Interculturación del Evangelio

Vivir y potenciar la interculturalidad se debe dar de manera necesaria, importante y urgente y, de forma clara, se debe reflejar en la evangelización del mundo.

07 DE DICIEMBRE DE 2021 · 12:24

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Imagen de Ernest Brillo en Unsplash.

¡Qué importante es que los cristianos tengan en cuenta la cultura de los pueblos si, de alguna manera, los quieren evangelizar! Lo que pasa es que el mundo ha cambiado tanto que ya los conceptos de Inculturación del Evangelio o el de Evangelización de la Cultura, deberían adaptarse a la nueva situación en la que vive el mundo. Hoy, en ninguna ciudad, pueblo o nación, se da el concepto de cultura única.

En este momento histórico, las culturas conviven en todo el mundo, ya sea en relación mutua, en respeto, valoración, sin prepotencias y enriqueciéndose unas con otras, que sería el fenómeno de la interculturalidad, o sobreviven formando culturas estancas, ya sea por prepotencia o por miedos o sentimientos de inferioridad. Este segundo fenómeno debe estar llamado a la desaparición, dando lugar a la vivencia de una auténtica y enriquecedora interculturalidad.

Pues bien: Propongo que a los conceptos de Evangelización de la Cultura o el de Inculturación del Evangelio, se amplíen con los de Evangelización Intercultural e Interculturación del Evangelio. Vivir y potenciar la interculturalidad se debe dar de manera necesaria, importante y urgente y, de forma clara, se debe reflejar en la evangelización del mundo.

El proceso evangelizador debe estar en relación intercultural con las culturas en el ámbito de la igualdad y sin prepotencias culturales y, así, el Evangelio o el hecho evangelizador, no debe estar en relación con la cultura específica de un rincón del mundo, por importante que sea, sino que debe estar en relación con las culturas, así en plural, en un auténtico proceso de interculturalidad. De ahí que podríamos hablar de la interculturación del Evangelio.

Es bueno que el Evangelio se proclame no desde el prisma de la cultura europea, por ejemplo, sino que debemos trabajar desde el prisma de las diferentes culturas que se dan y viven en nuestros ambientes y que conviven en nuestro momento histórico. Si no, se pueden producir no solo errores hermenéuticos, sino errores de aprecio de las personas que viven inmersas en una interculturalidad imparable en el mundo. No podemos trabajar en la evangelización hoy desde un prisma eurocéntrico que dejaría fuera a miles y miles de personas que necesitan oír un Evangelio que no les resulte extraño y ajeno a ellos.

Suena muy bien el concepto de Teología Inculturada. Quizás pueda ser un poco más extraño decir que hemos de llevar el Evangelio desde prismas teológicos interculturales. Una Teología Intercultural. Debemos saber o aprender a trabajar desde un policentrismo cultural y, quizás, esto sea válido para todo el mundo.

No se puede evangelizar en Europa desde un único centro cultural europeo que olvida la interculturalidad, la relación en igualdad y sin prepotencias con otras culturas. Igualmente se podría decir la evangelización que muchos misioneros llevan desde los Estados Unidos o cualquier otra parte del mundo que, en muchos casos, ellos mismos ya forman una cultura estanco y que no tiene en cuenta el contexto intercultural.

Así, cualquier proyecto evangelizador, cualquier agencia evangelizadora, debería hacerse y estudiar estos planteamientos si quiere valorar por igual a todas y cada una de las personas, sabiendo que en la relación intercultural va a haber enriquecimiento mutuo tanto para las culturas como para la vivencia del Evangelio.

Todo esto afectaría también a la evangelización que se quiera hacer en los países pobres, si se hace desde los parámetros culturales y de consumo de las sociedades enriquecidas que, en la mayoría de los casos se han enriquecido a costa de los países empobrecidos, quizás por las grandes multinacionales de los países que injustamente se han enriquecido. Así, debemos evitar esa especie de necio imperialismo que se puede dar en la comunicación de un evangelio inculturado desde el prisma cultural de los Estados Unidos, desde Europa o desde otros países del ámbito consumista e injustamente enriquecido.

En la Evangelización y también en la vida de las iglesias, debemos buscar modelos de una mayor e igualitaria relación intercultural sin discriminaciones ni infravaloraciones, de la cual todos saldríamos muy enriquecidos en todos los sentidos. Luego está la necesidad de que el Evangelio sea predicado poniéndose como Jesús al lado de los pobres, de los oprimidos y de los excluidos del sistema, cuestión que debe estar unida, necesariamente, al concepto de interculturalidad, de interculturalidad del Evangelio y de Teología Intercultural que debe relacionarse interculturalmente y con total respeto con cualquiera de las culturas autóctonas del mundo que se han lanzado a vivir entre nosotros. La interculturación del Evangelio es imprescindible.

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