“En la Biblia está el verdadero análisis de los desafíos ecológicos y la única solución”
Conversamos con Miguel Wickham sobre el desarrollo de la COP26 y los desafíos que se presentan para abordar el cambio climático y actuar, y el papel de los cristianos.
ESPAÑA · 08 DE NOVIEMBRE DE 2021 · 16:39
La Conferencia del Clima entra en la segunda semana esperando acuerdos que se traduzcan en compromisos reales. Hasta ahora, se han realizado muchos anuncios por parte de los países que participan, pero todavía se sigue negociando para que el acuerdo final suponga un punto y aparte o -como decía Fernando Forgioni en una entrevista reciente- la COP26 de Glasgow sea una verdadera bisagra que lleve a una etapa diferente, más sostenible y responsable con nuestro entorno.
El documento final tendría que apuntar a reducción de uso de carbón y combustibles fósiles, menos desforestación y una protección mayor de los bosques y espacios naturales, o una partida económica que realmente permita a los países en vías de desarrollo no frenar su crecimiento por causa de no usar masivamente materiales que pongan en mayor riesgo el equilibrio climático del planeta.
Una de las voces importantes en el ámbito de la iglesia evangélica sobre el cuidado de la creación es Miguel Wickham, autor del libro “Ecología y cambio climático”, que también ha escrito varios artículos sobre la situación climática y la respuesta como cristianos en su blog Te(c)ología.
Pregunta. Se suele atender a los acuerdos a los que se llega en conferencias como la COP21 en París o la COP25 en Madrid. ¿Qué valoración haces del cumplimiento de estos acuerdos por parte de los países?
Respuesta. No se han cumplido. Ya terminó mal el COP 25 en Madrid en 2016 al no ponerse de acuerdo las partes sobre la cuantificación y la sincronización de sus Contribuciones a Nivel Nacional (NDCs), que son las acciones climáticas concretas que cada país se comprometió a presentar cada 5 años (hasta 2030). Hasta hace unos días solo una docena de países de las 194 están al día. En el acuerdo de Paris se necesitarían reducciones de emisiones del 30 al 55% para alcanzar el objetivo de un incremento de 1,5 ºC. Con lo que se cuenta hasta ahora (comprometido y prometido) solo se reducirían el 7,5%. De momento sería un subida de temperaturas, en el mejor de los casos, de 2%, pero muchos analistas ven esto muy optimista, dado la falta de compromiso de algunos de los países más contaminantes. Faltaron también acuerdos para cooperación internacional, por ejemplo establecer un mercado internacional de derechos de carbono (como sí funciona en la UE). Los ecologistas ven este concepto como parche y abogan por una transición energética urgente a las energías renovables, como la energía solar, la de viento, y la de hidrógeno.
P. Se espera que en el COP26 se alcancen acuerdos nuevos mundiales que tengan un impacto para frenar el calentamiento global. ¿Es la situación climática actual urgente?
R. Si, la situación climática actual es urgente, (ver PD, agosto 2021), como nos siguen avisando los científicos, y como vemos en los medios de comunicación a diario.
El reciente informe de del IPCC (Sexto, desde 1988) fue muy contundente en esto. Nunca se había visto, en todos los informes, una llamada tan urgente. En los primeros 5 informes estos investigadores siempre se han caracterizado por su templanza, tratando de evitar las exageraciones y conclusiones sin base objetiva, y las palabras mayores, pero yo diría se que en este informe se olía muy claramente el “cabreo”: están muy cansados de la poca respuesta a sus informes de los políticos nacionales, que responde a intereses económicos a corto plazo y la preservación del bienestar de algunos países.
“Los países más ricos no quieren perder su comodidad y nivel de vida”
Los países que están ya sufriendo los efectos del cambio climático, mayormente son de los llamados PMA (Países Menos Adelantados) están ya muy preocupados, viendo que los países desarrollados no firman acuerdos y no cumplen su promesas y compromisos. Una de estas es un fondo anual de 100.000 millones de dólares (una reserva verde) para paliar los efectos. Se llegó sólo a 89 millones anuales, una cantidad sólo testimonial.En definitiva la presión de la industria de energía fósil, la automovilística, cementera, etc a los políticos es solo un reflejo de que los países más ricos no quieren perder su comodidad y nivel de vida. La presión de los lobbies verdes y las ONG es cada vez más grande, pero en Glasgow los altísimos precios de hoteles y apartamentos (1000 euros al día es una media baja) hacen que muchos no puedan estar presentes. Los jóvenes tienen que sufrir el frío y la lluvia escocesa debajo de los puentes!
P. Tras la pandemia, la reactivación comercial e industrial está disparando el consumo energético. ¿En qué medida es posible o sostenible una reducción de la quema de carbón o de otros combustibles fósiles ante una demanda creciente como la que se espera en los próximos años?
R. Sí, y en general en los países de más consumo la gente tiene dinero ahorrado, y están comprando. La industria no da a basto, la demanda supera la oferta en todo, y los precios se disparan. En cuanto a la energía, las situaciones de geopolítica mundial y la enorme demanda de China están creando grandes problemas de suministro y la subida de precios. Estamos pagando la falta de previsión y continua apuesta por las energías fósiles, que se acaban, y no se ha desarrollado aún una transición energética a las energías renovables como se podría haber hecho. Esto crea situaciones económicas y políticas a nivel mundial de inestabilidad que son peligrosas y preocupantes. España es casi totalmente dependiente de energía importada, principalmente de gas argelino por gaseoducto por Marruecos (ahora se teme el cierre) y directamente desde Argelia. mientras que hace años que las energías renovables podrían habernos ayudado en esto e incluso ser exportadores de electricidad (energía solar, y de viento) y posiblemente hidrógeno en un futuro, si se invierte lo suficiente. Pero Francia y la EU acaban de comentar que la energía nuclear y el gas deben de seguir siendo importantes, en este periodo de transición, así que eso reducirá las inversiones en las energías renovables. Falta visión de futuro.
Todo es posible, pero falta visión y voluntad política, un sacrificio ahora que tendrá sus beneficios a más largo plazo.
P. ¿Qué papel pueden tener los cristianos en este contexto?
R. Comparto 3 puntos:
1. Apoyo al máximo, y a las organizaciones que están intentando influir para el bien de los millones que están y estarán sufriendo por el egoísmo de los países más desarrollados. Los cristianos coincidimos en el diagnóstico, pero tenemos unas razones mucho más profundas que sólo la supervivencia de nuestros hijos y nietos y de la raza humana. La creación es de Dios, no nuestra, y debemos reflejar su amor por ella como nosotros la amamos y las cuidamos.
2. Oración: el 8 de septiembre los católicos, ortodoxos orientales y los anglicanos hicieron un llamamiento a la oración por los políticos de la cumbre, y posteriormente hubo un llamamiento de 40 confesiones a aumentar la ambición climática. El cristiano debe clamar a Dios para que los líderes actúen con valor y firmeza, y que salgan de la cumbre acuerdos positivos.
3. Vivir consecuentemente con lo que conocemos de Dios, quien es y que nos pide a nosotros en un mundo sufriente, pero ante todo, de espaldas a Su Creador, y al que sostiene todo. El apóstol Pablo nos recuerda que Cristo es el Creador y sustentador de todo (Colosenses 1:15-20). La Biblia nos llama a amar a lo que Dios ama, su creación entera. Nosotros somos parte de la creación, pero diferente a ella, por a) ser hechos ‘a imagen y semejanza de Dios’ (Génesis 1:26), y b) porque tenemos un mandato, el de administrar y cuidar el Jardín de Dios, como jardineros, mayordomos (Génesis 1:26-28 y 2:15). Nos recuerda que Dios está en control y que en sus manos está el destino nuestro y de los pueblos, y nos llama a volver a El.
“El creyente es llamado a vivir ahora en esa esperanza y realidad, amando y cuidando la increíble creación que Dios ha hecho y sigue manteniendo”
La situación actual de la creación, que ‘gime, esperando su liberación’ (Romanos 8: 20-22) es el resultado de darle la espalda a Dios, y debemos ver los problemas como avisos, (como los profetas del Antiguo Testamento ya anunciaron miles de años atrás en cuanto a las consecuencias de seguir las instrucciones y recomendaciones del Creador). Pero las promesas en la Biblia de cielos nuevos y tierra nueva hablan de una creación completamente transformada cuando Cristo venga otra vez en gloria. El creyente es llamado a vivir ahora en esa esperanza y realidad, amando y cuidando la increíble creación que Dios ha hecho y sigue manteniendo. Porque es suyo, (Génesis 1:1, es ‘muy bueno’ (Génesis 1:31) y porque nos ha encargado su administración como buenos jardineros de su jardín (Génesis 2:15). Esto sólo es posible cuando Dios cambia el corazón del hombre, y esto es por su Espíritu. La verdadera transformación es espiritual, y debe empezar en el corazón. Por ello el cristiano tiene en la Biblia el verdadero análisis de los desafíos ecológicos y del mal en general, y la verdadera y única solución a ella. El Reino de Dios vino cuando Cristo vino a vivir en su creación, y su resurrección confirma y apunta a la nuestra, y al de la creación entera, que espera ser ‘liberada de la esclavitud de la corrupción (Romanos 8:21). Y los súbditos del reino viven cada día en esperanza, en Su poder y en la anticipación y seguridad de que El nos acompaña ahora y que viene pronto.Cito a David Bookless: ‘En la clásica película de Bollywood Salaam-e-Ishq’, hay una escena en la que un héroe improbable, un conductor de taxi de mediana edad de Delhi con mal de amores, es reprendido por su amigo por soñar con su propia ‘Doña Perfecta’. Su respuesta es la siguiente: “No es un sueño…Es un hecho de verdad futura” (‘Sabios con el planeta: atrévete a cuidar la creación de Dios’, por David Bookless (2008), y Andamio editorial, Barcelona, 2019). La esperanza cristiana no es un sueño. Está fundamentada en la realidad de un Dios que crea, sostiene y salva; está basada en fundamentos sólidos. Vaya como vaya el mundo a nuestro alrededor, la esperanza por el planeta es un hecho de verdad futura.
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