La actualidad de los mensajes proféticos

Uno de los mensajes proféticos sería éste: ¿Cómo puedes dar culto a Dios mientras oprimes a tus trabajadores?

25 DE AGOSTO DE 2016 · 09:00

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Si hiciéramos un esfuerzo para que los mensajes de los profetas del Antiguo Testamento sonaran hoy en las iglesias, las calles, las plazas, los foros políticos, económicos y sociales de nuestros contextos en nuestro aquí y nuestro ahora, quizás nos sorprenderíamos de la actualidad de estos mensajes y de la gran repercusión que alcanzarían.

Eran mensajes que tocaban la religiosidad insolidaria con el prójimo, mensajes en busca de justicia en relación con los empobrecidos, los desprotegidos y los oprimidos, denuncias contra los abusos de los poderosos para con los desposeídos y marginados, diatribas contra el egoísmo de los integrados en los sistemas económicos.

El corazón de los profetas estaba abierto a Dios y, por ende, abierto al prójimo en necesidad, el prójimo abusado o injustamente tratado.

Por tanto, ¿cuál sería uno de los objetivos de sus mensajes? Uno de sus objetivos eran los acumuladores, los egoístas y codiciosos. El no compartir que para los profetas era tan grave como la mismísima idolatría. De ahí uno de sus ayes: ¡Ay de los que acumulan casa a casa y heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?

¿Qué pasaría si estos mensajes bíblicos se pusieran de actualidad y fueran gritados por todos los cristianos del mundo pidiendo renuncias para una mayor justicia social, la reducción de la pobreza y una sostenibilidad económica del planeta tierra?

Otro de los mensajes podría estar en relación con los religiosos, la religiosidad insolidaria. Leed Isaías capítulo 1. ¿Cuántas veces se os ha predicado sobre ello? Es uno de los mensajes más duros en todo el contexto bíblico. Se trata del rechazo de Dios de todo aquel ritual o culto que no vaya precedido de hacer justicia a los pobres, marginados u oprimidos —en el Antiguo Testamento representados por los colectivos desprotegidos como eran los pobres, los huérfanos, las viudas y los extranjeros—.

Se trata del desprecio de Dios hacia el culto o ritual que no vaya precedido de la misericordia para con el hombre. En ese caso, se da el silencio de Dios, un Dios aparentemente sordo que no escucha ningún tipo de plegaria insolidaria con el hombre reducido al no ser de la marginación.

Otro de los mensajes proféticos sería éste: ¿Cómo puedes dar culto a Dios y oprimes a tus trabajadores? ¿Sería actual este mensaje hoy? Leed Isaías 58 por ejemplo. Muchos de estos opresores intentaban rendirle culto, ayunar y hacer todo tipo de cilicios y cenizas, pero el Dios de la vida no se deja manipular por estos opresores insolidarios aunque sean de culto o misa diaria.

El oprimir al trabajador o no darle el salario justo, impide toda relación cúltica o ritual para con el Creador. Es una esquizofrenia inaguantable para Dios. Un ruido cúltico que castigaba los oídos del Rey de Reyes y Señor de Señores.

Otro de los mensajes proféticos que si se gritaran en nuestro mundo causarían gran impacto, sería este: es que el que calla ante el despojo de los pobres y, en su insolidaridad, vuelve su mirada al templo olvidando la mirada de las víctimas de la tierra, se hace solidario con el opresor y el despojador.

Se cae en el pecado de omisión de la ayuda. El mensaje va mucho más allá: Hay que tomar parte activa ejerciendo la denuncia social, denunciando no sólo el sufrimiento de los empobrecidos y oprimidos, sino denunciando las causas y, más importante todavía, los causantes de esos males y de esas injusticia.

¿Dan miedo estos mensajes bíblicos? Quizás es que no hemos entendido una de las líneas bíblicas fundamentales y no hemos asumido el Evangelio en su integralidad. Quizás la expresión más fuerte que debían usar los profetas era el mandato de Dios de “gritar a voz en cuello”. ¿Quién tiene este grito hoy en el mundo siguiendo las líneas proféticas?

Los profetas ven la acción social y la búsqueda de la justicia como posibilitantes del culto al verdadero Dios. De ahí que la acción social y la práctica de la justicia no estén tan lejos de la misión litúrgica de la iglesia, del culto y de la alabanza.

Ambas facetas son necesarias para que haya un auténtico culto a Dios. Todo forma un conjunto en donde todo se interrelaciona y forma parte del auténtico ritual o culto que también incluye partir el pan con al hambriento, albergar al errante y hacer justicia  a los débiles y maltratados del mundo. Por eso la forma primaria y la base del culto a Dios va a ser la práctica de la justicia.

Tanto los injustos, como los perezosos que no se preocupan de hacer justicia al prójimo, no deberían rendir culto a Dios. Sería un culto vano. Si se leen los textos proféticos en profundidad, no será muy difícil entender esta conclusión. ¿Se podría gritar esto a la iglesia hoy, al mundo entero, a los religiosos de la tierra? ¿Tendría actualidad estos mensajes hoy a lo largo y ancho de todo el mundo? ¿Acercarían estos mensajes el reino de Dios a los pueblos?

¿Qué pasa entonces, según la doctrina bíblica con los injustos, los acumuladores y los opresores? ¿Es posible que haya algún mensaje positivo para ellos? Sí.

Los profetas también hablaban de la posibilidad de volverse a Dios, de rectificar, de arrepentirse, de buscar nuevos estilos de vida y nuevas prioridades. Eso debe afectar tanto a la economía personal como al uso de la voz contra las estructuras de pecado y económicas que oprimen a tantos semejantes nuestros.

El rico, el poderoso, el acumulador puede arrepentirse y, en consecuencia, como hizo Zaqueo, debe repartir sus bienes entre los pobres… y lo defraudado, devolverlo cuadruplicado. Entonces los oídos de Dios comenzarán a abrirse y los cielos comenzarán a derramar bendiciones para todos en un mundo más justo y con un mejor reparto de los bienes del planeta tierra.

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