Davos y la redefinición del capitalismo
Líderes del ámbito político y económico se reúnen en la localidad suiza en el marco del Foro Económico Mundial.
DAVOS · 23 DE ENERO DE 2020 · 11:30
¿Qué tipo de capitalismo queremos?, titulaba Klaus Schwab, fundador y director ejecutivo del Foro Económico Mundial, un artículo el pasado mes de diciembre sobre el encuentro que hasta el 24 de enero reúne a líderes del ámbito político y económico en la localidad suiza de Davos. “Deberíamos aprovechar el momento para consolidar la posición del ‘stakeholder capitalism’ (capitalismo de las partes interesadas). La empresa debe aprovechar sus competencias básicas, pero también debe trabajar con otras partes interesadas para mejorar el estado del mundo”, remarcaba Schwab a modo de conclusión.
Hasta qué punto esta conclusión en sí, o las que se deriven del propio foro, lleguen a ser vinculantes y a generar consecuencias en el funcionamiento del libre mercado, habrá que verlo. Los precedentes son poco convincentes, por eso. “Los últimos años se ha reforzado bastante más la versión ‘pasarela’ de Davos que el auténtico foro que a muchos nos gustaría que fuese”, matiza el economista y miembro del grupo Evangélicos en Economía y Empresa, Tres-e, Jorge Saguar.
Además de intervenciones mediáticas, como la del presidente interino de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, la de la activista Greta Thunberg o la del presidente estadounidense Donald Trump, en esta edición el evento pone el énfasis en cuestiones como la gestión de los datos, la ciberseguridad y la acción contra el cambio climático. Este enfoque en la tecnología también es una de las claves con las que el foro propone abordar el futuro laboral. “La historia sugiere que si lo dejamos en manos del mercado, la Cuarta Revolución Industarial nos conducirá a un largo y perjudicial período de discontinuidad”, se atreven a afirmar desde la organización.
‘Resetear’ el capitalismo
A Davos, en esta ocasión, se llega con los aires de alarma por una posible desaceleración económica que se agravaría este 2020. Las tensiones entre Estados Unidos y China durante el último año, aunque acaban de firmar un acuerdo para dejar de lado la guerra de aranceles, la propuesta de nuevos tipos de impuestos, como la tasa Google en Francia (también en suspensión), y las tensiones crecientes entre el mundo islámico y occidente, con su afectación en el petróleo, son algunos de lo elementos que contemplan los analistas. “Hay una segunda visión bastante cabal, que no ve sino un momento de búsqueda y toma de decisiones respecto a nuevas oportunidades para quienes tengan la sensibilidad suficiente y la sepan combinar con una adecuada capacidad de adaptación”, señala Saguar en relación a las oportunidades del ámbito tecnológico y digital y a la actividad en los países en vías de desarrollo. “La economía global está evolucionando en crecimiento. Desigual, como casi siempre, pero crecimiento, al fin y al cabo”, considera.
Con un tono de marcada autocrítica respecto al sistema capitalista, este Foro Económico Mundial quiere incidir en las conclusiones a las que el pasado 19 de agosto llegaron los miembros de la poderosa Business Roundtable, que reúne a los directivos de compañías como, Apple, Google, Amazon, JP Morgan, Vanguard Group, Johnson & Johnson y Ford, entre otros, y que se basan en “redefinir el propósito de una empresa para promover ‘una economía al servicio de toda la población’”. “Este es uno de los lemas que más se oyen este año en Davos, como forma de expresar la necesidad de reiniciar y hacer el mundo de la economía más cercano al ciudadano-consumidor, a la sociedad, desechando el beneficio económico como único objetivo y adoptando un papel de contribuyente, no sólo de beneficiario”, explica Saguar señalando al concepto de ‘resetear’ el capitalismo, acuñado por el editor de The Financial Times, Lionel Barber.
La idea del “capitalismo participativo como forma de revertir la percepción de desigualdades crecientes que pudiera poner en riesgo las democracias liberales” evoca esa protección y cuidado de los consumidores necesarios para garantizar un libre mercado en el marco del cual se han generado esas grandes desigualdades. De ahí la preocupación de “transmitir la idea de escuchar y cuidar del consumidor y la sociedad, como accionistas, hasta hacerles partícipes de las decisiones estratégicas de las grandes empresas, y así quizá participar también de forma decisiva en cada segundo de nuestra vida”.
“Tal como se conocía, el capitalismo al que Milton Friedman, en un famoso artículo publicado en septiembre de 1970 en The New York Times, asignaba la única e ineludible misión de aumentar los beneficios empresariales, parece estar agotado 50 años más tarde”, manifiesta Saguar. De ahí el énfasis de Davos en convertir al resto de la ciudadanía en interesados a través de una presentación más amable y sensible de este sistema capitalista.
¿Hasta qué punto es un agente transformador el Foro?
Que hasta ahora, el Foro Económico Mundial ha acumulado expectativas sin resolver no es un secreto. El cariz que ha ido tomando el evento, de otro encuentro político más marcado en el calendario mediático, deja insatisfechos a muchos analistas y expertos en el ámbito económico. “Se van decantando por las relaciones públicas, los titulares y las imágenes de unidad y cooperación, más que suscitar decisiones trascendentes para los ciudadanos. Cada vez es mayor la asistencia de ejecutivos y políticos a gastos pagados, que de grandes accionistas o propietarios de las grandes corporaciones llamadas a influir en la historia económica y en las vidas de las personas”, señala Saguar.
En lo que llevamos de Foro, el eco se ha puesto en las palabras de Trump, que aseguraba que “hay que olvidar los mensajes apocalípticos”, en una alusión a la activista sueca Greta Thunberg, que también durante el foro ha remarcado que “las emisiones de CO2 no se han reducido y esto es precisamente lo que tenemos que conseguir”. O también en las reacciones a la formación de gobierno en España. “Ni siquiera me han preguntado por Unidas Podemos, he tenido que sacar yo el tema”, ha dicho el presidente Pedro Sánchez tras su intervención en el encuentro.
“Aunque hay mucha representación de países, en realidad, la mayoría de ellos están ahí por la posibilidad de conseguir atraer la atención de los líderes mundiales de la economía, como inversores, especialmente de las grandes empresas”, menciona Saguar. De manera que está presente, y respaldado por los precedentes, el hecho de concluir otra reunión descafeinada que pone de manifiesto su mutación hacia la esfera política. A esa clase de élite parece dirigirse Schwab al final de su artículo, hablando del Acuerdo de París y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. “Si quieren dejar huella, deberían aprovecharla (la oportunidad)”, reitera.
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