El tweet de Dios sobre los que no tienen escrúpulos y los que dan fruto
Los nocivos deseos y ambiciones de unos, llegan a cumplirse por los siniestros trabajos en la sombra de otros.
03 DE JULIO DE 2025 · 11:09

Normalmente en cualquier proyecto humano se precisa la contribución de dos partes, siendo una la parte que lo diseña y otra la que lo ejecuta. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de un edificio, donde el arquitecto ha trazado los planos del mismo, pero luego es el constructor quien lo lleva a cabo. La parte teórica necesita de la parte práctica y viceversa, siendo este principio aplicable, tanto para lo bueno como para lo malo, en muchas esferas de la vida.
Cuando ocurre un magnicidio o un atentado terrorista, una de las tareas de los investigadores reside en saber quién fue el autor intelectual, que estuvo detrás del autor material, porque puede darse el caso de que el autor material sea simplemente un sicario contratado al efecto, por alguien en la sombra. Ésa es, precisamente, la pregunta en el caso del asesinato de Kennedy. ¿Actuó Oswald por su cuenta o había alguien detrás? Según la conclusión oficial él fue el único responsable del crimen, pero muchos no creen en esa versión, habiendo teorías de todo tipo sobre quién fue el autor intelectual.
Amnón, uno de los hijos de David,codiciaba a su hermanastra Tamar, joven hermosa, despertándose en él un deseo que llegó a ser irrefrenable, hasta el punto de indisponerse a causa de su pasión no satisfecha. Fue tan evidente su deterioro que llegó a ser notorio, percatándose del mismo un primo suyo, llamado Jonadab. Éste era un hombre muy astuto, quien no sólo se dio cuenta de que algo le pasaba al hijo del rey, sino que cuando Amnón le explicó la razón de su desasosiego, supo encontrar un plan para que pudiera saciar su lujuria.
Aquí tenemos a dos partes, que se van a entender perfectamente para la consecución de un perverso propósito. Está, por un lado, Amnón que desea a Tamar, pero no sabe cómo conseguirla, y está, por otro lado, Jonadab, que sabe cuál es el plan para que la consiga.
El consejo de Jonadab fue que Amnón fingiera que estaba enfermo y cuando su padre David viniera a visitarlo le dijera que enviara a Tamar, para que ella le preparara algo de comer. Y, efectivamente, cuando David le visitó, él le hizo la petición y Tamar acudió a hacerle la comida. Entonces fue cuando Amnón la forzó y consumó su pasión. Hay dos autores de la violación en este relato, siendo uno de ellos el autor material y el otro el intelectual, necesitando el primero al segundo. Dos hombres sin escrúpulos, que se entendieron a las mil maravillas.
Pero lo que sucedió hace tres mil años sigue siendo vigente hasta el día de hoy y no solamente en el terreno de la codicia sexual sino en muchos otros, tal como vemos en la vida pública, cuando los malignos deseos de unos, encuentran proyección práctica en los turbios manejos de otros, necesitando los primeros a los segundos; o como cuando importantes personajes, que parecen ser los protagonistas principales, en realidad están sostenidos por quienes están en la segunda fila, gracias a los cuales han logrado sus propósitos. Los nocivos deseos y ambiciones de unos, llegan a cumplirse por los siniestros trabajos en la sombra de otros.
Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Codicia el impío la red de los malvados; mas la raíz de los justos dará fruto.’ (Proverbios 12:12). La primera parte del texto enseña el principio de que el impío necesita de los malvados, habiendo una camaradería entre ambos. El impío, por sí solo, no tiene los recursos necesarios para ejecutar sus retorcidos planes, de ahí que ponga sus ojos en el aparentemente infalible método que tienen los malvados, que es su red. La red hace alusión al aparejo físico que sirve para cazar o pescar, pero también a la artimaña con la que se consiguen objetivos. Del mismo modo que la red material captura sus presas, así la red inmaterial atrapa las suyas. Al darse cuenta del potencial que los malvados obtienen con su red, el impío la ansía, para lo cual no dudará en ponerse en contacto y de acuerdo con ellos, a fin de dar cumplimiento a lo que pretende, siendo los adversarios y enemigos neutralizados mediante esa asechanza, que es la red. Y así es como la falta de escrúpulos del impío, encuentra eco en la falta de escrúpulos de los malvados. Sin embargo, el texto guarda silencio en cuanto a los resultados obtenidos, lo cual es muy revelador, pues deja la puerta abierta para pensar que, finalmente, no los hay.
Pero la segunda parte del texto contrasta con la primera, en el sentido de que hay un fruto que la raíz de los justos sí produce; si bien no son los justos, en sí mismos, quienes dan ese fruto, sino su raíz la que les faculta para darlo. Es lo que dijo Jesús: ‘Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto.’ (Juan 15:5).
Hay quienes codician redes de maldad, lo cual les delata, porque pone en evidencia cuál es su catadura moral. Y hay quienes dan fruto genuino, porque han sido injertados en la buena planta.
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