Maltrato vegetal

A rebufo de las recientes sectas nutricionales que han surgido, apareció una altamente curiosa.

Conscientes del ancestral maltrato que se ha practicado por siglos y edades contra los vegetales, un grupo de concienciados se propuso militar en defensa de todo lo verde.

Decidieron alimentarse de toda especie animal y evitar el consumo de vegetales. Tan puristas se hicieron que cambiaron la hora de té por la hora del chuletón.

Dejaban crecer en sus propiedades todo lo que daba la tierra de sí, sin hincar el arado se llenaba todo de espinos, abrojos y cizaña.

La carne preferida era la de los animales carnívoros, y el espectro alimenticio iba desde las larvas a los osos, pasando por los gatos.

Forjaron una sólida ideología con supuestas enseñanzas que extraían de toda la flora terrestre.

Igual que en la India se respeta con devoción a las vacas, ellos no podían deshojar ni una margarita. Se habilitaron lugares de culto para mayor gloria de lo verde.

Pero esta secta tuvo su gloria y su decadencia. La frondosidad de muchos vegetales hicieron inaccesibles sus viviendas y las raíces socavaban los cimientos de modo que las agrietaban y acababan cayendo.

Además, surgieron muchos inconvenientes: ¿cómo hacer libros? ¿Con qué sustituir el papel higiénico? ¿Con qué cubrir el suelo fregado? etc., etc.

Como ya enseñó Aristóteles, lo mejor es el término medio, no irse a los extremos.

Hacer un uso razonable y respetuoso de todo lo que está a nuestro alcance es lo más sabio, sea mineral, vegetal o animal.