Ante la corona de espinas, de Marian de Vicente

Me complace hacer conocer este texto de la autora salmantina, presentado en Salamanca durante el X Encuentro Cristiano de Literatura.

19 DE JULIO DE 2019 · 06:05

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El pasado 6 de abril se celebró el X Encuentro Cristiano de Literatura, en un acto realizado en el Aula Magna de la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca.

Este encuentro, organizado por la Asociación Cultural  Evangélica Jorge Borrow, contó con el apoyo de TIBERÍADES, Red Iberoamericana de Poetas y Críticos Literarios Cristianos.

Aquí uno de los poemas presentados para el Encuentro, donde también se hizo entrega del Premio Jorge Borrow de Difusión Bíblica 2019 a José Luis Andavert.

Es obra de la poeta salmantina Marian de Vicente, licenciada en Filología Germánica y Filología Románica por la Universidad de Salamanca. Ha ejercido la docencia como profesora de español en Inglaterra y de inglés en España durante treinta años.

Becaria internacional a través de los Programas Fulbright y del Consejo de Europa, ha participado en diversos seminarios de enseñanza, literatura, escritura creativa y poesía, tanto en Estados Unidos como en Europa, así como en varias actividades colectivas (antologías, recitales, revistas) en torno a la poesía.

Recibió el Premio Sarmiento de Poesía en Valladolid por el poemario “Desde el silencio”, publicado en 2013. (A. P. A.)

 

Fotografía de José Amador Martín.

 

Ante la corona de espinas

Miramos al censor, al que legisla, al escriba, al fariseo, al que juzga, al que vuelve la espalda, al que se lava las manos, al que mira y se calla, al hipócrita, al tibio, al que mancilla, al que teme perder poder, control; al que niega o traiciona… apuntamos a otros, miramos a otro lado, y así nos alejamos de mirar a la cara a todo lo que anida, más o menos velado, también en nuestro yo.

 

¿Cómo ir desengarzando
de tal corona espinas sin dolor?
Pero tú nos llamaste a la alegría

Despojado, Señor, y coronado
de espinas que forjaron nuestras manos.
Por cada espina, un gesto
tuyo nos interpela: si clavamos
una espina, tus ojos
nos enseñan a ver,
a contemplar al otro; si clavamos
una espina, tus manos
nos sanan, nos liberan; si clavamos
una espina, multiplicas tú el pan,
haces vino del agua.
Despiertas al dormido,
te apiadas del pequeño, del herido,
del aislado, del triste, del postrado,
de la mujer que juzgan
los que no se miraron a sí mismos,
devuelves a la viuda
a su hijo perdido.
y haces descender
al ofensor, ahora el ofendido,
que se alza para verte, y le conviertes.

Si clavamos
una espina, nos haces
descender,
te alojas en nosotros,
nos conviertes, nos das
la vida que no cesa.
Y contigo, ya en ti, resucitamos.

Allí donde forjamos
tu corona de espinas, tú nos muestras
tu reinado de Amor, el que perdura.

Vuelvo la vista. Trato
de perseguir tus huellas,
tu tiempo caminando, y voy
poco a poco, una a una,
arrancándote espinas.

¿Cómo desengarzar
sin dolor las espinas?

Por cada ser que empieza a ver,
por cada ser que se despierta,
por cada ser que recupera
la voz y la palabra;
por cada ser que vuelve a caminar,
que se pone en camino;
por cada ser que cae y se levanta,
por cada ser que es visto y es mirado,
que es reconocido,
que es atendido, que recobra
su altura y dignidad,
que recobra la vida;
por cada ser que sana cuerpo y alma,
que calma su hambre y sed
de alimento, palabra y esperanza;
por cada ser que cobra confianza,
que recobra inocencia,
que es purificado, liberado,
van cayendo, una a una, las espinas.

 

Marian  de Vicente (foto de Jacqueline Alencar)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - Ante la corona de espinas, de Marian de Vicente