“No he visto el ser guionista mucho más beligerante con la fe cristiana que lo que podría ser con la abogacía o con la sanidad”
Curro Royo ha trabajado haciendo guiones para series de televisión durante 31 años. Una de ellas, la icónica Cuéntame cómo pasó acaba de terminar y en Protestante Digital hemos aprovechado para charlar con él.
MADRID · 30 DE NOVIEMBRE DE 2023 · 18:30
Cuando era niño, en casa, los jueves por la noche eran de Cuéntame cómo pasó. Mis padres y yo seguimos la serie hasta casi comenzar la universidad. Todavía quedaban más de 13 años de serie. Ahora comienza la última temporada de la que ha sido una de las producciones más longevas de la historia de la televisión en España. “La ficción más larga, junto con la combinación de Amar en tiempos revueltos y Amar es para siempre”, matiza Curro Royo al otro lado del teléfono.
Él ha sido uno de los guionistas de la serie, en concreto desde la temporada 8 a la 18, y también ha escrito el tercer capítulo de la última. “Estuve diez años y luego me fui a hacer otras cosas”, dice. “Cuando se puso en marcha la última temporada, Jacobo Delgado, el coordinador de guiones de la serie, me invitó a escribir. He escrito el tercer capítulo, el que está dedicado a Toni”, explica.
Guionista con 31 años de experiencia, y también dedicado a lo docencia, por ejemplo como co-director del Máster de guión de la Universidad Carlos III, o impartiendo formación en otras escuelas de cine, Royo ha hablado con Protestante Digital sobre lo que ha representado Cuéntame cómo pasó para la sociedad española en general, el estado en el que se encuentra la industria y cómo comenzó en el mundillo. “Yo soy lo que aquí en Madrid se dice ‘un chico de provincias’”, asegura. “Yo estudié historia en Zaragoza y para mí ser guionista era como si me hubieran dicho que iba a ser astronauta”, agrega.
Una carrera profesional en la que también ha tenido espacio para hablar, con honestidad, de la experiencia de su fe personal. “Es curioso que Dios haya decidido comunicarse con nosotros muchas veces a través de biopics, de historias”.
Pregunta: Cuéntame cómo pasó ha sido una de las series más largas en la historia de la televisión en España. ¿Cuáles son las sensaciones que tienes al haber acabado ahora?
Respuesta: Esta es la serie de televisión más importante de todas las que se han producido en el país por su relevancia y por muchas cosas. Por un lado siento tristeza de que se termine, y por el otro alegría de que se le dé el final, el buen cierre, que la historia merece. Estuve en el último día de grabaciones y fue un momento cargado de emociones.
P: Creo que algo que nos preguntamos mucha gente es por qué se ha alargado tanto.
R: La única razón que puede haber es que ha sido un éxito. La televisión funciona con la lógica capitalista más salvaje que pueda existir, y es que si algo no funciona, desaparece. Si Cuéntame ha seguido todos estos años es porque se ha sabido ganar la confianza del público. Evidentemente, también afectada por el desgaste y por la competitividad, pero ha logrado mantener esa calidad y esa conexión con el público. Y no solo el público de edad avanzada. Por ejemplo, mi hija la ha descubierto en Prime Video y la ha visto del tirón, con esta segunda vida que muchas series están teniendo en las plataformas digitales. Es decir, la única razón por la que ha durado tanto es porque ha seguido funcionando todos estos años.
Lo que cabe preguntarse es la razón del éxito. Yo creo que ha conseguido conectar con la sociedad española y porque tiene un enorme peso de verdad y la gente se ha sentido reflejada en los personajes y en las circunstancias. Hemos hecho un esfuerzo titánico para hurgar y buscar en nuestro pasado y documentarlo fidedignamente. La serie ha acompañado la evolución de nuestra sociedad.
P: De pequeño me identificaba con Carlitos. Y cuántos padres y madres de familia habrán hecho lo mismo con Antonio y Mercedes.
R: Todos son maravillosos, pero la que para mí ha sido más paradigmática de la evolución en la serie ha sido Mercedes. Cuando comenzamos la serie Mercedes era un personaje que no podía tener una cuenta bancaria ni comprar ni vender sin el permiso de su marido. Así como la historia de Antonio es la historia de un padre que quiere que sus hijos tengan lo que él no tuvo, que fue el motor fundamental en la historia del desarrollo en nuestro país, el recorrido de Mercedes ha ido en paralelo a la historia de la emancipación y de la toma de conciencia de sus derechos, y de cómo los han ejercido, por parte de las mujeres en nuestro país. Lo cual, es una gran historia que contar, desde luego.
“Con Cuéntame cómo pasó hemos acercado a los españoles su propia realidad a través de unos personajes que encarnaban los cambios de los que fueron testigos”.
P: Me acuerdo en especial del capítulo de la Movida Madrileña. ¿Hasta qué punto estás de acuerdo con la idea de que Cuéntame cómo pasó refleja el trayecto histórico de España en las últimas décadas?R: Hemos fabulado la realidad. Hemos acercado a los españoles su propia realidad a través de unos personajes que en algún sentido encarnaban los cambios de los que fueron testigos. España pasó de ser una dictadura a una democracia con todas las facturas de la transición, toda la violencia y todos los cambios de paradigma morales, como por ejemplo lo que era la familia.
Cada temporada, antes de ponernos a escribir, veíamos los anuncios, la televisión, las películas, escuchábamos la música y las cosas más impactantes de cada momento histórico.
P: ¿En qué otros proyectos estás trabajando?
R: En este momento se está rodando la primera temporada de Como agua para chocolate, una serie de HBO Max, producida por una compañía mexicana y dos norteamericanas, una de ellas la productora de Salma Hayek. La serie está basada en la novela homónima de Laura Esquivel. Mucha gente la recuerda por una película que hizo en los 90 Alfonso Arau. Yo mismo vi esa película en Zaragoza y salí flotando de la sala. Si en aquel momento me llegan a decir que algún día escribiría la serie realmente habría alucinado.
También se está terminando la postproducción de una serie que he escrito para la productora Plano a Plano, para Antena 3, llamada Una vida menos en Canarias. Es un policiaco que consiste en un procedimental. He hecho otras cosas por el estilo. Fui el creador de Desaparecidos, que fue una serie en la que estaba Juan Echanove y que se ha metido en Prime Video y Telecinco. O también estuve en Servir y proteger.
El género histórico también lo he trabajado. Por ejemplo hice una serie sobre Hernán Cortés con Oscar Jaenada que fue una coproducción entre España y México. Fue un proyecto enorme.
P: Con la aparición de las plataformas de streaming algunas voces decían que los contenidos de ficción en televisión tenían los días contados. ¿Cómo ves el panorama?
R: Tenemos que reinventar la televisión en abierto. Incluso ahora hay muchos contenidos que son en abierto y que tienen dos patas de financiación. Por ejemplo, el mismo Desaparecidos se estrenó en Prime Video y luego en Telecinco. Cuéntame cómo pasó tiene también una segunda vida en Prime Video. O La casa de papel, el gran éxito de Antena 3, luego saltó a Netflix para convertirse en un éxito global. Lo que ha cambiado en realidad son los modelos de consumo. Ya no existe la serie de televisión como la cita semanal que tenías que estar esperando para ver el capítulo. En este momento el espectador toma el poder, toma el mando, y decide qué televisión quiere ver y cuando la quiere ver. Este cambio también afectará a la cantidad de ficción que las cadenas generalistas pueden financiar y programar. Ahora están en un periodo de tránsito o de crisis, no se sabe muy bien. Pero siguen apostando por la ficción y en algunos casos, como las ficciones diarias de Televisión Española, les funciona muy bien.
“Llega el momento de saber si esa enorme inversión en contenidos a la búsqueda del crecimiento cuantitativo de suscriptores es sostenible”.
P: Este nuevo escenario te ha debido afectar en tu trabajo como guionista.R: Nosotros hemos tenido más trabajo que nunca. De hecho, el mercado ahora está en un periodo de ajuste, después de la irrupción de lo que muchos califican como la burbuja digital. Ahora llega el momento de saber si esa enorme inversión en contenidos a la búsqueda del crecimiento cuantitativo de suscriptores, que ha sido una estrategia mundial, es sostenible o si ha llegado el tiempo de producir menos series y con más calidad o de introducir en las plataformas otros modelos herederos de la vieja televisión, como los anuncios o los deportes en directo. Valorándolo en general, da la sensación de que las plataformas van a acabar reinventando la televisión.
P: La “caja tonta”, “telebasura” y qué clase de cultura se genera con determinados contenidos. Seguro que son ideas de las que has oído muchos comentarios. ¿Cómo escribir y hacer buena televisión?
R: Como en todo, hay bueno y malo. Pero, si algo ha demostrado la irrupción de las plataformas que hemos vivido es que la ficción televisiva está a la par en calidad que cualquier otro contenido como puede ser el cine. De hecho, si algo bueno tienen las series de televisión es que tenemos mucho tiempo para contar muchas historias. Contenidos como Los Soprano,The Wire, Succession o Juego de tronos son superiores a muchas películas de cine. Igual que en el cine siempre ha habido auténticas maravillas y arte, y otras películas que son basura.
La ficción televisiva, por la vía de la cantidad, ha ganado en la calidad y la dignidad de sus productos.
P: Los guionistas no aparecéis en pantalla pero sois los cerebros detrás de cada palabra y cada frase que dicen los protagonistas. ¿Cómo funciona el oficio?
R: El guionista es el auténtico creador. Antes de que llegue, lo único que hay es una página en blanco. Cuando acaba su trabajo hay una historia, personajes, conflictos, etc. Esto también es un trabajo colectivo y luego el resto de los compañeros ponen su esfuerzo para financiarlo, postproducirlo, etc. Pero ellos trabajan interpretando un trabajo que ha sido previamente creado por los guionistas. Así que somos los auténticos creadores. Esto es algo que reivindicamos.
Por puro interés y creo que también por herencia de mi madre, que era muy sindicalista, he estado muy involucrado en el sindicato y ahora en la entidad de gestión de los guionistas, así que estoy muy al día de nuestras luchas por nuestros derechos. Pero creo que, poco a poco, el papel central que tenemos en el negocio y en la creación se está reconociendo. Por ejemplo, la noticia de la última huelga de guionistas estadounidenses ha recorrido el planeta y a nosotros nos ha ayudado a dar visibilidad a muchos problemas que compartimos con ellos, como el auge de la inteligencia artificial.
Sí es cierto que no somos conocidos para el gran público. He hecho la prueba de preguntarle a amigos míos sobre nombres de actores y sí que reconocían a muchos; de directores alguno, y de guionistas ninguno, pero eso no significa que no podamos reivindicar el papel central que tenemos.
Yo trabajo en lo que me gusta. Amo profundamente mi trabajo y mi profesión aunque tengo que ejercerla en mitad de una industria que es muy complicada. Es un trabajo muy creativo y constantemente estás en contacto con personas que te desafían. Es fascinante.
“Creo que tengo el ‘síndrome del intruso’. A veces me encargan un guión y pienso que se van a dar cuenta de que llevo todos estos años engañándoles y haciendo ver que soy guionista”.
P: ¿Ser guionista era tu sueño de niño?R: Yo soy lo que aquí en Madrid se dice “un chico de provincias”. Yo estudié historia en Zaragoza y para mí ser guionista era como si me hubieran dicho que iba a ser astronauta. Estaba completamente fuera de toda conexión. Al principio tuve bastantes dudas. De repente era como una especie de fascinación o de sueño que parecía que se iba a hacer realidad. A partir de ahí seguí formándome y me instalé en la industria. Lo difícil en este trabajo, como en muchos otros, no es llegar sino mantenerse, y puedo decir que llevo 31 años alimentando a mi familia con este trabajo y, gracias a Dios, tengo un largo recorrido.
Yo creo que tengo el “síndrome del intruso”, la sensación de que te has colado en una fiesta a la que no te habían invitado y que llegará el día en que te descubran y te digan que no perteneces a esa fiesta. A veces me encargan un guión y pienso que se van a dar cuenta de que llevo todos estos años engañándoles y haciendo ver que soy guionista.
Algo que tanto mi mujer como yo hemos tratado de insuflar a nuestros tres hijos es la importancia de descubrir qué es lo que a uno le apasiona y aquello que está deseando hacer.
P: Entonces, ¿es el mundo del guión como te lo imaginabas?
R: No, para nada. Tampoco sabía muy bien cómo era esto, pero lo he ido descubriendo sobre la marcha y es un medio que cambia a una celeridad tremenda. Tienes que estar todo el rato surfeando la ola.
P: Quizás a algunos se les hace raro poder combinar ciertos oficios con la fe cristiana. ¿Cómo ha sido para ti la compaginación del día a día de tu trabajo con tu fe?
R: El que tenga problemas con la televisión lo tiene muy fácil. Basta con no encenderla. Si alguien tiene la pobreza mental de renunciar a ese tipo de placeres, es su problema. O quizá es que su fe es tan débil y su conciencia tan sensible. Yo, personalmente, mi fe la he vivido de una manera muy natural. Muchos de mis compañeros saben que soy creyente.
Esto de ser guionista significa que cuando estás en una Writers room, en la sala de escritores, al final acabas desnudándote, en sentido figurado, porque escribimos en base a nuestras experiencias. Lo que buscamos es volcar en una página la experiencia humana, comprendiendo que eso a uno le expone tal y como es, y que pueden acabar filtrándose cosas en los personajes sobre los que se escribe. No he visto este medio profesional mucho más beligerante con la fe cristiana que lo que podría ser con la abogacía o con la sanidad, que conozco a través de mi mujer.
P: ¿Necesitamos a cristianos creando contenidos de ficción?
R: Necesitamos buenas historias, vengan de quien vengan. Las buenas historias tienen ese poso de verdad y de experiencia humana que a todos nos hace falta. La ficción es la gran herramienta que tenemos los seres humanos de contarnos historias y transmitirnos experiencias los unos a otros. Cuando vemos a los protagonistas de una serie que se enfrentan a un conflicto se activan esos mecanismos de identificación en nosotros.
Este es un oficio muy duro y muy competitivo, en el que cada vez más gente quiere meter la cabeza y cada vez más personas aspiran a hacerlo. He asistido a muchas personas talentosas y brillantes que no han terminado estando en la profesión. Gracias a Dios otros muchos sí, y eso me reconcilia con la labor de la educación. Pero, aparte de ser algo que requiere mucha vocación, también exige un trabajo muy serio de formación. Y, a pesar de todo ello, la única forma de aprender a escribir es escribiendo.
“No hay ninguna historia que vaya a hacer milagros o maravillas. El único punto de encuentro en el que la gente puede llegar a cuestionarse si Dios existe es con una lectura honesta y personal de la Palabra de Dios”.
P: ¿Ficción cristiana?R: No nos hacen falta historias proselitistas. No sé si hay gente que tiene una especie de fantasía acerca de que se pudieran llegar a escribir y hacer películas que pudieran transmitir el mensaje cristiano. Insisto en que lo que uno puede hacer es transmitir su experiencia de una forma honesta. No por casualidad la Biblia se compone de historias, algunas de ellas muy crudas en las que no se nos ocultan los detalles más vergonzosos de la vida de los personajes. Precisamente porque la Biblia trata al ser humano como es, con todo lo bueno y lo malo que tiene, y lo expone tal cual. Es curioso que Dios haya decidido comunicarse con nosotros muchas veces a través de biopics, de historias. Jesús enseñaba a través de parábolas, lo cual me hace pensar nuevamente en el poder de la ficción.
Realmente no hay ninguna historia, aunque esté apoyada por no sé qué movimiento o iglesia, que vaya a hacer milagros o maravillas. El único punto de encuentro en el que la gente puede llegar a cuestionarse si Dios existe es con una lectura honesta y personal de la Palabra de Dios. Todo lo demás es intentar arreglar algo que funciona perfectamente desde hace siglos.
P: Ya que estamos, recomiéndame algunas series que te han gustado.
R: Últimamente estoy disfrutando mucho las series de Apple Tv. Tienen una serie divertidísima y tremendamente humana llamada Ted Lasso, que va de un entrenador de fútbol americano que es contratado para entrenar a un equipo de fútbol en Inglaterra. Es una de esas series en las que puedes acabar muchos capítulos con una lágrima y que hablan de la bondad intrínseca del ser humano.
De la misma plataforma me gusta también Para toda la humanidad, que es una distopía acerca de lo que hubiera ocurrido si los rusos hubieran llegado primero a la luna en lugar de los americanos. Tiene unos personajes fabulosos. También está The umbrella academy, que va de gente con superpoderes.
Últimamente estoy explorando el universo del anime, que es una industria con una narratividad ya muy madura, que va mucho más allá del escapsimo del cómic. Está Demon Sleyer en Netflix y es fabulosa.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cultura - “No he visto el ser guionista mucho más beligerante con la fe cristiana que lo que podría ser con la abogacía o con la sanidad”
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