Desafío a amar

Es fácil hablar del amor, otra cosa es saber de qué estamos hablando.

21 DE ABRIL DE 2025 · 13:30

Un fotograma de la película El indomable Will Hunting.,
Un fotograma de la película El indomable Will Hunting.

Es muy fácil hablar de amor: todo el mundo lo hace. Otra cosa muy diferente es saber de qué se está hablando. Todos los que habéis visto la película "El indomable Will Hunting" (dirigida por Gus Van Sant, 1997, en la que los dos guionistas son los también actores Matt Damon y Ben Affleck), recordaréis uno de los momentos más impactantes; cuando el profesor le dice a Will, el protagonista:  “Si te pregunto por el amor, me citarás un soneto, pero nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable, ni te has visto reflejado en sus ojos. No has pensado que Dios ha puesto un ángel en la tierra para ti, para que te rescate de los pozos del infierno, ni qué se siente al ser su ángel, al darle tu amor y darlo para siempre y  pasar por todas las cosas; por el cáncer. No sabes lo que es dormir en un hospital durante dos meses cogiendo su mano porque los médicos vieron en tus ojos que el horario de visitas no iba contigo. No sabes lo que significa perder a alguien, porque sólo lo sabrás cuando ames a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo". 

Muchos años antes, en la famosa "Love Story" (1970), basada en un guión del escritor Erich Segal, Oliver, uno de los protagonistas le pregunta a Jenni: 

- "¿Cómo puedes hacer eso; conocerme a fondo y seguir queriéndome?"… Jenni responde: “El amor es ciego”. Frase que desde entonces hemos escuchado infinidad de veces en contextos muy diferentes; sin que en muchas de las ocasiones se sepa a ciencia cierta de qué se está hablando.

Si queremos hablar de amor, tenemos que ir a la fuente: La Biblia dice que Dios es amor, esa es su esencia. Si me permites decirte algo, en cierta manera el amor de Dios como nuestro Padre, es también “ciego” porque aunque puede ver todo lo que hay dentro de nosotros, nos sigue amando. Dudo que alguien pueda explicarlo, pero su gracia no tiene límites ¡Va mucho más allá de lo que imaginamos! Nosotros nos parecemos a Él cuando aprendemos a amar de esa manera. Difícil, pero no imposible. 

Muchas veces no queremos hacerlo porque sabemos que el verdadero amor lleva siempre consigo sufrimiento y riesgo. Dios nos amó y se entregó por nosotros, y esa entrega llevó implícito el dolor. Al Señor Jesús su amor por nosotros le costó ir voluntariamente a la muerte (¡y muerte de cruz!).  Él se "arriesgó" por nosotros, y lo sigue haciendo cada día.

Nuestro desafío hoy es amar y sufrir por aquellos a quienes amamos; amar y entregarse, porque el amor sin entrega son sólo palabras bonitas y la entrega sin amor es sólo orgullo disimulado. El desafío para cada uno es amar a nuestra familia, a los amigos, a los que tenemos cerca, entregarnos por ellos. El desafío es sufrir y arriesgarse por ellos; conocerlos más y seguir amándolos. Y todavía podemos ir un paso más allá: El desafío que Dios pone delante de nosotros es amar a nuestros enemigos. Él lo hizo por nosotros, y tiene todo el derecho a pedirnos que hagamos lo mismo. No podemos ser los mejores "amigos" de quienes nos maldicen, pero sí podemos amarlos, bendecirlos en el nombre del Señor. Ese amor sobrepasa todas las fronteras.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Desafío a amar