Esa extraña y conflictiva pareja

Somos la generación de la cáscara no del contenido. La presión mediática no deja tiempo para la reflexión. Las semejanzas externas pueden ocultar profundas diferencias pues la apariencia inmediatiza sus leyes.

29 DE AGOSTO DE 2015 · 16:25

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Que la diversidad ayuda a enriquecer el conocimiento no se pone en tela de juicio. Pero, a expensas de lo bueno justificar lo malo es un abuso en el que se supone no deberíamos caer nunca.

Estamos acostumbrándonos a ver parejas extrañas por todas partes. Las llamo a mi manera: ‘parejas desparejas’.

Tomemos por caso lo que ocurre con el trigo (izq.) y la cizaña (der.) pareja bíblica de la que mucho se habla, aunque no siempre con fundamento.

Vayamos al diccionario de la RAE para definir este dúo mencionado por Jesús en su doctrina1.

Trigo: Género de plantas de la familia de las Gramíneas, con espigas terminales compuestas de cuatro o más carreras de granos, de los cuales, triturados, se saca la harina con que se hace el pan. Hay muchas especies, y en ellas innumerables variedades2.

Cizaña: Planta anual de la familia de las Gramíneas, cuyas cañas crecen hasta más de 1 m, con hojas estrechas de 20 cm de largo, y flores en espigas terminales comprimidas, con aristas agudas. La harina de su semilla es venenosa3.

Nótese bien la gran semejanza existente entre estas dos plantas en el plano estético. No podía ser menos puesto que ambas pertenecen a la misma familia (digamos que hasta llevan el mismo apellido: Gramíneas). Nos pasa algo parecido cuando nos presentan por primera vez a alguien que nos recuerda a otra persona; y, si resultan ser parientes, justificamos este hecho.  

Profundizar este tema puede ayudarnos a sacar algunas enseñanzas para aplicar a nuestra vida cotidiana. ¿Qué hay en esta relación trigo - cizaña que nos ayude a ser mejores?

La doctrina de Jesucristo

Setenta y nueve son las menciones de trigo en las Sagradas Escrituras. A la cizaña el Evangelio según Mateo4 es el único que la nombra (ocho veces). Es allí que Jesús introdujo el tema que invito a repasar juntos:

“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.
De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.

El que tiene oídos para oír, oiga.” 5

 

El discípulo no siempre entiende a su maestro

Fue necesario que Jesús explicase el significado de esta enseñanza que sus discípulos no habían alcanzado a comprender. Dicho esto, podemos preguntarnos:

¿Qué hacemos cuando no entendemos algo que leemos en las Escrituras?

¿Vamos a Él primero o salimos en busca de una persona ‘que sabe’ más que nosotros?

Muchos desearían haber nacido en los años que vivió Jesús para conocerle físicamente. Pero Él asegura que conviene tener al Espíritu Santo que dejó como un tutor6 pues Él está ‘en’ nosotros.

De la explicación que dio el Señor a los suyos podemos destacar:

1. El dueño del sembradío es símbolo de Dios; único Creador y sustentador de la vida.

2. La siembra del trigo es una tarea diurna.

3. La siembra de la cizaña es nocturna, después que se ha sembrado el trigo.

3. Recién se descubre a la cizaña cuando aparece el fruto (después de la floración).

4. El voluntarismo no basta para eliminar la cizaña. La sabiduría es imprescindible.

5. Dios, no los hombres, es el encargado de separar la cizaña del trigo.

 

Aplicaciones prácticas

Propietario del sembradío. Nos equivocamos si actuamos como dueños del mundo donde actuamos. ‘Yo prediqué’, ‘yo discipulé’, ‘yo trabajé’….Todas estas son expresiones egocéntricas que desplazan al verdadero dueño de la mies. En todos los casos lo hacemos por y para Él.

Una congregación local de creyentes NO pertenece al pastor; tampoco al tesorero, al que más ofrenda o al que más trabaja. Toda iglesia local tiene un solo dueño: Jesucristo.

Una manera usual de competir deslealmente es la de sembrar cizaña en trigales. El fin es debilitar a otros obreros. Todavía se puede apreciar en muchas localidades la encarnizada lucha entre ‘líderes’ religiosos que apelan a cualquier método con tal de ocupar los primeros lugares7.

El verdadero enemigo. Satanás utiliza todo lo necesario para engañar a la iglesia. Su principal ardid es mezclar ‘sus hijos e hijas’ con los de Dios. Cuando en una congregación local celebran porque crece en número, no se tiene en cuenta que muchos de los que ‘se suman’ en realidad ‘restan’. Están los causantes de envidias, reyertas y discusiones inútiles. Si somos ‘muchos’ se hace difícil discernir quiénes son los falsos creyentes de los verdaderos creyentes8.

Nos atacan mientras dormimos. Las horas de sueño del creyente son campo orégano para el enemigo, principalmente cuando nos acostamos cansados después de un largo día de trabajo. Si a ello le sumamos que no abrimos la Biblia, ni oramos,  sino que vemos el fútbol o una película antes de dormir, nuestro sueño deviene en pesadilla. ‘No pude dormir bien anoche, no sé qué me pasó’ decimos o escuchamos decir, sin recordar la enseñanza de la parábola de Jesucristo, ni las cartas pastorales apostólicas9. Dormimos poco o mal y al siguiente día nada parece salirnos bien.

De día no sabemos qué pasa. Si sentimos cierta debilidad o desgano en el trabajo, la escuela, el hogar puede ser el resultado de haber recibido la visita del sembrador de cizaña. Nos encontró el punto flaco y allí nos atacó. Generalmente puede usar de involuntario mensajero a una persona conocida, alguien cercano, de la propia familia y hasta de la iglesia local. Estamos rodeados de seres mundanos y carnales aún dentro de la congregación local quienes - lo sepan o no – nos debilitan e impiden fructificar como el Señor desea.

El diablo no necesita quedarse, él solo siembra la semilla de maldad (sus hijos e hijas) y se va para no ser identificado. Deberíamos recordar siempre que el mal se propaga por sí solo; y que la buena semilla  (los hijos e hijas de Dios) necesitamos de cuidados constantes para no atrofiarnos.

Datos de estar bajo ataques del enemigo. ¿En qué notamos que hemos sido atacados por el enemigo? Menciono algunos datos de mi propia experiencia:

  1. Debilidad en la fe. Desapego por la oración; formas mecánicas de orar repitiendo frases hechas, sin ninguna manifestación o gesto de íntima convicción. Desaliento frente a pruebas cotidianas de índole material, emocional o física. Pérdida del deseo de estudiar la Palabra de Vida. Contradicciones mentales y tendencia a disputar en público.
  2. Deterioro del carácter. Cambios bruscos del ánimo; respuestas desproporcionadas y fuera de lugar a frases poco felices de terceros, aún de aquellos a quienes amamos; pensamientos negativos o de derrota; falta de incentivos y de actitud proactiva.
  3. Conducta errática. Ante circunstancias similares actuar un día de una manera y otro día de otra totalmente diferente, confundiendo a nuestros seres queridos y amigos. Justificar sin necesidad cada una de nuestras palabras, actitudes o sentimientos.
  4. Mengua en el servicio. Comenzar a hacer críticas a los encargados o compañeros en las áreas de ayuda a los demás en las que habitualmente contribuimos, o dejar de contribuir como solíamos hacer antes, sin dar motivos o explicaciones.

Cuando Jesús habla de los distintos ‘rindes’10 de la cosecha de trigo se refiere en particular a este efecto dañino de la cizaña: influye justo en el momento en que debemos fructificar para que la espiga sea pequeña o con pocos granos.

El voluntarismo no siempre sirve. Querer hacer algo en los momentos cruciales no siempre es aconsejable. Al enterarse del estrago hecho por el enemigo, los obreros contratados ofrecieron ir a arrancar la cizaña. La respuesta fue NO. ¿Por qué? Respondo con lo que me enseña mi pequeño huerto. Al crecer la maleza alrededor de las plantas que me son útiles estas sufren consecuencias indeseadas. A veces he intentado arrancar las diversas hierbas silvestres pero sus raíces y tallos están tan adheridos con mi planta que puedo dañarla si intervengo. De hecho me ha ocurrido de perder algunas aún poniendo sumo cuidado al hacerlo.

El dueño del área sembrada la ama tanto que no desea que nada se eche a perder. Él prefiere esperar hasta que ninguno se pierda, dándoles una y otra vez oportunidad para arrepentimiento. En este sentido debemos saber que los elegidos de Dios no lo son para condenación sino para salvación. Para demostrarlo envió al mundo perdido a Su Hijo, la semilla que cayó a tierra y murió para llevar mucho fruto. Si somos trigo, lo somos para Su sola gloria y perfecto gozo11.

No somos cosechadores sino sembradores. Hay una ambición innata en todo ser humano. Se pone en evidencia cuando pregunta “¿Y cuál será mi parte en este negocio?” De allí que la RAE acepte denominar como ‘trigo’ al dinero, o caudal. Queda muy claro en esta parábola que el campo que debemos mirar es el que necesita de sembradores: “la mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos”, nos dice el Señor 12. Cuando tendemos a dejarnos estar porque ‘otros son los llamados para misionar’ se nos hace ver que los campos ya están blancos para la siega13.

Mientras haya tiempo para sembrar, sembremos; porque ya viene el tiempo cuando no se podrá más sembrar. La cosecha no la haremos nosotros sino los ángeles del Señor de la Mies. Ellos recogerán primero la cizaña. Todos aquellos obradores de maldad que nos pusieron piedras de tropiezo en nuestro andar con Jesucristo serán atados en manojos y arrojados al fuego, donde pertenecen, pues sus nombres no están registrados en el Libro de la Vida 14.

No nos toca parte alguna en esto. La venganza es del Justo Juez, no nuestra. Recién “Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre.” 15

Sugiero que nos preguntemos y respondamos a nosotros mismos con honestidad:

¿Qué semilla soy?

¿Dudo muy a menudo si soy hijo(a) del Reino a causa de mi fluctuante fe?

¿Disfruto de la compañía de la cizaña aunque con ello esté comprometiendo mi fruto?

¿Me comporto como cizaña impidiendo que otras personas produzcan buen fruto?

¿Me mantengo en guardia para impedir que el adversario, el diablo, siembre cizaña en mi vida?

¿Soy agente de cambio al servicio del Reino de Jesucristo?

El Señor de la Mies nos ayude a trabajar para su gloria mientras haya tiempo, siendo fieles a Su Palabra, estudiando y compartiendo lo que el Espíritu nos enseña, orando sin cesar.

 

Notas

Ilustración: fotos obtenidas de Google sin copyright.

01. Las parábolas son formas de narrar una verdad por la vía simbólica. El uso de figuras es común en distintas épocas de Israel. Jesús explica a sus discípulos el uso que le da a las parábolas, en Mateo 13:10-17, 34,35.

02. Además: 2. m. Grano de esta planta. 3. m. Conjunto de granos de esta planta.4. m. Dinero, caudal.

03. Aplicase a: 2. Vicio que se mezcla entre las buenas acciones o costumbres.3. f. Cosa que hace daño a otra, maleándola o echándola a perder.4. f. Disensión o enemistad. Meter, sembrar cizaña.

04., Jesús enseña ocho parábolas. El sembrador (3-9; 18-23; 36-43); El trigo y la cizaña (24-30); El grano de mostaza (31, 32); La levadura (33); El tesoro escondido (44); La perla preciosa (45, 46); La red de pesca (47-50); El escriba docto (52).

05. Mateo 13:24-30; 36-43.

06. Juan 16:13.

07. Lucas 14:7 narra la enseñanza de Jesús respecto de esa generalizada búsqueda de ocupar ‘los primeros lugares’. 08. Mateo 7:21,22.

09. Ibíd. 13:42.

10. Marcos 4:8,20.

11. Isaías 53:11; Hebreos 12:2.

12. Lucas 10:2.

13. Juan 4:35.

14. Apocalipsis 20:15.

15. Mateo 13:43.

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