La risa de un niño

Si conoces algo más libre y contagioso que la risa de un niño, por favor, dímelo. No sabes lo que te estás perdiendo si nunca te has asomado a la cuna de un bebé y te ha recibido una cara que se ilumina de manera natural y sin pedir contrapartidas.

24 DE MAYO DE 2008 · 22:00

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Ver reír a un niño con esa risa amplia y llena de inocencia que se rompe en las carcajadas mientras rezuma sencillez, es un simple espectáculo insuperable y muy emocionante. ¿Nunca has oído decir «este niño es feliz, siempre ríe»? No puedo evitar contagiarme cada vez que veo algo así ni que se me escape una sonrisa de satisfacción que, por otro lado, tampoco tengo ningún interés en ocultar. Siento algo muy limpio e intenso en mi interior que no me veo capaz de describir con palabras por más que lo intento. A veces tengo escalofríos que recorren todo mi cuerpo, los ojos se me llenan de lágrimas —de esas que uno intenta secarse disimuladamente— se me hace un nudo en la garganta y hasta tengo muchas ganas de gritar que reprimo, no vayan a pensar los demás que estoy loco. Difícilmente verás a un niño reír por llevar ropa de marca o por tener una habitación de diseño llena de juguetes caros y sofisticados, aunque cabe la posibilidad de que sus padres encuentren en ello un especial motivo de satisfacción. En el origen de esas risas hay cosas menos consumistas pero mucho más importantes. Un niño que ríe es un niño que tiene salud, está sano y su cuerpo está funcionado a la perfección. Sé que hay niños con graves enfermedades que nunca pierden su sonrisa pero ese es otro tema. Un niño que ríe es un niño que casi seguro está bien alimentado —¿tal vez a los pechos de su madre?— y limpio, vestido con la ropa adecuada, aunque sea sin esas adiciones tramposas inventadas por la sociedad de consumo y tan en boga en la actualidad. Un niño que ríe es un niño que sabe de verdad lo que es el amor, el cariño y la ternura, que disfruta de un entorno agradable y sereno en un buen clima familiar. Se siente aceptado, confiado y tranquilo a pesar de no ser del todo consciente ni saberlo explicar. Ponemos cuidados, alimento, limpieza y amor pero a cambio recibimos risas y sonrisas impagables.

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