que nos necesita. Jesús multiplicó los panes cuando fue necesario, cuando vio a personas que tenían hambre, cuando vio a hombres, mujeres y niños que desfallecían. Yo estoy seguro que si los creyentes seguidores de Jesús estuvieran motivados a dar de comer a los hambrientos del mundo, a buscar justicia, a practicar misericordia, a compartir y dar hasta que nos duela, las piedras se podrían convertir en pan. Ya sería algo lícito. El pan podría ser multiplicado. El milagro se produciría de nuevo. No sólo de pan vive el hombre. Las piedras se pueden convertir en pan, cuando esa petición está unida a otras palabras y conceptos que salen de la boca de Dios: búsqueda de justicia, liberación de oprimidos, alimentación de hambrientos, dignificación de personas, el sacar a los últimos que viven en la infravida de la marginación y ponerlos a la luz, alimentados, vestidos, dignificados… Mientras no sigamos estas líneas, Jesús se negará a convertir las piedras en pan. Jesús rechaza a los que buscan su propio interés, a los que se mueven por el egoísmo de acumular, de consumir, de tener más de lo que necesitan. Ante la idolatría del consumo, Dios se negará a convertir las piedras en pan. No es necesaria esa superabundancia que se tiene en algunos rincones del mundo, mientras más de media humanidad pasa necesidad y hambre. Más de mil millones de hambrientos. Dios no convertirá las piedras en pan en las sociedades en donde se adora al becerro de oro, al dios Mamón, no convertirá las piedras en pan en las sociedades que viven de espaldas al dolor de los pobres y sólo quieren acumular y malgastar, tener cosas, derrochar energías de forma insolidaria. Jesús convertiría las piedras en pan si esas personas que viven con una superabundancia de forma egoísta e insolidaria, se pusieran de cara al dolor del mundo, se convirtieran y quisieran practicar la projimidad. Jesús multiplicará los panes, convertirá las piedras en pan, cuando aumentemos la fraternidad en el mundo Jesús no es el Mesías favorecedor del egoísmo humano, sustentador de los ricos que almacenan de forma egoísta. Jesús no cede ante las tentaciones satánicas. Que no pidan estos a Dios, sea a través de Satanás o de cualquier engendro humano, que las piedras se conviertan en pan. La respuesta será la misma: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios: palabras de amor en acción, de compromiso con los pobres, de búsqueda de justicia y de una igualitaria redistribución de los bienes del planeta tierra. Mientras los hombres no busquen estas palabras que salen de la boca de Dios, que no se espere el milagro de la multiplicación de los panes, el milagro de convertir las piedras en pan. Dios convertiría las piedras en pan cuando haya personas comprometidas en el mundo de la alimentación de las bocas de los hambrientos, pobres y necesitados del mundo. Cuando olvidamos a los pobres, cuando damos la espalda a los valores del Reino, no habrá posibilidad del milagro. Los que piden más dentro de la abundancia, están pecando, están pecando contra sus hermanos los pobres. Jesús convertirá las piedras en pan, multiplicará los panes, cuando no vaya en interés de los que se mueven en la abundancia, en interés de los que quieren manipular a Dios para comer más mientras sus hermanos desfallecen en el no ser de la marginación y de la miseria. ¿Qué peticiones son esas de pedir más, de manipular a Dios sin pensar en el prójimo sufriente que se mueve en el no ser de la escasez extrema? El que así pide, el que quiere manipular a Dios para que conviertas las piedras en su propio pan de forma egoísta, está pecando contra Dios y contra los pobres de la tierra. Dios multiplicará el pan cuando esté libre de egoísmos, de manipulaciones, de falsos intereses egoístas, libre de las intenciones satánicas de probar a Dios pensando sólo en la abundancia no compartida, la abundancia montada en la escasez de los pobres. El pan que Dios multiplica, las piedras que Dios puede convertir en pan, deben estar libres de intereses egoístas, alejadas de los ricos necios acumuladores que agrandan sus graneros sin darse cuenta que Dios, en cualquier momento, puede pedirles su alma. ¿De quién será lo almacenado? El pan interesado sólo para llenar nuestras alforjas, o para tentar a Dios, o para manipularle, es un pan diabólico. Nunca pueden ser las piedras convertidas por Dios en pan, el pan multiplicado, el pan bendecido. No intentemos manipular a Dios para llenar nuestras alforjas. Esas son las manipulaciones y tentaciones satánicas. Ese pan es una oferta diabólica que no puede provenir del milagro divino. Dios convertirá, solamente, las piedras en pan, para liberar del hambre, para hacer projimidad, para practicar justicia, pan para los pobres de la tierra, para los que desfallecen por el hambre. Eso es justo y a eso deberíamos colaborar todos los cristianos del mundo. Eso ya no sería para Jesús una tentación diabólica, sino una puesta en marcha de los valores del Reino, del Reino de Dios y su justicia. Es ahí donde es lícito convertir las piedras en pan, donde el milagro será posible, donde la petición por conversión de las piedras en pan ya no será la tentación satánica. Señor, gracias por no convertir las piedras en pan entre los insolidarios, los consumistas, los tentadores diabólicos y los que están de espaldas al dolor de los hombres. Gracias por no responder a las tentaciones satánicas. Responde, sin embargo, a la voz de tus hijos, Señor, los comprometidos con el prójimo y con los valores de tu Reino. Convierte las piedras en pan. El pan solidario que libere a los pobres de la tierra. Señor, como eres hijo de Dios, convierte las piedras en pan a través de tus hijos.

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