Vudú y santería dejan su rastro en parques de Madrid

En los últimos meses ha aumentado considerablemente la presencia de rituales mágicos, vudú y santería en espacios abiertos en Madrid. Estos se dejan notar sobre todo por los restos que recogen cada lunes por la mañana los operarios de limpieza, que ya no se extrañan de encontrar velas, santuarios improvisados o hasta despojos de animales. Lo cuenta el diario 20 Minutos en su edición digital. Los operarios de limpieza explican que es “habitual” encontrarlos en el Retiro, Madrid-Río y la Casa de Campo. El impacto visual es evidente para muchos de los paseantes. Almudena Montero, una vecina de Centro, explica que encontró “una lengua de vaca cosida de alfileres colgada de un árbol”. Algo parecido a lo que le ocurrió a Luis Victorero, residente en Chamberí. “A escasos metros de un parque infantil había una gallina muerta con las patas atadas y sin cabeza”. Para la Policía Nacional, que también confirma el aumento de estas prácticas, los autores de estos rituales son sobre todo inmigrantes africanos y latinoamericanos que tratan de asustar y atemorizar a sus víctimas. “Es algo común entre las mafias, lo usan como extorsión. Especialmente para amenazar a las prostitutas senegalesas, nigerianas o brasileñas que creen en el vudú, la santería, la magia y su posible influencia sobre sus familias”, sostienen los policías. Además, los agentes explican que también es una advertencia para todos los que tienen deudas contraídas con los proxenetas. Sin embargo, la realidad podría ser más compleja. Con el agravamiento de la crisis ha aumentado el acercamiento de la población a lo esotérico, las sectas y los rituales. Sobre todo, se realizan consultas con respecto al trabajo, una preocupación cada vez más común. Por otra parte, estos rituales suelen realizarse en zonas verdes que luego permiten enterrar la mayoría de los objetos utilizados. También se suelen realizar en cementerios o en lugares donde fluya el agua. Otros grupos, como quienes practican los antiguos cultos celtas, se concentran algunas noches de luna llena en la Casa de Campo, según explica la socióloga Ángeles Rubio.