AMENAC, ONG de la iglesia de Marín, ya ayuda a 800 personas

En un primer momento, la entidad nació para dar respuesta a la cantidad de inmigrantes que llegaban a Marín. Se trataba de ofrecer una salida a quienes venían en busca de una vida mejor y que, en un principio, se hallaban en una situación irregular que les impedía asentarse. Amenac ofrecía, y continúa haciéndolo, ropa y comida, facilitando los primeros pasos de una persona recién llegada para incorporarse a la vida en la villa. Con el paso de los años, este servicio primario se extendió entre la población española en situaciones especiales. Es el caso de mujeres maltratadas que están comenzando una nueva vida lejos de sus agresores y que tienen a su cargo una familia, o el de vecinos con grandes problemas económicos que les impiden mantenerse por sí mismos. La mayoría de la gente que acude a su sede, situada en la calle Ezequiel Massoni 19, son hombres inmigrantes procedentes de Marruecos y Ghana, en su gran mayoría, así como de diferentes países de Sudamérica. Sin embargo, cada vez más, ciudadanos españoles acuden a la ONG en busca de ayuda. VOLUNTARIOS Y COLABORADORES Unas quince voluntarias trabajan para atender a todo el que se acerca a la ONG. Cada persona que acude es inscrita en un fichero en el que deja sus datos personales: nombre, país de origen y familiares que dependen de ella. De este modo, las voluntarias reparten las cosas que los vecinos donan de la mejor manera posible. Es una forma de asegurar que cada cual recibe lo que le hace falta y se respeta cierta equidad entre todos los usuarios de este servicio. Desde Amor en Acción se gestiona sobre todo ropa, pero también reparte comida una vez al mes. Todos ellos proceden de la Iglesia Evangélica y del Banco de Alimentos de Vigo, en el que participan empresas de la zona aportando productos que no tendrán salida en el mercado. Asimismo, ejerce de intermediario entre vecinos que desean deshacerse de muebles y quienes los buscan para acondicionar sus nuevos hogares. ALCANCE INTERNACIONAL Curiosamente, la labor de la ONG tiene también un impacto internacional por dos vías. Primero, con la colaboración de Amenac con Global Humanitaria, a quien derivan algunas de las donaciones realizadas por los vecinos. Pero la ayuda llega al extranjero gracias también al envío de materiales que realizan los inmigrantes a sus familias, en sus países de origen. Los bienes que reciben, entre los que se incluyen viejas neveras, son embalados y almacenados en un contenedor que, de forma conjunta, envían a su tierra por barco. La ONG también reserva ropa para varias familias argentinas descendientes de emigrantes gallegos a los que, gracias a vecinos de Marín, se sabe que la necesitan, y se les envía por vía marítima. Así, casi sin proponérselo, Amenac traspasó las fronteras para ayudar. VIDAS CAMBIADAS Muchas han sido las personas que han pasado por la ONG. De ellas, «algunas como Fran, un ghanés que salió adelante», recuerda la presidenta de Amor en Acción, Marta Piñeiro Otero. «Siempre mantuvo a su familia en su país pero luchó por trabajar y, aunque al principio fue difícil pasar tanto tiempo sin verla, ahora vive en el País Vasco y viaja a verles cada año. Además, su mujer se preocupó de que los niños se formaran y su hija mayor estudia Medicina en Acra a la espera de una beca europea», afirma reconociendo que Amenac pone las facilidades pero que son las personas que acuden al centro quienes las aprovechan o las dejan escapar. «Desgraciadamente, con los años hemos comprobado como otras personas no salen del círculo vicioso de pedir». A pesar de todo, asegura que compensa todo el esfuerzo que realizan.