Enfermedad, cuerpo, alma y espíritu

Una visión diferente a la luz de los conocimientos científicos actuales

10 DE ENERO DE 2016 · 12:00

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Sin guardar un orden riguroso, en el sentido histórico y temporal, pretendo analizar algunas de las curaciones o actuaciones terapéuticas de Jesús de Nazaret que podrían, hoy, tener alguna explicación o comprensión científica. Quiero dejar bien claro que aquí no pretendo hablar en nombre de la Ciencia o de la Teología, sino exponer mi humilde parecer al respecto.

Desde mi punto de vista, el que se pudiera explicar algunas de las actuaciones taumatúrgicas de Jesús desde los conocimientos científicos actuales, no le resta al Médico Divino gloria alguna, sino todo lo contrario.

La Medicina Psicosomática actual estudia al ser humano de una manera integral, y no dicotomizada como ocurría, en el mundo occidental, hasta el descubrimiento de la psicología profunda de Sigmund Freud y la fundación de la Escuela Psicoanalítica. Se creía por una parte que el alma y el cuerpo eran dos entidades antropológicas y ontológicas completamente divorciadas.

Las enfermedades mentales tenían que tener una etiología (causa que las produce) orgánica aunque no fuera conocida.

Por otro lado se pensaba que las enfermedades físicas debían de ser tratadas por el médico y las alteraciones mentales por un sacerdote, pastor o agente religioso.

En el mundo de la época de Jesús, había una gran ignorancia y desconocimiento de los elementos etiopatogénicos que producían las enfermedades.

Para algunos eran la expresión, en el campo de lo somático, de algún pecado (gr. error, fracaso y frustración) y las alteraciones mentales eran la manifestación, clara y evidente, de estar endemoniados o poseídos por él o los demonios.

Desde el punto de vista antropológico, sobre todo, en el mundo de la influencia ideológica del judaísmo, se establecía una gran diferencia entre el destino del cuerpo que al morir iba al sheol (lugar donde están los muertos, sepulcro) y el alma o espíritu que volvería a Dios que lo dio.

El cristianismo supuso un avance en la comprensión del devenir metafísico de los seres humanos: habría una trascendencia metafísica integral del ser con su cuerpo, alma y espíritu. Pero hay que tener en cuenta que la idea de la resurrección del cuerpo es una teología muy tardía en la Revelación veterotestamentaria.

Los predicadores cristianos durante siglos, y muchos en la actualidad, predicaban y predican un Evangelio que solo se preocupa de la salvación de las almas.

Jesús de Nazaret no predicó para la salvación de las almas, sino para la salvación integral de las personas.

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