Alta poesía para el Amado: Michèlle Najlis
Alencart difunde diez textos breves para el Amado máximo, extraídos del poemario Hija del Viento, de la nicaragüense Michèlle Najlis
31 DE MARZO DE 2017 · 05:30
El 11 de mayo de 2013 publiqué en ‘Por el último Adán’, un blog que entonces llevaba en Protestante Digital, una entrada titulada “El santo Amor (Michèle Najlis)”. No conocía a la poeta nicaragüense (Granada, 1946), pero sus versos a lo Divino me habían conmovido profundamente.
Tiempo más tarde, casi un año después, leí varios comentarios a mi propuesta del blog. Uno de ellos lo firmaba la propia poeta, que también me volvió a conmover: “¡Qué maravilloso comentario has hecho, Alfredo! ¡Además, totalmente inesperado! Lo que suele ocurrir con mi poesía es justo lo contrario: rechazada por su temática, incluso he sido sacada de antologías en las que inicialmente me habían incluido, porque el editor consideró --desde una posición de fanatismo anti-religioso--, porque su temática le resultó insoportable. ¡Tu comentario me ha llegado al alma! ¡Qué bárbaro! Un fuerte abrazo Michele. P.S. ¿Has leído poemas del mexicano Javier Sicilia? Es una maravilla. De seguro podés encontrar su poesía en algún rincón del cyber espacio. 09/09/2013 11:49 h.”.
No suelo contestar de forma pública, ni siquiera los comentarios gratos. Y como no tenía su correo electrónico, mi respuesta quedó a la espera. Hace una semana, previo a una escapada literaria a la ciudad lusitana de Castelo Branco, contacté con ella a través del poeta costarricense Adriano de San Martín. Me llegó otra misiva suya, entrañable.
Al ser privada, no la divulgo. Pero adjunto a la misma venía el último poemario publicado por esta magnífica poeta llamada Michèlle Najlis, titulado Hija del Viento (Hispamer, Managua, 2015). Es una auténtica delicia. Por ahora solo me limitaré a difundir 10 de las 72 perlas que contiene.
Mi enhorabuena, desde la pétrea Salamanca.
HIJA DEL VIENTO
4
¿Consolarás mi corazón
herido de Tu herida,
sin saberlo?
8
Para poderte amar
tuve que olvidarme de Tu Nombre.
Para poder bracear en alta mar
ya sin aliento
ni horizonte.
15
Como Jacob, beso la tierra
en donde estuvo el ángel.
Pongo una estela
para marcar el sitio.
Y sigo caminando.
19
El que pierde su vida la salvará...
Mt. 10, 39
Perder la vida
y encontrarte
¿qué otra cosa anhela mi nostalgia?
26
Herida de Tu Amor
¿a dónde iré mientras no muera?
36
Es temible la pasión
como el abismo
Cantares 8,6
A la intemperie
padeciendo esta pasión
como el abismo
espero Tu llegada.
40
No guarden silencio
los que invocan a Yahvé,
no le dejen descansar.
Is. 62. 6b-7a
¡Inconstante!
¡No te daré tregua ni descanso
si no cumples
tu promesa de amor
inacabada!
42
En mí y no estando.
En mí y sin saberte.
¿Cuándo podrás al fin ¡oh Dios!
mirarte con mis ojos?
48
Te busco
en este insomnio de amor.
¡Ayúdame, Amado,
a despertar!
57
Saldré a buscar mi voz
para decir Tu Nombre.
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