Vivir sin desconfiar

No aprendemos que quien habla mal de otros, tarde o temprano lo hará de nosotros también.

16 DE ENERO DE 2023 · 12:22

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Imagen de Courtney Cook en Unsplash.

 “Tu y yo podemos compartir el silencio,

Encontrar el consuelo juntos,

Así como los viejos amigos lo hacen.

Y después de las peleas y las palabras violentas,

Nos reconciliamos el uno con el otro,

Así como los viejos amigos lo hacen.

Momentos de alegría y momentos de tristeza,

Nosotros siempre miraremos a través de ellos.

No me importa lo que venga mañana,

Podemos enfrentarlo juntos

Así como los viejos amigos lo hacen.”

“The way old friends do” (B. Ulvaeus y B. Anersson).

Esta era la canción con la que el grupo Abba cerraba la mayoría de sus conciertos de la última época como grupo, una canción sobre la amistad y la fidelidad. Aunque pronto dejarían de tocar juntos, querían que no hubiera ninguna duda de que su amistad estaba por encima de todo.

Pocas veces hablamos sobre la desconfianza en la amistad, y quizás esa sea una de las razones por las que, con el tiempo, acaba convirtiéndose en uno de nuestros peores enemigos. El proceso es muy simple: cuando un amigo, aparentemente, no hace lo que habríamos querido, o creemos que debería haber actuado de otra manera; la desconfianza nos vence y no somos capaces de preguntarle sobre lo qué sucedió, simplemente lo juzgamos y lo “tachamos” de nuestra lista.

Otro ejemplo: Imagínate que te llega un email de un buen amigo para un chat de sexo o de cualquier otro tema “raro” porque alguien suplantó su identidad: si dejamos que la más mínima desconfianza nos aceche en lugar de preguntarle ¡estamos perdidos! Si quieres añadir una situación más, un día descubres que alguien dice algo malo de una persona en la que confiamos, ¿nos lo creemos? ¿Le preguntamos a esa persona directamente? ¡Si realmente la queremos, deberíamos hacerlo!

La desconfianza crece en nuestras vidas porque nos encanta chafardear, aireamos los trapos sucios en las redes sociales y vamos rápidamente a ver lo que otros dicen cuando hay algún tema escabroso. Nos gusta ver como todos se pelean, y lo que fulanito le dijo a menganito, para después contarlo a nuestros amigos; creemos que así la amistad se fortalece y no aprendemos que quien habla mal de otros, tarde o temprano lo hará de nosotros también.

No somos capaces de comprender lo que significa la tranquilidad de vivir sin desconfiar de nadie. La paz que tenemos cuando no nos preocupa lo que otros digan, y somos capaces de confiar en nuestros amigos ocurra lo que ocurra. No es extraño que lo que Santiago escribió hace casi dos mil años sea más actual que nunca: “Los que procuran la paz siembran en paz para recoger como fruto la justicia” /Santiago 3:18).

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Vivir sin desconfiar