Spin- AZO

Un cuento de Antonio Cárdenas.

07 DE ABRIL DE 2016 · 21:20

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Cinco padres esperaban la salida de sus hijos de la escuela de primaria, tomando café en una granja de las proximidades. Corría la primavera del año 2051.

—Estoy pensando en comprarme el robot SPIN-AZO que me descargue de las tareas de casa —dijo Alfredo.

—Ah, yo lo compré y no te lo recomiendo. Lo tengo en el trastero de casa dedicado por entero a filosofar. Se ha perfeccionado a sí mismo y dice que quien sirve es porque purga alguna culpa.

—Pues yo también lo tengo y no hace más que regar y regar, hasta ahogarme todas las plantas. Se define como un acérrimo defensor del ecologismo.

—No se te ocurra comprarlo. Al mío le dan accesos de ira que expresa estrellando la vajilla contra la pared de la cocina. No sé qué habla de traumas de montaje en el taller.

—Yo lo pedí programado con principios religiosos pensando que sería más trabajador, pero se pasa los días en la iglesia como responsable de la alabanza. Cuando llega a casa está tan agotado que se estira en el sofá.

La esposa de Alfredo abrió la puerta a un recadero que traía un paquete de considerables dimensiones. Enseguida adivinó el contenido.

—Pero, ¿por qué has comprado el robot si todos tus amigos te han recomendado lo contrario?

—No entiendes, todos me hablan mal de SPIN-AZO pero todos lo tienen, ¿no? ¿Por qué yo iba a ser menos?

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