`Los sonidos del silencio´ y el dios de neón

¿Vamos a caer esclavos de los sonidos del silencio?

18 DE OCTUBRE DE 2012 · 22:00

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Paul Simon compuso una de las más tiernas canciones de los años setenta y la hizo famosa en todo el mundo cantándola a dúo con Art Garfunkel. Detrás de un título impresionante “Los sonidos del silencio” (The sounds of silence) se esconden ideas que merece la pena recordar… “En la luz vi diez mil personas o más, la gente hablaba sin comunicarse, la gente oía sin escuchar. La gente escribía canciones que nadie escucharía y nadie rompía el sonido del silencio (...) Y la gente se arrodilló y rezó al dios de neón, Y la señal de neón emitió su mensaje....” La soledad, el mensaje de lo estridente y lo psicodélico, las luces de neón, las cosas que nos entran por los ojos, el atractivo de lo que no tiene valor. Cosas demasiado conocidas en nuestra sociedad. ¿Sabes cuándo somos realmente libres? Cuando nada nos influencia, cuando podemos tomar nuestras propias decisiones, cuando no necesitamos escuchar las voces de los que intentan vendernos cosas sin valor. Somos libres cuando la ciudad no nos envuelve, cuando lo que vemos no nos arrastra, cuando podemos oír y escuchar, hablar y comunicarnos, cuando le damos valor a lo que realmente tiene valor. A pesar de que pasaron varios miles de años, la humanidad en general parece no haber avanzado mucho, porque ya en ese momento el poeta escribió que algunas personas “Son tan libres que no hacen caso de los ruidos de la ciudad ni de los gritos de los arrieros” (*) Una persona tan libre que no le importa lo que la ciudad diga o haga, los ruidos, los gritos de los que venden…. … Los gritos de los que ofrecen droga, pastillas, de los que buscan desenfreno en las noches; … Los gritos de los que ofrecen dinero fácil, de los que engañan; … Los gritos de los que quieren enseñarnos cómo vivir despreciando todas las cosas que Dios nos ha regalado; … Los gritos de los que destruyen la naturaleza, de los que no son amables, de los que quieren pasar por encima de todo y de todos con tal de tener más… … Los gritos de los que olvidan a su familia y a sus amigos por dinero o posición… Demasiados gritos que no merecen ser escuchados, porque si lo hacemos no sólo vamos a perder nuestra libertad, sino que nos vamos a ver incapaces de escuchar a nadie ni ser escuchados por nadie. Vamos a caer esclavos de los sonidos del silencio. (*) Job 39:7

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