Una mínima decantación
Dios ha puesto un tesoro en nuestro corazón y si es valioso para Él es que no hay nada en nuestro ser más valioso que eso.
04 DE JULIO DE 2024 · 18:03
Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Falleció el Rey de los judíos, tal como rezaba un letrero sobre la cruz, y los dos ladrones después.
En ese mismo instante, ya en el paraíso, la primera recepción del Espíritu del Rey fue la del espíritu del ladrón compasivo.
La alegría del ladrón fue mayúscula, y la alegría del Redentor no digamos. Ver aquel amado como primicia de su redención satisfacía plenamente aquel “gozo puesto delante de Él”.
El redimido no dejaba de pronunciar exclamaciones de gloria y alabanza.
—Pero ¿qué es lo que dije? ¿Cómo con tan solo una nimia decantación del corazón ha podido dar lugar a un destino tan glorioso? No fue nada premeditado ni intencionado.
Dios ha puesto un tesoro en nuestro corazón y si es valioso para Él es que no hay nada en nuestro ser más valioso que eso.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” Proverbios 4:23
Por un año más
Puedes encontrar más información en apoya.protestantedigital.com.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cuentos - Una mínima decantación