Desafinado
Todos fuimos creados por Él, aunque alguna que otra vez nuestra “música” no sea la más adecuada.
18 DE MARZO DE 2024 · 09:12

Antonio Carlos Jobim compuso varias canciones geniales, aunque quizás la más conocida sea la titulada Desafinado. Muchos cantantes la han incorporado a su repertorio; personalmente, la versión que más me gusta es la de Gal Costa. La letra de la canción es de aquellas que te conmueven, porque habla de una manera muy original sobre lo que significa el valor que tenemos cada uno de nosotros:
“Si dices que desafino, amor mío,
Que sepas que eso en mí provoca un dolor inmenso;
Sólo los más privilegiados tienen un oído igual al tuyo.
Yo tengo sólo el que Dios me dio (…)
Mi amor es el mayor que puedes encontrar,
Pero tú con tu música olvidaste lo principal:
Que en el pecho de los desafinados también late un corazón”.
Parece algo obvio, pero es una manera genial de decir que todas las personas del mundo tienen un corazón: todos tienen sentimientos, todos pueden sentirse heridos alguna vez, todos necesitan cariño; todos llevan la imagen de Dios en sus vidas, aunque de vez en cuanto desafinen. Todos fuimos creados por Él, aunque alguna que otra vez nuestra “música” no sea la más adecuada.
Cuando nuestra vida depende de Dios, lo más importante ya no es lo que nosotros podemos hacer, sino lo que Él puede realizar a través de cada uno de nosotros Cuando amamos al Señor, todo es diferente, porque dejamos de estar preocupados por nosotros mismos y comenzamos a vivir. Normalmente pasamos demasiado tiempo mirando hacia nuestro interior, pensando en nuestras actitudes y habilidades, en nuestras motivaciones, en lo que hacemos bien o mal… ¡Demasiado tiempo enfocándonos en nosotros mismos sin mirar al Creador! Eso termina por entristecer nuestro corazón de una manera que ni podemos imaginar.
No estamos diciendo que tenemos que vivir experiencias extraordinarias (¡Aunque a veces Dios mueve todos los hilos que sea así!), sino de caminar con Él cada día, conocerle más a cada momento que pasa, disfrutar con Él, hablándole y escuchándole en la rutina de nuestra vida. Se trata de comprenderle mejor y amarle ¡más allá que simplemente conocer sus planes y cumplirlos a rajatabla! Se trata de saber que nos sigue amando aunque de vez en cuando desafinemos… aunque, a decir verdad, ¡ningún hijo desafina cuando le canta una canción de amor a su padre!
La diferencia en la vida está en descansar en el Señor: “Pero yo esperaré en el Señor; pondré mi esperanza en Dios mi Salvador, porque El me escuchará” (Miqueas 7:7). Su presencia nos hace resplandecer en los momentos más oscuros, pero ¡también! Nos enseña a ver a los demás como Dios los ve.
No importa que, de vez en cuando, ellos también puedan desafinar.
Por un año más
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Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Desafinado