Debate en Norteamérica por el uso de tejido fetal en el desarrollo de la vacuna de la Covid-19
Grupos en contra del aborto en Estados Unidos y Canadá han presentado objeciones ante la Administración.
WASHINGTON D.C. · 26 DE AGOSTO DE 2020 · 12:00
El debate sobre el uso de tejido fetal en el desarrollo de la vacuna contra la Covid-19 ha ganado protagonismo durante las últimas semanas en Estados Unidos y Canadá, después de organizaciones en contra del aborto y líderes nacionales de la Iglesia Católica haya presentado objeciones éticas a la Administración en ambos países.
“Es de una importancia crítica que los estadounidenses tengan acceso a una vacuna que ha sido producida de forma ética”, manifestaban en abril miembros de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y representantes de otros grupos religiosos, médicos y políticos, en una carta al delegado de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés), Stephen Hahn. “Ningún estadounidense debería ser obligado a escoger entre vacunarse contra este virus potencialmente mortal y violar su conciencia”, remarcaban. Apenas un mes después, en mayo, la FDA se pronunciaba para señalar que “la incapacidad de utilizar estas células privaría a los Estados Unidos de vacunas que pudiesen salvar vidas”.
En Canadá, la Conferencia de Obispos Católicos del país y 17 colectivos más ya habían enviado en mayo una carta al primer ministro, Justin Trudeau, pidiendo al gobierno que “no cree un dilema ética en la población” y asegurando que “la fabricación de vacunas utilizando líneas celulares humanas demuestra una profunda falta de respeto por la dignidad humana”.
La junta ética de la Casa Blanca recomienda no financiar la mayoría de investigaciones de este tipo
Según la revista Science, hay al menos seis vacunas en proceso que utilizan células de fetos abortados hace décadas. Se trata de las que están desarrollando la empresa CanSino con el Instituto de Biotecnología de Pequín, la de la Universidad de Oxford y AstraZeneca (considerada una de las que se encuentran en estado más avanzado), la de la compañía estadounidense de investigación y desarrolla Janssen, la de la Universidad de Pittsburgh, la de Imunity Bio y NantKwest y la de Altimmune. En el caso de las dos primeras, la cuarta y la quinta, estarían utilizando las células fetales HEK-239, que provienen de un riñón de un feto abortado en Alemania en 1973. También se utilizan las células fetales PER.C6, una línea que se deriva de células de retina embrionarios y que se desarrolla desde 1985.
“El tejido fetal tiene el potencial de acelerar el fin de la pandemia, reducir el sufrimiento humano y permitir a Estados Unidos una mejor respuesta ante las futuras amenazas de salud pública”, han remarcado más de 90 organizaciones médicas, científicas y universidades en una carta enviada el 28 de julio a la Junta Asesora de Ética en la Investigación con Tejidos Humanos Fetales, convocada por el presidente Donald Trump.
Precisamente, este mes de agosto el organismo ha recomendado al gobierno estadounidense que no financie la mayoría de las propuestas de investigación con tejido fetal que se habían realizado. De los catorce planteamientos que el comité estaba estudiando, ha pedido al Congreso y a los Servicios Humanos y de Salud (HHS, por sus siglas en inglés) que trece de ellos sean rechazados.
La decisión del grupo, formado por 15 miembros de los que al menos diez son cercanos a posturas antiabortistas, y encabezado por la presidenta interina de la evangélica Universidad de Taylor, Page Comstock Cunningham, ha sido bien acogida entre diferentes grupos provida. “Esta ha sido una revisión seria sobre la consideración ética del uso de de tejidos fetales humanos en la investigación y llevada a cabo por profesionales altamente distinguidos y con credenciales, siguiendo el proceso establecido en la ley federal”, ha apuntado la vicepresidenta del grupo antiaborto Susan B. Anthony List, Mallory Quigley, que también ha añadido que esperan ver que los Servicios Humanos y de Salud “adopten estas recomendaciones”.
Según el Instituto Charlotte Lozier, diferentes compañías están desarrollando potenciales vacunas contra la Covid-19 sin utilizar tejido fetal, como es el caso de Moderna y del proyecto conjunto entre BioNTech, Fosun Pharma y Pfizer. Dos investigaciones que se encuentran en la fase 3 de ensayos clínicos.
Polémica también en España
En España, aunque no se ha producido un debate a escala nacional ni con organismos oficialmente autorizados, como sucede en Estados Unidos, la polémica del uso de tejido fetal en el desarrollo de ciertas vacunas contra la Covid-19 ha llegado por extensión de unas declaraciones del Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.
“El demonio existe, en plena pandemia, intentando llevar a cabo investigaciones para vacunas. Una de las vacunas se fabrica a base de células de fetos abortados y eso es ir contra el hombre”, señalaba el religioso en una misa el pasado mes de junio. El arzobispado matizó las palabras de Cañizares después, mediante una nota de prensa donde afirmaban que “siendo que existen más de 130 líneas de investigación, lo deseable es que se lograra una vacuna y que se produjera sin abrir dilemas éticos por su producción”.
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