La Condena (de Jesús y de otros prójimos)

Un texto que nos remite a la degradante condición de quienes se aferran a liderazgos y demás fórmulas de sojuzgamiento.

09 DE ABRIL DE 2020 · 22:00

La sentencia de Jesús, de Frans Francken II (hacia 1603. Museo del Prado).,
La sentencia de Jesús, de Frans Francken II (hacia 1603. Museo del Prado).

Tantos confabuladores, ayer y hoy, expandiendo bulos, fake news y patrañas. Judas Iscariote maquinando su traición junto a los religiosos del Sanedrín, un miércoles que ahora llamamos santo.

En nuestro tiempo, sin necesidad de treinta monedas, much@s se alían, ahítos de mediocridad o ansias de mando y relumbrón, para censurar, condenar y/o atribular al prójimo objeto de su gratuita animadversión o envidia.

Y lo hacen tras creerse cristianos luego de participar en largas procesiones, los unos, o en sonoras oraciones y reuniones cúlticas, los otros. Pero cierto que difícil es practicar el sencillo y fundamental mandato del Poeta-Profeta llamado Jesús: Ama a tu prójimo como a ti mismo.

Recordando lo que los líderes religiosos (y la masa voluble) hicieron con el Amado galileo, escribí este poemita, pensando no en mi caso, como pudiera pensarse tras su lectura, sino en los numerosos prójimos que sufren condenas, inequidades o escarnios por ser heterodoxos o no plegarse a nefastas maledicencias, propias de la mezquindad del ser humano atento a sus privilegios.

El “yo” del poema es el de todos los que sufren tales prejuicios y perjuicios, más dolorosos cuando son cometidos por quienes se denominan creyentes y seguidores del Nazareno.

Seamos buenos, como nuestro Rabí. Y nada de sojuzgamientos, ni siquiera enmascarados con el almíbar de la puesta en escena.  (A. P. A.)

Judas en el Sanadrín (Mural en una iglesia de Padua).

 Judas en el Sanadrín (Mural en una iglesia de Padua)
 

 

 

 

La Condena


Arrodillado ante los cielos,
no hace falta que te hable
cuando afuera canta un gallo
y dentro chillan los demonios.

La escena que ven mis ojos
no la ven quienes te juzgan.
A ti me acerca una condena
que amor devuelve al odio.

Oh Jesús, mírame despacio,
porque la fe no se me acaba
aunque existan unos clavos
que están como buscándome.

Retórname a tu eternidad
sin que se gaste mi corazón.

Jesus before Caiaphas.

 Jesus ante Caifás

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - La Condena (de Jesús y de otros prójimos)