El tremendo peligro de caernos del primer amor
Tal ‘primer amor’ no es el mero sentimiento humano que genera historias románticas, poemas, novelas; y que, a menudo, termina en profundos dolores, separaciones, malos tratos y hasta crímenes y suicidios.
02 DE OCTUBRE DE 2022 · 12:00
El Señor Jesucristo le revela al apóstol Juan1 las características de las siete iglesias del Asia Menor, a fines del siglo primero de nuestra era. Y le manda enviar a cada una de ellas las cartas que aparecen en el libro del Apocalipsis2.
Quien habla es el Señor y cabeza de la iglesia. Quien oye y escribe es hijo de Zebedeo (y de María Salomé, según historiadores) y hermano de Santiago el Mayor (también llamado Jacobo)3; todos ellos vivían de la pesca. Anciano ya, habiendo superado persecuciones, malos tratos y exilio, este obediente servidor del Señor glorificado, era el último de los doce apóstoles con vida. Nos llama a asombro que se dirija a Jesucristo como su ‘hermano’. 4 Además, es el privilegiado representante de los Doce que la Roca de la eternidad5 transformó en vida en los futuros cimientos de la muralla que rodea a la Nueva Jerusalén6.
Por la lectura de esas cartas, entendemos que en esas congregaciones locales los genuinos creyentes en Cristo Jesús no estaban solos, sino rodeados de otros que eran falsos creyentes.
Del diálogo entre Jesucristo y Juan seleccionamos para este artículo, las costumbres o hábitos naturalizados por los que infectaban a la familia de fe con sus costumbres, tradiciones y hábitos seculares.
El objeto de este análisis, es comprobar si hay similitudes entre aquellas siete congregaciones y las actuales; las que se autodenominan ‘cristianas’ o ‘evangélicas’ en todo el mundo.
En este primer artículo abordaremos lo que ocurría en la iglesia de Dios en Éfeso.7
Lo destacable en esta congregación es que su primer amor por Cristo se había enfriado. El Señor le dice a Su iglesia: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.” 8
Tal ‘primer amor’ no es el mero sentimiento humano que genera historias románticas, poemas, novelas; y que, a menudo, termina en profundos dolores, separaciones, malos tratos y hasta crímenes y suicidios. Sin mencionar a las empresas que atrapan a millones de almas sedientas de morbo, con lucrativas series de películas centradas en ese sentimiento endiosado.
No. Para nada se trata de eso. Y, para que nadie dude, el Señor añade: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído”. 9
¡Ah, el primer amor trata de una posición! Es un sitio bien definido en el cual nos afirmamos si ponemos todo el cuidado necesario; o deslizamos y caemos de él, si nos descuidamos.
Dios es amor 10, y manda al creyente a vivir en Él. Toda persona que ha nacido del Espíritu, cree en Jesucristo, recibe el arrepentimiento que conlleva el perdón divino, la remisión de pecado; y Dios se revela a ella como su Padre. Todo el que cree está en la posición de quien obedece con humildad al mandamiento “amarás al Señor tu Dios” 11.
La connotación de este asunto es mucho más profunda que el mero sentimiento humano Quien no obedece tal mandato divino, no tiene necesidad de arrepentirse de nada. Está en la posición de los que viven en pecado, condenados a sufrir la eterna separación de Dios.
Ser o no ser es igual a estar o no estar
La referencia sobre los que se congregaban en Éfeso es que habían sustituido el amor a Dios con otra cosa: costumbres, hábitos o tradiciones humanas.
No siempre escucho oraciones en las que pidamos denodadamente a nuestro Padre, que el activismo no enfríe nuestro amor a Él. Naturalizar el programa eclesiástico puede hacernos caer del primer amor a Dios en una o dos generaciones de creyentes, como ocurrió con los efesios. Los efesios tenían fe; pero habían llegado a automatizarse, como quienes están programados para hacer siempre la misma rutina. Sin darse cuenta: ¡Habían perdido el amor por Aquél que hace nuevas sus misericordias cada mañana!
Los padres tendemos a olvidar que, detrás de nosotros, vienen nuestros hijos. Desde pequeños ellos son todo ojos y todo oídos. Lo que primero aprenden en la vida lo reciben directamente de papá y mamá. Antes que lleguen a la edad de la rebeldía, se formaron en virtud de lo que vieron y oyeron de nosotros. No hay excepción alguna con los padres creyentes. Por el contrario, muy difícilmente quedará oculto a nuestros hijos si tenemos una vida como familia en casa y otra muy distinta en la comunidad de fe. Si los jóvenes huyen de la iglesia, los mayores ¿no les habremos dado los motivos para que lo hagan?
A los no creyentes les explicamos que ‘arrepentirse’ es cambiar completamente de dirección; un cambio de 180º. Significa cambiar nuestra manera de pensar y de actuar.
En este caso, los creyentes en Éfeso son llamados al arrepentimiento por Jesucristo mismo. ¿Otra vez? ¿No se habían arrepentido cuando creyeron en Él? Sí, es la respuesta a las dos preguntas. Necesitaban arrepentirse allá, y ahora por no seguir amando como la primera vez.
Los mayores que habían visto cara a cara a Pablo y a Juan, y siguieron con pasión al Señor Jesucristo al comienzo, quizás ahora no podían entender por qué sus hijos no tenían una fe más fervorosa. Busquemos los motivos de nuestra frialdad para con Dios, antes de justificarnos. Preguntémonos si la sociedad secular no está como está por causa de que muchos que decimos ser ‘cristianos’ estamos funcionando ‘en automático’; como si la inercia organizativa hubiese sustituido al amor por Cristo.
Arrepentirse era el camino para volver a ser lo que el Señor quería de los efesios. Si no lo hacían, el juicio comenzaría por la casa del Señor y su candelero sería quitado. Él es luz y la iglesia es la luz en la tierra. Cuando una iglesia se sumerge en costumbres, tradiciones, y hábitos humanos, deja de alumbrar en el mundo; y el Señor no le dejará el candelero para que lo tenga apagado.
¿No es esta una oportuna exhortación también para nosotros?
Referencias
1. Del hebreo יוחנן Yohanan, que significa “El Señor es misericordioso”, se describe a sí mismo como el ‘discípulo amado’ (Juan 21:20); Apocalipsis 1:9-11.
2. Apocalipsis, capítulos 2 y 3.
3. Mateo 4:21; 10:2; 20:20; Marcos 1:19, 29; 3:17; 5:37; 9:2; 10:35, 41; 13:3; 14:33; Lucas 5:10; 6:14; 8:51; 9:28; 24:10; Hechos 1:13; 12:1,2; Gálatas 2:9;
4. Apocalipsis 1:9.
5. Isaías 26:4.
6. Apocalipsis 21:14.
7. Apocalipsis 2: 1-8. Se cree que el nombre de la ciudad se deriva de "Apasa", el nombre de una ciudad en el reino de Arzawa, que significa "ciudad de la Diosa Madre". Algunos eruditos sostienen que el signo del labris, el hacha de doble filo de la diosa madre que adornó el palacio en Cnosos, Creta, se originó en Éfeso. Sobre la carta del Señor a la iglesia en Éfeso, este autor ha escrito en detalle:
https://protestantedigital.com/agentes-de-cambio/13563/lobos-rapaces-en-la-congregacion
https://protestantedigital.com/agentes-de-cambio/13582/has-caido-dejaste-tu-primer-amor
8. Apocalipsis 2:4.
9. Íbid. 5.
10. 1 Juan 4:7-10, 16; 5:3.
11. Deuteronomio 6:5; 11:1; Mateo 22:37; Marcos 12:30; Lucas 10:27.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Agentes de cambio - El tremendo peligro de caernos del primer amor