Que no te amarguen la vida

^«Pero los judíos incrédulos incitaron a los gentiles y les amargaron el ánimo contra los hermanos». (Hechos 14:2)

Al leer el libro de los Hechos, nos encontramos con situaciones que surgieron en la primera iglesia y, desgraciadamente, siguen existiendo hoy. Cuando el evangelio comenzó a llegar a más personas, los religiosos amargaban a aquellos que querían vivir siguiendo al Señor. 

Es curioso, porque lo mismo sucede hoy, las personas que solo se preocupan por las normas, los modernos fariseos que se quejan de todo, los que siempre nos dicen que todo está mal, los que nos señalan por cualquier cosa, no pueden vivir sin amargarnos la vida. No pueden quitarnos nuestra relación con el Señor, ni nuestra salvación, pero sí amargarnos el ánimo e impedirnos disfrutar con él… si les dejamos.

¡No permitas que lo hagan! La vida con el Señor es absolutamente impresionante. Él es auténticamente maravilloso, así que vamos a amarle con todo lo que somos y a entusiasmarnos con Él con todo nuestro corazón.

¡No vamos a permitir que nadie nos amargue la vida!