Un corazón limpio

Sólo podemos tener un corazón limpio, cuando perdonamos de la misma manera que Dios nos perdona a nosotros.

13 DE FEBRERO DE 2023 · 09:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@cedilicious">Cédric Streit</a>, Unsplash.,
Imagen de Cédric Streit, Unsplash.

En los últimos años, las llamadas redes sociales nos han dado la posibilidad de hacer estudios sociológicos que, hasta hace muy poco, eran casi impensables. Según uno de esos estudios realizados con más de 3.000 usuarios, quienes más tardan en vencer un trauma de separación con su ex novio/novia, son aquellos que los borran de su Facebook. Pudiera parecer que al borrarlos de sus “amigos” es como si se pasara página en cuanto a la relación, pero realmente no es así. Aquellos que los conservan y no quieren “olvidarse por completo de ellos, como si no existieran”, son los que más pronto se recuperan de la separación. 

Lo mismo ocurre con los amigos que a nuestro parecer no se comportaron como debían. Cuando las personas los borran de su “lista”, tardan mucho más en olvidar esa supuesta traición. Pensamos que el olvido es nuestro mejor aliado pero no es así. De una manera que no podemos explicar, siempre están ahí, aunque los hayamos “borrado” físicamente.

Es una gran lección para todos, porque nos hace recordar que sólo el perdón restaura nuestra alma, ¡el olvido siempre es circunstancial y temporal! Cuando no perdonamos, esa persona y/o ese hecho que nos rompe el corazón, aparece en cualquier momento ¡Cuando menos lo pensamos! Y por otra parte, el eco de lo que hemos sufrido acaba transformándose en una permanente amargura. ¡Mucho más cuando no queremos saber nada de las personas/circunstancias/hechos que hemos “perdonado” a medias!

Sólo podemos tener un corazón limpio, cuando perdonamos de la misma manera que Dios nos perdona a nosotros. Es la única forma en la que podemos mirar a los ojos de todos los que nos han hecho algo malo, para que nuestro alma viva en paz. Sin olvidar que, aún haciendo un esfuerzo para perdonar de una manera definitiva, tendremos que enfrentarnos a dos situaciones muy difíciles: 

En primer lugar, vamos a encontrar personas que no admiten nuestro perdón, así que siempre van a reaccionar evitándonos, intentando por todos los medios no encontrarse con nosotros. Es triste, pero no podemos hacer nada, porque por más que les expliquemos que les hemos perdonado, no son capaces de comprenderlo. La otra cara de la moneda se descubre cuando alguien no quiere perdonarnos a pesar de haber hecho todo por nuestra parte, y de haber intentado restaurar la relación. En esas dos situaciones, lo que Dios hace por nosotros es impresionante: “Aunque me has hecho ver muchas desgracias y aflicciones, me harás vivir de nuevo, me levantarás...y volverás a consolarme”(Salmo 71:20-21).

Si nuestro corazón está limpio, Dios se encargará de arreglar las circunstancias a su tiempo. Nuestro objetivo es hacer el bien a todos porque aún cuando algunos no puedan “soportarlo”, seguimos derrochando la misma gracia que Dios nos regala a nosotros cada día. Lo demás es cosa suya.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Un corazón limpio