La humildad se vive, no se anuncia

Todos tenemos un problema de orgullo aunque no sepamos reconocerlo, y ese problema es más grande cuando creemos que no es así.

24 DE ABRIL DE 2023 · 08:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/fotos/Or35SeCsLUM#:~:text=Foto%20de-,John%20Peters,-en%20Unsplash">John Peters</a>, Unsplash., Unsplash.,
Imagen de John Peters, Unsplash., Unsplash.

El genio musical de John Lennon y Paul McCartney era tal que llegaron a componer la famosa melodía From me to you, mientras iban en el autobús un día de Febrero del año 1963, durante una gira con otros grupos. En el mismo vehículo también iba Kenny Lynch, un conocido cantautor que quiso ayudarles en la composición, pero sus ideas no fueron muy del agrado de los dos Beatles, así que se fue a otro lugar del autobús y le dijo a los demás “No tienen ni idea de música, no pienso ayudarles nunca más”. Su “profecía” fue absolutamente desastrosa: esa canción llegó al número uno en todo el mundo y los Beatles el mejor grupo de la historia… En cuanto a Kenny, puede que sea la primera vez que oyes hablar de él ¿no?

Muchas veces nos vendría muy bien ser más humildes y tener la boca cerrada, porque quién más quién menos hemos dicho alguna que otra barbaridad en algunas ocasiones. Es curioso que la humildad sea una de esas características que es despreciada por todos. Nadie la quiere. Aparentemente, casi todos creen que no tiene ningún valor en la vida.

Sin embargo, tener humildad es el paso decisivo que podemos dar en muchas situaciones de nuestra existencia ¿No me crees? Déjame decirte que sólo el que quiere aprender puede llegar a ser algo: solo el que reconoce que puede estar equivocado, puede rectificar su camino. Únicamente aquellos que saben ver sus propios errores, son los que pueden vencerlos. Por decirlo de una manera más directa, la humildad es la madre de la ciencia. Si no investigamos y no creemos que podemos aprender algo, jamás vamos a llegar a ningún lugar. Si no somos capaces de reconocer cuando nos equivocamos, o si estamos en una situación difícil y no buscamos una salida, viviremos perdidos toda la vida.  

Si me permites añadir algo más, la humildad es también una de las llaves de la felicidad. Cuando somos orgullosos, somos incapaces de disfrutar de nada y de nadie, porque siempre tenemos la sensación de que nosotros lo haríamos mejor que aquellos a quienes estamos viendo. Olvidamos que si no somos capaces de asombrarnos y admirar lo que otros hacen, jamás seremos felices. Todos tenemos un problema de orgullo aunque no sepamos reconocerlo, y ese problema es más grande cuando creemos que no es así: cada vez que decimos o pensamos “Yo soy humilde”, estamos mostrando nuestro orgullo ¡sin ninguna duda! Recuerda que la humildad se vive, no se anuncia. 

Además como todos nos equivocamos muchas veces, deberíamos hacer un esfuerzo para reconocer nuestros errores y pedirle a Dios que nos ayude a rectificar ¡Eso sí es ser una persona sabia! Haz tuyo ese deseo y tu vida cambiará por completo: “Oh, Dios... reconoce mi corazón; mira si voy por el camino del mal y guíame por el camino eterno” (Salmo 139:23,24).

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - La humildad se vive, no se anuncia