‘The Chosen’: una crítica (1)
El hecho de que un fenómeno evangelístico adquiera una capacidad de influencia internacional, no debe suponer que renunciemos a la reflexión crítica, sin perder de vista el amor que nos une por el mismo mensaje.
15 DE DICIEMBRE DE 2022 · 19:00
Otros han escrito ya sobre la presencia de la figura de Jesús en el audiovisual. Digno de mención especial es el blog de José de Segovia en Protestante Digital, ‘mARTES’, para extraer una panorámica más amplia de la influencia y la relación de la historia de Cristo con la cultura popular. Por eso, no trato ahora de volver a reseñar y comparar lo que se ha dicho ya sobre el nombre de Jesús en el cine. Sigo pensando que lo mejor que he visto (que no es todo lo que se ha producido) es la miniserie que estrenó National Geographic en la Semana Santa de 2015 con el título de Killing Jesus.
Ahora, el fenómeno The Chosen centra la atención de todos aquellos espectadores que, ya sea por el deleite de su convicción personal, o por su avidez de seguir analizando la pertinencia del relato histórico del evangelio, poseen algún tipo de interés acerca de la figura de Jesús. Y hablo de fenómeno porque la influencia de la serie ha sobrepasado toda expectativa, alcanzando ahora un acuerdo por el que será traducida hasta en 600 idiomas diferentes.
El fenómeno
Como siempre, el formato acompaña al fenómeno. Sería ridículo, por eso, tratar de hacer un análisis por igual de una película de cine como El Evangelio según Mateo, de Passolini (1964), con una serie que concentra elementos diversos de los cuatro evangelios y los dramatiza en diferentes temporadas de distintos episodios, cada uno de ellos de entre 45 minutos y una hora, y que se ajusta a las formas de competitividad de las plataformas de streaming actuales.
En este sentido, cabe recordar que The Chosen parte de una producción que basa una parte importante de su financiación en el levantamiento de fondos. Es el producto estrella de la plataforma Angel Studios, una productora cristiana que define su trabajo como “la construcción de un hogar para historias que amplifican la luz”, y que tiene otras series. Funciona a través de una aplicación específica, de forma gratuita y que incluye otra clase de contenidos ‘extra’ relacionados con el rodaje y la realización de la serie.
Hasta ahora, dicha aplicación permite ver la serie en ruso, árabe y muchos otros idiomas. Aunque la única opción en castellano es el español latinoamericano. No obstante, también se incluyen subtítulos en una amplia variedad de idiomas, sobrepasando así el elemento comercial que la vincula con Netflix, Prime (donde, por cierto, también se puede ver la primera temporada) y otras plataformas del estilo.
La serie tiene sus intenciones, y tampoco las ocultan. En repetido episodios aparece el director y creador, Dallas Jenkins, introduciendo el capítulo y hablando abiertamente de las implicaciones que puede tener lo relatado en la serie con la vida personal del espectador, en un sentido claramente evangelístico.
El reparto está formado por actores desconocidos, algunos de origen oriental, aunque la mayoría de ellos de cultura occidental. Esto es algo que cabe destacar, dado el impacto de la serie y sin contar con rostros reconocidos de Hollywood. Por otro lado, a nivel visual se reconoce un trabajo serie, capaz de competir con la calidad de algunos de los contenidos audiovisuales más populares a día de hoy. La diferencia (positiva, claro) es que con mucho menos dinero.
La cuestión que motiva este análisis, pues, es el hecho de comprobar hasta qué punto la serie está vinculada a una expresión de la fe y la cultura cristiana específica, relacionada más bien con occidente, y cómo esto altera la presentación que se hace de la figura de Jesús y de los relatos del evangelio.
Ingenuidad
Como muchas otras producciones cristianas, The Chosen adolece de una ingenuidad que no es propia del texto de los evangelios. En primer lugar, presenta las historias relacionadas con Jesús con claras apropiaciones culturales de occidente. Jesús es un hombre definido prácticamente siempre con una media sonrisa, que llama a su madre “mami” (Eema, en la serie; lo cual se deduce que es un diminutivo de Em, madre) y que apenas desprende síntomas de la humanidad más básica. Y cuando lo hace es de forma ingenua, quizá para decir que le apasiona el queso de cabra o tan solo para irse a la cama a dormir.
Por otro lado, las tensiones que desprende el texto del evangelio entre los discípulos (baste aquí recordar que era un grupo compuesto por perfiles tan diferentes como el de un nacionalista judío y un recaudador de impuestos para los romanos) quedan descafeinadas entre gestos emocionales y riñas personales.
Si bien no tengo nada en contra de la imaginación (al fin y al cabo es una serie, debemos comprender eso), me pregunto el motivo de algunas decisiones para construir la parte dramática de la historia. Por ejemplo, que Mateo sea un personaje con disfunciones sociales que hoy se asemejarían a las de algún trastorno como el síndrome de Asperger, o que se enamore de una María Magdalena que, después de haber sido liberada de su posesión espiritual por Jesús, amaga con regresar a su vida anterior. Estas construcciones acaban forzando a que se den ciertas escenas en el desarrollo de la historia en las que predomina un exceso de elementos dramatizados, más que la propia narrativa del evangelio, lo cual es el propósito final de la serie.
La cuestión que, quizá, me causa más confusión es la de las asunciones culturales propias de occidente y su aplicación a la cultura judía de la época. En The Chosen, la cultura del tiempo de Jesús es observada como una en la que los maridos y las mujeres se tratan entre sí igual que ahora; los discípulos se asemejan a cualquier cuadrilla de amigotes con perfiles altamente complejos; las mujeres ostentan un espíritu feminista contenido que recuerda a discursos propios del debate actual, y los fariseos son retratados como gentes completamente carentes de sensibilidad y una falta de interés y de afecto natural por todo el mundo.
Estos detalles permiten elaborar una narrativa sobre los evangelios que recuerda a la que muchos hemos escuchado en las escuelas dominicales de iglesias en Europa o en Estados Unidos de pequeños (creo que ambas regiones comparten bastante influencia en cuanto al diseño y la selección de sus materiales). Este ‘excesivo carácter occidental’ en la perspectiva de la historia puede limitar la influencia de un proyecto como The Chosen en otros espacios del planeta, algo que es una ambición del proyecto. Es decir, acaba convirtiéndose en una serie sobre Jesús producida por y para creyentes. Pero a partir del imaginario de un perfil particular de creyente.
El hecho de que un fenómeno evangelístico adquiera una capacidad de influencia internacional, no debe suponer que renunciemos a la reflexión crítica, sin perder de vista el amor que nos une por el mismo mensaje. Esto no quita una parte de reconocimiento positivo alrededor del fenómeno The Chosen, que ocupará el próximo artículo de este espacio.
En el próximo artículo analizaré algunos aspectos que considero positivo destacar de una producción como ‘The Chosen’.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cameo - ‘The Chosen’: una crítica (1)