Esclavo para siempre

Tres meses después de la muerte de Charles Chaplin, dos hombres robaron su cadáver de la tumba en la que lo habían colocado y pidieron un rescate de 600.000 dólares. La policía suiza tardó seis meses en encontrarlos y recuperar el cuerpo. Los ladrones siempre hacían las llamadas para establecer las condiciones, desde cabinas de teléfono; así que la policía llegó a vigilar de cerca más de 200 cabinas públicas de Lausanne hasta localizar a los autores del robo. Fueron condenados a siete años de cárcel.

Es curioso cómo a muchos les encanta jugar con todo lo relacionado con el mundo de la muerte, la oscuridad, lo oculto, el mal… Para ellos todo eso parece sólo una diversión, pero la verdad es que siempre termina llevándoles al centro de aquello que tanto quieren adorar: la misma muerte. Aunque intenten convencerte de lo contrario, recuerda que en la oscuridad no hay diversión; lo oculto no puede poner paz en tu vida. El mal jamás será capaz de enseñarte a disfrutar.              

No hace muchos años, en París, varias personas fueron asesinadas por terroristas que aparecieron de repente en un teatro durante un concierto de un grupo moderno que tocaba la canción Kiss the devil (“Besa al diablo”). ¿Sólo una coincidencia? ¡Quizás no! Porque el arma favorita del diablo es la muerte, así que nada mejor para él que pagar con la única moneda que tiene, porque la muerte no puede volver atrás: cualquier cosa que el enemigo consiga en nuestra vida, Dios puede restaurarla, pero cuando jugamos con la muerte y ésta nos vence, no podemos hacer nada más.

Jamás debemos olvidar que en la cultura de la muerte no hay nada bueno. Ni siquiera existe la posibilidad de tomarla de una manera “divertida” como algunos pretenden hacer, porque la muerte es el final de todo, no importa el disfraz con el que la queramos ocultar o los medios que usemos para quitarle trascendencia. Muchos juegan con la tabla ouija y se introducen en el mundo de lo oculto, no les importa asistir a películas sobre posesiones diabólicas, buscan a alguien que les adivine el futuro, usan amuletos, asisten a sesiones de brujería o espiritismo, misas satánicas, etc. Todo eso omo si fuera lo más normal del mundo, sin darse cuenta de que el diablo puede atarlos para siempre: nuestro enemigo es así, le das un dedo y se lleva todo el brazo; le regalas una hora y es capaz de esclavizarte por toda la eternidad.

¡Hay una salida! La Biblia dice que: “Aunque me rodee la oscuridad....el Señor me llevará a la luz, me hará ver su victoria” (Miqueas 7:8,9). Ni siquiera la oscuridad más absoluta puede vencernos cuando estamos en las manos de Dios.

Abandona todos esos juegos macabros antes de que te cuesten la vida.