Asmoneos y asideos
Helenismo contra judaísmo (VII)
Entre las muchas lecciones que es posible seguir desgranando de la historia de los Macabeos destacan estas otras:
Aunque la resistencia al helenismo en Judea parecía ser homogénea, sin embargo la realidad es que era la mezcla de dos tendencias que con el paso del tiempo se fueron revelando cada vez más distanciadas. Esas dos tendencias estaban representadas por los asmoneos y los asideos.
27 DE MARZO DE 2008 · 23:00
- Los asmoneos eran los descendientes físicos de los primeros Macabeos y con justicia se les podría denominar como la corriente política, siendo su principal objetivo la independencia nacional. Aunque el patriarca de la familia Macabea, Matatías, y su hijo y sucesor, Judas, estaban movidos por profundas convicciones de índole espiritual, sus sucesores en el mando fueron abandonando progresivamente las consideraciones de esa clase para centrarse cada vez más en cuestiones seculares, hasta el punto de que la dinastía asmonea terminó pareciéndose a lo que originalmente había combatido. Para el tiempo de Juan Hircano († 104.C.), nieto de Matatías, la dinastía quedó transformada en una fuerza secular-militar semihelenizada, tanto que su pompa y ceremonial imitaba la de los otrora odiados monarcas helenistas. Aquí hay una gran lección a tener en cuenta: es posible derrotar a un enemigo militarmente y, sin embargo, acabar siendo engullido ideológicamente por él. Esta fue la experiencia de los israelitas en el tiempo de los Jueces, cuando tras haber vencido a los cananeos en el campo de batalla durante el tiempo de Josué, fueron derrotados por ellos en el plano religioso, moral y cultural, al asumir sus creencias y costumbres. O sea, los conquistadores conquistados.
- La segunda corriente que participó en aquella guerra contra el helenismo, los asideos, suspiraba por algo más que la independencia nacional, y por eso se les podría denominar la corriente idealista, cuya aspiración última era la instauración de la teocracia en Judea. No es extraño que a sus ojos el proceso de secularización iniciado por Jonatán, el hermano y sucesor de Judas, fuera una traición a los ideales por los que ellos habían luchado. ´Las aspiraciones nacionales y religiosas judías habían triunfado sobre los helenistas, pero los ideales de los asideos no habían salido victoriosos. Las consideraciones de índole política y económica ocupaban un papel secundario para ellos. Su objetivo había sido la reconstrucción del Reino de Dios y ahora se mostraba tan lejano como siempre lo había estado... Todo lo que se sabe con certeza es que, poco después de que se lograse la independencia política judía, los asideos se apartaron de los asmoneos y abandonaron todos sus alegatos de poder político.´(1) La ruptura, pues, entre los antiguos aliados, asmoneos y asideos, estaba consumada. Solamente habían pasado ocho años desde que la revuelta contra el helenismo comenzara, siendo suficiente tan corto lapso de tiempo para que las dos tendencias se definieran y enfrentaran. ¡Quién iba a decir que el romanticismo original de las primeras operaciones contra los paganos helenistas extranjeros y contra los traidores judíos pro-helenistas, iba a dar paso, a ocho años vista, a un enfrentamiento interno en el seno mismo de lo que comenzó siendo el sector anti-helenista! La corriente política y la corriente idealista estaban todo lo alejadas la una de la otra como podían estarlo.
- Los descendientes espirituales de los asideos se fueron paulatinamente agrupando en dos grandes fuerzas: los fariseos y los esenios. Los primeros nos son bien conocidos, no sólo por su frecuente aparición en los evangelios sino también porque la Mishná, la enseñanza oral judía, es obra suya. Pero a diferencia de sus ascendientes asideos, los fariseos no se van a embarcar en ninguna guerra de liberación nacional. El fracaso de la experiencia Macabea y los tiempos que corrían, con un poder hegemónico -Roma- al que sería suicida enfrentarse, aconsejaban otra estrategia diferente. De ahí que los fariseos se centraran en la conservación, estudio y enseñanza de la Ley, tanto religiosa como civil. Huían de los asuntos de Estado, no se mezclaban en política y evitaban toda asociación con movimientos revolucionarios. Lo suyo era la observancia de la Ley y su propagación. Fue la época de los grandes maestros: Hillel, Shammay, Johanán ben Zakkay, Judas ha-Nasi, etc. Hombres que iban a dejar una impronta indeleble en el judaísmo, cuya huella alcanza hasta nuestros días. La escuela talmúdica y la sinagoga serán las dos grandes instituciones gracias a las cuales el judaísmo sobrevivirá durante siglos. En un sentido, el fariseísmo salvó al judaísmo, al ser la vasija de conservación donde éste pudo retener sus esencias en medio de ambientes ideológicos hostiles. Sin embargo, en otro sentido, el fariseísmo convirtió al judaísmo en un legalismo moralista que era todo lo contrario a lo que Dios se había propuesto cuando dio la Ley y los Profetas. La justicia propia, el orgullo espiritual y el desprecio hacia los que no vivían como ellos, fueron las terribles secuelas que los marcaron, incapacitándolos para, llegado el tiempo del evangelio, recibir lo que venía de parte de Dios. ¡Qué gran lección hay aquí también! Es posible enfrentarse a un formidable enemigo, como era y es el paganismo en cualquiera de sus formas, y casi imperceptiblemente ir reduciendo poco a poco la vida espiritual hasta convertirla en algo meramente moralizante, basado en el esfuerzo humano. La perniciosa consecuencia de ello es doble: se desemboca en la hipocresía y se iguala salvación con moralidad.
1) Enciclopedia del mundo bíblico, Plaza & Janes S.A. Editores
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1 | El helenismo, más que Alejandro Magno | |||
2 | El dios-loco que reinó en Israel | |||
3 | Macabeos y asideos | |||
4 | El perverso helenismo actual | |||
5 | El pensamiento único divide España | |||
6 | Una guerra con tres frentes |
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