La epigenética como aliada de Lamarck

Hasta ahora, los argumentos darwinistas imperaban sobre los lamarkistas. Sin embargo, la epigenética vuelve a darle parcialmente la razón al señor Lamark. 

13 DE MARZO DE 2022 · 20:00

Foto de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@vincentvanzalinge?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Vincent van Zalinge</a> en Unsplash CC. ,
Foto de Vincent van Zalinge en Unsplash CC.

Por epigenética se entiende el conjunto de reacciones químicas y demás procesos que modifican la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia. Ciertos cambios del medioambiente pueden alterar la biología de los seres vivos y transmitirla a las generaciones siguientes, sin cambiar la información del propio ADN. Aquí Lamark hubiera dado saltos de alegría ya que sus teorías, que en cuanto al motivo del cambio eran distintas a las de Darwin, decían que el ambiente podía modificar el aspecto de los seres vivos. Tal como es sabido, los esfuerzos de las jirafas por alcanzar las hojas más tiernas y elevadas de las acacias hacían que sus hijos nacieran con el cuello un poco más alargado y esto se transmitía a los descendientes. De esa forma, un animal con el cuello corto como el de un caballo podría evolucionar hasta originar a las jirafas de cuello largo. Darwin, por su parte, decía que esto no podía ser así porque lo que se transmitía de generación en generación eran los genes y no las modificaciones fisiológicas adquiridas por los individuos en una generación. De padres muy musculados por haber practicado ejercicios culturistas no nacen bebés musculosos. Por mucho que se les corte la cola a los ratones, durante varias generaciones sucesivas, nunca se obtendrán ratones sin cola. Hasta ahora, los argumentos darwinistas imperaban sobre los lamarkistas. Sin embargo, la epigenética vuelve a darle parcialmente la razón al señor Lamark. 

El genoma de los seres vivos podría compararse a una partitura musical que, en función del ambiente, puede dar lugar a versiones diferentes. Según sea el director, la orquesta, la calidad de los instrumentos, la habilidad de los músicos, la acústica del local, etc., puede sonar de una manera o de otra. Tomemos un ejemplo más dramático: el hambre en los campos nazis. Se han hecho estudios con los descendientes de las personas que sobrevivieron a los campos nazis y se ha podido comprobar que los nietos de estos hombres y mujeres que pasaron hambre y muchas más penalidades, cuando nacieron tenían un peso inferior al de los demás niños, cuyos abuelos no estuvieron en dichos campos. ¿Cómo es posible esto? La única explicación lógica es que las condiciones de vida influyen en la expresión de los genes, permitiendo que unos se manifiesten, silenciando la información de otros y haciendo que tales cambios genéticos pasen a la descendencia

Otro ejemplo podría ser el de los gemelos univitelinos. Si a uno de estos hermanos gemelos se le lleva a vivir a un país nórdico y toda su vida transcurre en unas condiciones ambientales determinadas, nutriéndose de un determinado tipo de alimento, respirando un aire más o menos contaminado, con un cierto grado de estrés laboral, practicando o no ejercicio físico, etc., mientras que el otro hermano se cría en un país tropical con una características ambientales totalmente diferentes, es muy posible que, a pesar de poseer el mismo ADN, uno desarrolle un tipo de enfermedad genética predeterminada en su genoma, mientras que el otro no. ¿Por qué? Pues porque las múltiples influencias del ambiente han encendido o apagado genes específicos y han provocado que se expresen unos o que se silencien otros. Aunque ambos tengan la misma información hereditaria, la epigenética hace que la expresión génica sea diferente en cada caso y susceptible de transmitirse de padres a hijos. 

La ciencia de la epigenética está revolucionado las ideas que se tenían acerca de la evolución porque resulta que tal influencia del ambiente sobre el ADN de los seres vivos depende de ciertas maquinarias moleculares muy sofisticadas que ya existían en éstos. Se ha comprobado que la llamada metilación puede modificar la disposición de las proteínas histonas del ADN. Si estas histonas son marcadas por el ambiente con muchos radicales metilo, se agrupan entre sí (formando grumos de heterocromatina) y no permiten que la información de los genes pueda ser leída (estado apagado), mientras que si ocurre lo contrario y existen poco grupos metilo (eucromatina), la información del ADN puede leerse y se estaría en el estado encendido. Esa metilación la coloca en el genoma el medio ambiente, la alimentación, el estilo de vida que se lleva, etc. 

La epigenética como aliada de Lamarck

Por tanto, la acción de la epigenética podría compararse a un sistema de interruptores genéticos externos que encienden o apagan los interruptores internos de los genes. Por ejemplo, cuando se come una fruta cualquiera, cierto ARN de las células del vegetal pasa al estómago y le aporta información al ADN de las células humanas sobre cómo debe ser digerida dicha fruta. Es como si cada alimento viniera con su propio prospecto informativo que explicara cómo debe ser convenientemente administrado y asimilado. Hasta ahora esto era algo impensable que ha sorprendido a los científicos.

Es evidente que la epigenética contradice al darwinismo porque los cambios en los seres vivos no serían ya el producto de mutaciones o errores aleatorios sino de mecanismos biológicos complejos, sofisticados y exquisitamente programados para que los seres vivos se adapten a sus ambientes y sobrevivan en ellos. No es el azar o las mutaciones erróneas en el ADN sino que existe toda una maquinaria bioquímica que lo selecciona todo y que requiere de una inteligencia programadora original. ¿Cómo es posible que surgieran por casualidad y se conservaran tales mecanismos epigenéticos, teniendo en cuenta que solo iban a ser de utilidad en algún tiempo desconocido del futuro, cuando las condiciones del medio lo requirieran? ¿Cómo la selección natural podría anticiparse al futuro? ¿Por qué iba a conservar unos mecanismos inútiles durante millones de años? Todas estas asunciones del evolucionismo no son tan evidentes como se pretende habitualmente.

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