Desafío a creer
Todo en la vida depende de aquello en lo que creemos.
07 DE ABRIL DE 2025 · 11:15
El conocido actor Robert Redford, afirmaba en una entrevista a la revista El Semanal: “No creo en los políticos, ni en las instituciones, ni en la industria del cine… Sólo en la naturaleza. Y en el que la diseñó, sea quién sea el que haya sido”.
Puede que muchos estemos de acuerdo con la primera parte de la frase. Cuando hablamos de "creer" y "confiar", tanto políticos, artistas, poderosos, empresarios, religiosos etc. no parecen ser los que más credibilidad nos inspiran. Mucha gente se siente decepcionada porque confiaron en alguien y ese alguien les defraudó. No importa a veces quién sea ¡incluso si es uno de nuestros mejores amigos! parece que si se trata de confiar, no hemos avanzado mucho en cuanto a ser fieles. Todos fallamos, y todos nos sentimos defraudados.
Sólo hay alguien que jamás nos decepciona y es Dios mismo. Si vivimos sin confiar en Él, perdemos el único "ancla firme" que tiene nuestra vida. Si le damos la espalda a quién más nos ama, jamás tendremos paz en nuestro corazón.
Algunos no se "atreven" a ser tan directos, y prefieren creer en la naturaleza y en quien la diseñó. Claro, a todos nos encanta la vida: todo lo que vemos y lo que disfrutamos nos hace sentir bien. Todos vivimos admirando el color, la fragancia, los sonidos, los abrazos, el cariño... Y cuando no queremos poner "nombre" a nuestro Creador, llegamos a decir que sea quien sea que lo haya hecho tiene que ser admirable.
Pero seguimos sin querer conocerle.
Lo curioso es que cada vez más personas viven pensando: "ya tendré tiempo para las cosas de Dios más adelante". Saben que Él está ahí, pero el desafío a creer es demasiado grande para ellos. El problema es que cuando llegan los últimos momentos de la vida, todos quisieran volver atrás para vivir de una manera diferente. Volver a tener fuerzas para creer. Volver al pasado para decidir disfrutar más, amar más, vivir de otra manera. ¡Pero entonces es demasiado tarde!
Todo en la vida depende de aquello en lo que creemos. Si confiamos en otras personas, instituciones, credos, relaciones o incluso aparentes verdades, tarde o temprano vamos a sentirnos decepcionados. No es que todo eso sea malo, el problema es que no son situaciones y personas en las que podamos confiar plenamente. Nuestro corazón necesita a alguien absolutamente perfecto para encomendarle su existencia.
Alguien como el Señor Jesús. Alguien que no nos decepciona nunca. Alguien que creó todo lo que vemos con la rutilante genialidad de su imaginación y el esfuerzo de la punta de sus dedos. Alguien en quien podemos creer y confiar, para siempre.
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