El milagro sobre hielo
Los verdaderos dream teams eran los que conseguían ganar antes; los que no tenían ninguna posibilidad, y hacían realidad sus sueños a base de entrenar duro y no desfallecer nunca.
16 DE ENERO DE 2014 · 23:00

El 'milagro sobre hielo' inspiró la película 'Miracle'.
El equipo de Estados Unidos, ganó la medalla de oro en hockey sobre hielo, en los Juegos Olímpicos de invierno celebrados en el 1980, a la Unión Soviética, después de que esta selección hubiera ganado los últimos cinco juegos. Todos los componentes del equipo soviético eran profesionales, mientras que el americano estaba compuesto de jóvenes de 20 y 21 años, la gran mayoría universitarios. Absolutamente nadie creía que podrían ganar, pero lo hicieron.
La película “The miracle” revive la hazaña, y fue dedicada al entrenador de aquel equipo, Herb Brooks, fallecido poco antes del estreno. Cuando al entrenador le preguntaron sobre la decisión de enviar deportistas profesionales a casi todos los deportes olímpicos dijo: “Les llaman dream teams (equipos de ensueño) cuando los verdaderos dream teams eran los que conseguían ganar antes; los que no tenían ninguna posibilidad, y hacían realidad sus sueños a base de entrenar duro y no desfallecer nunca”.
Las grandes victorias se ganan siempre en el tiempo a solas, en el entrenamiento y las prácticas interminables. Igual que en la vida cristiana, el tiempo a solas con Dios es el secreto. Y fíjate bien que he escrito “tiempo”, porque de la misma manera que a nadie se le ocurriría ganar un gran premio con unos minutos de entrenamiento diario, nosotros no tenemos derecho a pensar que nuestra vida va a ir bien, con unos pocos minutos a solas con Dios.
Tantas veces se ha afirmado la trascendencia de pasar unos “minutos” con el Señor, que ahora da la impresión de que con eso basta. ¡No es del todo cierto! No se pueden reconocer los planes de Dios para nosotros en conversaciones de pocos segundos. No se le puede explicar la situación de nuestra vida en cuestión de momentos. Necesitamos pasar tiempo a solas con el Creador, necesitamos hablar con Él.
Fíjate en el ejemplo mismo del Señor Jesús: ante cualquier decisión su respuesta siempre era la misma: “se retiraba a lugares solitarios y oraba” ¡Y a veces toda la noche! ¡Y eso que Él era Dios mismo hecho hombre! Sí Él necesitaba ese tiempo a solas con el Padre ¡cuánto más lo necesitamos nosotros! Cuando la situación se pone difícil, necesitamos orar, cuando desconocemos el futuro, necesitamos hablar con Dios. Cuando algo importante viene, necesitamos estar con el Señor. EN TODO TIEMPO, necesitamos hablar con Dios.
Una cosa más: recuerda que estamos hablando de orar, conversar con Dios. No esos rezos aprendidos que no los entiende casi nadie. Tampoco esos clichés que ponemos siempre delante, en el medio y detrás de nuestras oraciones. Algunas personas pierden el tiempo orando: podrías poner una grabación de sus oraciones y estaría solucionado el problema, porque SIEMPRE dicen lo mismo. No, orar es conversar con Dios: ser sincero y transparente delante de Él. Orar es abrir nuestro corazón a Dios. Orar es hablar con el mejor amigo que tenemos, con nuestro Padre, nuestra Fortaleza, nuestro Protector, nuestro Ayudante, nuestro Refugio, nuestro Creador... Él siempre nos escucha.
Sólo existe un secreto para lograr la victoria: tiempo a solas con Dios. Vamos. ¿A qué estás esperando?
Ningún momento es más valioso, que el tiempo a solas con Dios.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - El milagro sobre hielo