La oracion modelo y el pan maldito del mañana

A veces, la necedad y el egoísmo hace que nos sintamos satisfechos ante la acumulación maldita.

11 DE JUNIO DE 2024 · 18:43

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Imagen de Spring Fed Images, Unsplash.

Frase dura: “el pan maldito del mañana”. La oración modelo de Jesús nos habla de que busquemos “el pan nuestro de cada día”, aunque, normalmente, los acumuladores, los avaros y egoístas, no piensan en este “pan de cada día” porque lo tienen más que asegurado. 

Es necesario decirlo. Mil millones de hambrientos y más de medio mundo en hambruna y escaseces. Yo sé que no es popular hablar de ciertas cosas, pero son asuntos que claman al cielo. Repito la frase que da título a este artículo: “Pan maldito del mañana”.

Hay muchos, creyentes y no creyentes, que hoy van en dirección contraria a la oración modelo de Jesús, ese Padre Nuestro que todos conocemos. Vergüenza por los injustamente enriquecidos y necios ahorradores/acumuladores, disfrutan ahorrando para un mañana que ya no será suyo, para unos herederos que pareciera que tienen una boca y un estómago infinito que hubiera que llenar durante miles de años. Son los que, a veces, he denominado “los dueños del pan maldito”, pues el único pan bendecido es el que se comparte o el que, en el caso de que se acumule, es para repartirlo y para evitar el hambre de tanta humanidad hambrienta..

Buscan satisfacción acumulando el “pan maldito del mañana”. Hablo de una tema bíblico fundamental, no de teorías más o menos teológicas. Así, a veces, la necedad y el egoísmo hace que nos sintamos satisfechos ante la acumulación maldita y que nos podamos dirigir a nuestra alma o, en su caso, al propio Dios, rebosantes de “gozo insolidario” que debe retumbar en los oídos de Dios como una maldición para el mundo y para muchos de sus habitantes, pues casi las tres cuartas partes de la humanidad está en pobreza: “Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años”. El falso gozo que puede darnos el egoísmo humano que quiere llenar nuestra alma. Al “pan maldito del mañana” le acompañamos un aditivo tonto: “Para muchos años”. Necedad humana.

Creo que la oración modelo tiene razón y nos da la clave. “El Padre Nuestro”, que nos anima a pedir “nuestro pan de cada día”. No lo sustituyamos por la letanía del egoísmo humano que nos lleva a pensar en la acumulación para “muchos añosNosotros no podemos arrancar de la vida a nadie, sino intentar que cambien con el Evangelio, pero Dios si arranca de la vida al rico necio de la parábola que, egoístamente y sin capacidad de compartir acumula desmedidamente. Quizás es que era de justicia.

Recordad la frase de inicio: “El pan maldito del mañana”, porque muchas veces nos olvidamos del día a día bíblico y nos pasamos a la mentalidad del acumulador. Almacenamos mucho más de lo que necesitamos, aunque a nuestro alrededor haya hambre, miseria, pobreza y exclusión.

A veces parece que el “hoy” nuestro y, menos aún el de los pobres que necesitan participar de los alimentos del planeta tierra, no existe, en nuestro egoísmo no lo percibimos. Nos aferramos a la mente del acumulador necio. Nos podemos convertir en necios insolidarios si solamente nos proyectamos a la acumulación para nuestros herederos a los que vemos como si fueran estómagos tan grandes como océanos que no tienen límite. Pero Dios nos puede arrancar de la tierra por necios y por egoístas que han perdido el juicio por poner en nuestras mesas el pan maldito.

Hay que desechar la idea del “pan maldito del mañana”. ¡Qué bonito es poder orar con fe y tranquilidad que el Señor nos dé el “pan de cada día” y, si es posible, poder compartirlo, junto al compartir la vida y la palabra! 

Jesús insiste en la necedad de pensar solamente en acumular “el pan maldito del mañana”. Mirad esta otra frase del Maestro: “Basta a cada día su propio afán” y, una más, “La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que se poseen”. Pues bien, así y todo, teniendo estos valores que nos deja el Dios a quien decimos seguir, muchas veces entran en nuestras mentes los valores antibíblicos del consumo, del lujo y de la acumulación para el mañana, para “muchos años” como afirman los necios. Vivimos como los que no tienen esperanza.

Los que están pendientes del “pan maldito del mañana” viven “en ansiosa inquietud”, aunque rodeado de sobras inútiles que para nada valen ni nada bueno pueden edificar. Muchas grandes fortunas pueden estar amasadas con harinas de ansiedad y miedos sin fin. Vidas que carecen de sentido al estar orientadas hacia las consignas del dios Mamón, el dios de las riquezas. Mientras, están generando pobreza y desequilibrando el mundo de forma despiadada.

Señor: Aunque muchos de nosotros no seamos de los grandes acumuladores de la tierra, que no caigamos en las avaricias insolidarias ni en las ansiosas inquietudes a la que nos lleva la acumulación del “pan maldito del mañana” que eliminan el sentido de la vida. Haznos ser sabios y pedirte o buscar “el pan que hemos menester”, el de “cada día”. Amén.

 

 

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