Lo fácil que es difícil y lo difícil que es fácil

Hoy, como ayer, el mensaje de los embaucadores sigue siendo el mismo, teniendo muchos seguidores, que son embaucados porque quieren ser embaucados.

05 DE SEPTIEMBRE DE 2018 · 15:00

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Cuando yo era niño había una poesía, titulada La virtud y el vicio, en una de las enciclopedias que entonces usábamos en la escuela, que decía lo siguiente:

Con diabólico estruendo,

Por su camino,

El Vicio va corriendo

Con desatino;

Mientras despacio

La Virtud va siguiendo

Su eterno espacio.

 

Aquél le grita: -«¿Adónde

Corres tan viva?»

Y la Virtud responde,

También festiva:

-«Repare el majo

Que yo voy cuesta arriba

Y él cuesta abajo.»

Como ocurría en tantos textos que entonces salpicaban aquellas enciclopedias, había una lección moral que se desprendía de esta poesía, en el sentido de que lo que importa no es tanto las prisas o la lentitud en el camino que se sigue, sino el destino final en el que acaba. Pero mucho antes de que el poema fuera compuesto, ya la Biblia había establecido su enseñanza sobre los diversos caminos que hay en la vida, que finalmente se resumen en dos.

La palabra camino es muy importante en el libro de Proverbios, con los otros sinónimos que emplea, como senda y vereda. Evidentemente el uso que hace de esos términos es metafórico, refiriéndose a la conducta continuada que una persona sigue y que, en última instancia, se convierte en su carácter y manera de vivir, con todas las consecuencias que conlleva y los resultados finales aparejados.

El realismo con el que ese libro describe la diferencia entre los dos caminos resulta llamativo, porque uno es fácil y cómodo de seguir, mientras que el otro supone renuncia y abnegación. Pero ese contraste se convierte en paradójico cuando se constata que el camino que en principio parece fácil, en realidad está erizado de dificultades y a la postre termina en destrucción, mientras que el camino que en principio parece difícil, en realidad está bien pavimentado y su final es la dicha y la bendición.

Como el libro de Proverbios es el libro pedagógico por antonomasia de la Biblia, va dirigido principalmente, aunque no exclusivamente, a los jóvenes. Es sabida la importancia determinante que esa etapa de la vida tendrá, para bien o para mal, en cada persona, de ahí los continuados avisos y reflexiones que Proverbios expone sobre el cuidado que hay que poner para no ser extraviado por los engañadores, que presentan lo fácil como lo deseable de principio a fin, escamoteando el lado tenebroso que se esconde detrás de sus seductoras promesas. Y por otro lado, expone también que la renuncia al vicio y la maldad, en aras de la sabiduría y la prudencia, lejos de ser una pérdida, en realidad es una gran ganancia, porque la senda recta no tiene tropiezos, como la torcida, sino que es segura, obrando paz y satisfacción en el que la sigue.

El texto que dice que ‘la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan’ (Proverbios 4:18-19) resume bien la discordancia radical que hay entre los dos caminos. Una discordancia que no solamente se aprecia en la meta de ambos caminos, sino también en su recorrido. Es decir, no hace falta esperar el final, sino que ya en el itinerario se notan los efectos de uno y otro. Mientras que los de uno son perturbación y confusión, los del otro son vida y justicia.

Pero no solamente Proverbios enseña que lo fácil en realidad es difícil y lo difícil en realidad es fácil, sino que Jesús mismo también lo enseñó, cuando habló del camino espacioso que lleva a la perdición y el camino angosto que lleva a la vida.

Hoy, como ayer, el mensaje de los embaucadores sigue siendo el mismo, teniendo muchos seguidores, que son embaucados porque quieren ser embaucados, todos los cuales acabarán en el mismo hoyo de perdición, a menos que haya una conversión a Dios.

En un tiempo de mi vida seguí lo que parecía fácil y los frutos que coseché no pudieron ser peores. Doy gracias a Dios que me abrió los ojos, para entender que lo que él me señala y parece difícil, en verdad es fácil.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Claves - Lo fácil que es difícil y lo difícil que es fácil