De guerras y violencias; de paz

El concepto de projimidad neotestamentario puede ser una de las bases más sólidas para trabajar por la paz.

23 DE ABRIL DE 2024 · 13:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/s/fotos/war#:~:text=Foto%20de-,Levi%20Meir%20Clancy,-en%20Unsplash">Levi Meir Clancy</a>, Unsplash.,
Imagen de Levi Meir Clancy, Unsplash.

Estamos en un mundo en conflicto. Violencia por doquier. Se nos habla de guerras, de la posible guerra que ya muchos políticos como Josep Borrell, responsable de Exteriores de la Unión Europea, nos dicen que no la hemos de ver tan lejos y como una hipótesis improbable una guerra que afecte directamente a Europa. La guerra de Ucrania, la de Israel en Gaza, los ataques entre Irán e Israel, las amenazas de Putin con todo su potencial bélico de Rusia y muchas otras, nos deben poner en guardia… a los creyentes nos deben poner en oración por la paz en el mundo.

Es posible que los cristianos pensemos mucho más en la paz como una dádiva o don Dios a sus hijos, que no es una paz como el mundo la da. De los hombres también depende la paz, y de los cristianos especialmente depende la paz entre los hombres en esta tierra, en nuestro aquí y nuestro ahora, y no solo la paz con Dios. Quizás sin paz con Dios es muy difícil trabajar por la paz entre los hombres, pero esta paz terrena entre humanos es imprescindible para que no se rompa la tan buscada paz espiritual, paz con Dios.

Es posible que la búsqueda de la paz en el mundo, la búsqueda de la concordia entre los hombres, basada en el concepto de projimidad que nos dejó Jesús, sea una de las bases para conseguir la tan ansiada paz con Dios. Sin duda, en ese concepto de projimidad que nos dejó Jesús entra también la búsqueda de la paz entre los hombres. El concepto de projimidad neotestamentario puede ser una de las bases más sólidas para trabajar por la paz.

¿Acaso no se resiente nuestro concepto de projimidad cuando vemos a tantos niños muertos en guerras crueles y vengativas? ¿Acaso no se ve afectado nuestro concepto de projimidad cuando vemos a tantos inocentes, hombres y mujeres de la vida civil muriendo por loa tragedia de las bombas? ¿No se debe poner ahí nuestro concepto de projimidad que nos enseñó Jesús y trabajar por la paz desde él?

Más guerras pueden llegar y acercarse a nosotros de forma escandalosa. Los políticos preparan estrategias de guerra para posibles situaciones inevitables. Piensan que hay que defenderse. No es que yo esté en contra de las estrategias de defensa de los nuevos ejércitos que se preparan para algo que ya no se ve tan improbable ni tan lejos, pero los cristianos tenemos otras armas basadas en la palabra, en la oración, en la explicación del sentido de la vida. ¿Es que, acaso, no sirven para crear cultura de paz los valores del Evangelio, los valores bíblicos, los valores del Reino?

Los creyentes somos los más preparados para ir creando una cultura de paz en el mundo. Sí, con el uso de nuestra voz junto a ir mostrando entre las gentes nuevas prioridades, estilos y sentido de la vida. No podemos ni debemos callarnos ni quedarnos inactivos.

¡No a las guerras! ¡No a la violencia! ¡Sí a la paz en el mundo! ¡No a la violencia que ejerce la pobreza en el mundo! ¡No a la violencia que ampara la feminidad de la pobreza! ¡No a la pobreza infantil! ¡No al racismo! ¡No al enriquecimiento ilícito! Todo ello son violencias tan fuertes como la de las guerras con armas de fuego, carros de combate, bombas o, en su caso, armas nucleares. 

¡Cuántos muertos por la violencia del hambre! ¡Cuántos muertos por falta de medicinas, por escasez de agua potable, por falta de vacunas! Estas violencias también reducen a muchos a un sobrante humano que es un escándalo de la humanidad. 

Todo esto se suma a la violencia de las guerras. Son otro tipo de guerra conta la cual también hemos de luchar con una espada de justicia siempre basada y apoyada en los valores del Reino, en los valores bíblicos que, en general, ya conocemos, pero que, quizás, no los ponemos en práctica en la palestra pública del mundo. 

Trabajemos contra la injusticia que es causa en el mundo de muchas guerras y violencias, de muchas pobrezas, opresiones, torturas, terrorismos y robos de dignidad. ¡Cuánto trabajo efectivo podríamos hacer los cristianos si trabajásemos por la justicia en el mundo, una justicia redistributiva y humanitaria! Podríamos ser el brazo que acabara con las guerras, el apoyo necesario que necesita la paz en el mundo. Qué bonitas nos suenan las palabras “La paz os dejo, mi paz os doy”. Más cuando se añade que es una paz que el mundo no da, pero sabed que de los comportamientos, prioridades, valores, denuncias, evangelización y trabajo también depende la paz entre los hombres.

Tengamos cuidado por si acaso cuando estemos buscando esa paz que solo Dios puede darnos, también escuchemos las palabras de Jesús: “Reconcíliate primero con tu hermano”. Y en esa reconciliación con el hermano también entra el trabajo por la construcción de una cultura de paz en el mundo, la construcción de la paz entre los hombres, el abrazo humano sin violencias. 

 

 

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