Normas éticas versus vuelta a Nazaret

Jesús no se dedicó a escribir normas éticas para que las estudiáramos, sino que su vida ya fue un gran libro lleno de ejemplos vivos para que los sigamos.

27 DE MAYO DE 2025 · 19:00

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@thedigstudios">Jonathan Wells</a>, Unsplash CC0.,
Foto: Jonathan Wells, Unsplash CC0.

En el cristianismo la ética está unida a la vida y obra de una persona que es Jesús. Jesús no nos dejó un libro de ética, sino que su gran libro fue su vida misma y su ejemplo.

Es verdad que Jesús no niega la ley, sino que la cumple. Pero el mensaje moral de Jesús que deben asumir los cristianos no acaba ni se asume solamente con el cumplimiento de simples preceptos.

La ética en Jesús no es estudiar preceptos o normas, sino que está vinculada a una vida, a una persona, la persona de Jesús. La ética cristiana está más en la vuelta, a Nazaret, al Galileo que en seguir una ética de cumplimientos y normas.

Así, la ética cristiana no es una ética de cumplimientos, no es el esforzarse en cumplir normas escritas, no es dedicarse al estudio de preceptos. Por eso Jesús no nos dejó un manual de ética escrito, sino un ejemplo de vida.

Es verdad que en la Biblia hay muchos mandamientos, consejos y normas, pero de nada sirven si no los hacemos vida en nosotros y, al hacerlos vida, no puede ser de otra manera que siguiendo el ejemplo de vida de Jesús.

Por eso, la gran novedad y originalidad de todo el Nuevo Testamento y de los valores bíblicos en general no van a estar en unos estudios de normas éticas, ni en el esfuerzo de unos cumplimientos, sino que, esa gran novedad, va a estar en tener como referencia una vida, una persona, a un ejemplo de servicio.

Esto no quiere decir que no tengamos en cuenta decálogos, ni mandamientos, sino que el seguimiento de una vida como la de Jesús hace que nuestras perspectivas se amplíen, que las cuerdas de nuestra tiendas se alarguen, que nuestras perspectivas estén llenas de vida, siguiendo algo esencial que emana de esa vida ejemplar, la de Jesús, la del Maestro que nos enseña con sus ejemplos de vida, sus prioridades, su entrega al servicio de los demás.

Sin esto, ya podremos tener conocimientos éticos y bíblicos extraordinarios que no nos servirán para mucho.

Si queremos encontrar toda una ética viva hay que volver al Jesús de Nazaret y sentarnos frente al Maestro para contemplar su vida y seguirle en todos sus ejemplos, acompañarle viendo sus formas de actuar, de ejercer la misericordia, de tender la mano a todos aquellos que han quedado tirados al lado del camino.

Volver al Nazareno en busca de un ejemplo ético de vida, de una ética viva que puede transformar la vida de las personas y del mundo en general y que, antes de todo esto, nos debe transformar a nosotros para que seamos, en nuestra forma de vivir y de seguir el ejemplo de vida del Maestro, Biblias abiertas que muestran una ética viva referida siempre a una persona que es nada menos que el mismísimo Hijo de Dios.

La ética viva es la que perfecciona, complemente, amplia y da sentido a todo tipo de ética escrita, a todos loa mandamientos bíblicos, a todos y cada uno de los preceptos litúrgicos.

Todo esto nos abre de par en par la nueva perspectiva y el nuevo horizonte de toda ética escrita, incluido, si queremos, la ética que emana tanto del Sermón del Monte como de los Diez Mandamientos, como de toda enseñanza bíblica.

Todo valor ético debe estar hecho vida en nosotros, pero siempre referenciado a otra vida, la de Jesús, cuyos ejemplos se hayan hecho vida en nosotros, siguiendo el ejemplo de una persona, un Maestro, una vida que emana y desprende ejemplos éticos que se hacen visibles en aquellos que caminan por el mundo siendo las manos y los pies de Jesús en medio de un mundo de dolor.

En ese sentido podemos ser en nuestra vida una especie de libro de ética abierto o, si queremos, como ya hemos dicho, Biblias abiertas que deambulan por el mundo haciendo bienes siguiendo el ejemplo de Jesús.

Jesús no se dedicó a escribir normas éticas para que las estudiáramos, sino que su vida ya fue un gran libro lleno de ejemplos vivos para que los sigamos haciendo vida en nosotros tanto sus enseñanzas como su forma de vivir y actuar en medio de un mundo en pecado y en medio de una sociedad injusta que llena a miles y miles de personas de dolores y miserias como el hambre, las secuelas de la injusticia, los abusos de los débiles y el desamor.

Contra esto, el ejemplo de vida de una personas que, en su vivir, asume toda una ética viva capaz de transformar el mundo y la historia.

Aunque estudiemos las normas éticas y los mandamientos bíblicos siempre habrá que verlos desde la perspectiva de la vuelta a Jesús de Nazaret para contemplar la vida de Jesús con el deseo de seguir su ejemplo de vida.

Solo así no solo que conseguiremos evangelizar al mundo en palabra y hecho, sino que conseguiremos la promoción vital de las personas que sufren por causa de la injusticia y de los abusos insolidarios contra los débiles de la tierra.

Recordad que la verdadera ética que influye en el mundo puede emanar del ejemplo que nos dio el Apóstol Pablo cuando dijo: “Ya no vivo yo, sino que vive Cristo en mí”. La perfecta vuelta al Maestro nazareno.

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